Escepticismo
El mundo occidental, y en particular el europeo, cruza los dedos para que un incidente, fortuito o provocado, no desbarate el alto el fuego en L¨ªbano, conseguido al amparo de la resoluci¨®n 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, alumbrada con f¨®rceps el pasado fin de semana en Nueva York. Evidentemente, la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde. Pero hasta los m¨¢s optimistas admiten que el mantenimiento o ruptura del cese de hostilidades pende de un hilo muy delgado, que no es otro que la voluntad de Ir¨¢n -y, en menor medida, de Siria- de acosar a Israel a trav¨¦s de su apoderado, Hezbol¨¢, hasta conseguir su anhelada desaparici¨®n del mapa de Oriente Pr¨®ximo, cansinamente reiterada por su presidente, Mahmud Ahmadineyad. Y la resoluci¨®n 1701, meritoria en su planteamiento, presenta, desde el punto de vista pr¨¢ctico, m¨¢s agujeros que un queso gruy¨¨re.
En primer lugar, plantea el problema, hasta ahora insoluble, del huevo y la gallina. En un intento de complacer a las dos partes, la 1701 responsabiliza a Hezbol¨¢ del inicio del conflicto por su invasi¨®n el 12 de julio de territorio israel¨ª, con la consiguiente captura de dos rehenes y la muerte de ocho militares hebreos, al tiempo que exige su desarme. Pero a continuaci¨®n pide a Israel una retirada incondicional e inmediata del sur de L¨ªbano. Respuesta de los actores. No me desarmo mientras permanezca un soldado israel¨ª en territorio liban¨¦s, dice Hezbol¨¢. No me retiro totalmente mientras no se produzca el desarme de la milicia chi¨ª y una fuerza de interposici¨®n internacional me garantice que mis poblaciones del norte no son bombardeadas con una media de 200 cohetes diarios, como ha ocurrido desde el inicio de las hostilidades, replica Israel.
En todo caso, ?por qu¨¦ la 1701 va a tener m¨¢s ¨¦xito que la 1559 de hace dos a?os, que igualmente exig¨ªa, con los resultados vistos, el total desarme de todas las milicias armadas de L¨ªbano y el control del sur del pa¨ªs por parte del d¨¦bil Gobierno de Beirut? Porque, arguyen los optimistas, la 1701 va a tener el respaldo de una fuerza armada de unos 15.000 efectivos internacionales, que respaldar¨¢n el despliegue de otros 15.000 soldados libaneses en el sur del pa¨ªs. Y eso no ocurri¨® con la 1559, que era una mera declaraci¨®n de intenciones. ?De verdad? De momento, el Gobierno de Fuad Siniora comenz¨® el jueves el env¨ªo de tropas al sur, pero, por el momento, no llegar¨¢n a la l¨ªnea azul que separa Israel de L¨ªbano y se quedar¨¢n en torno al r¨ªo Litani, 30 kil¨®metros al norte de la frontera israel¨ª, lo que demuestra la debilidad del Ej¨¦rcito liban¨¦s y la fuerza del mini-Estado impuesto por Hezbol¨¢ en el sur.
Pero es que, adem¨¢s, seg¨²n declar¨® el martes a Le Monde el general Alain Pellegrini, jefe de la FINUL (la ineficaz fuerza de interposici¨®n -no por falta de voluntad sino de medios-, desplegada por la ONU en L¨ªbano desde 1978), se tardar¨¢ un a?o en conseguir que el actual contingente de 2.000 efectivos de FINUL alcance los 15.000 previstos.
Y, ?qu¨¦ pasa entretanto? ?Qui¨¦n asegura que Hezbol¨¢ no aprovecha esta tregua trampa para rearmarse y sustituir los proyectiles de medio alcance destruidos por Israel en los 33 d¨ªas de campa?a por otros nuevos? (Miles de cohetes Katiusha de corto alcance, f¨¢ciles de ocultar entre la poblaci¨®n civil, siguen en manos de Hezbol¨¢).
La resoluci¨®n 1701 tiene dos fallos fundamentales. Primero, no tiene la cobertura del Cap¨ªtulo VII de Naciones Unidas, que faculta a las tropas de la ONU a imponer los t¨¦rminos de la resoluci¨®n invocada, sino la del descafeinado Cap¨ªtulo VI, que, pr¨¢cticamente, limita la funci¨®n de los efectivos internacionales a la de meros observadores. De ah¨ª las dificultades para encontrar pa¨ªses voluntarios para integrarse en la fuerza internacional. A nadie le gusta que sus soldados sean blancos est¨¢ticos, sin posibilidad de defenderse ante posibles estallidos de violencia de una u otra parte. Segundo, no hace ninguna referencia a la frontera con Siria, verdadero colador de los suministros de armas iran¨ªes a Hezbol¨¢. Siria juega fuerte. El precio de su asequible implicaci¨®n se llama Gol¨¢n.
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