"Me escandaliza que ediles del PSOE cobren del constructor de Sese?a"
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, de 55 a?os, no ha eludido ninguna pregunta, pese que la entrevista se ha realizado cuando los incendios en Galicia adquir¨ªan proporciones dantescas.
Pregunta. La verdad, se?ora Narbona, es que tiene ante usted un panorama demoledor: Galicia se quema, el Levante no tiene agua, la voracidad urban¨ªstica avanza sin control. Me pregunto qu¨¦ puede hacer una ministra de tan pomposo y ecol¨®gico nombre como carente de poderes reales para atajar la ra¨ªz de los problemas.
Respuesta. No son nuevos los incendios forestales (y mucho menos en Galicia), no es nueva la sequ¨ªa y no son nuevos los problemas de car¨¢cter ambiental. Pero tambi¨¦n es cierto que estos temas no hab¨ªan ocupado nunca la agenda de un Gobierno ni se hab¨ªa desarrollado como hasta ahora una conciencia ciudadana respecto a la necesidad de que haya un modelo de desarrollo ciudadano diferente que no se produzca a costa de la especulaci¨®n y de la destrucci¨®n del territorio. Es a esa ciudadan¨ªa a la que tenemos que dar m¨¢s herramientas democr¨¢ticas y lo estamos haciendo. Adem¨¢s, este Gobierno ha creado una fiscal¨ªa para delitos medioambientales y ha puesto en vigor una ley que le garantiza a los ciudadanos el derecho a participar en el control del medio ambiente.
"No se hab¨ªa desarrollado como hasta ahora una conciencia ciudadana sobre la necesidad de un modelo de desarrollo que no sea a costa de la especulaci¨®n"
"Por primera vez en Galicia se est¨¢ rompiendo la 'ley del silencio', los vecinos son los que han cogido a algunos de los incendiarios 'in fraganti"
"Nunca ha habido un despliegue de polic¨ªa judicial y de investigaci¨®n como ahora para conocer qu¨¦ hay realmente detr¨¢s de los incendios de Galicia"
"Un estudio muestra que un terreno forestal quemado en el pasado pierde su historia y al cabo de los a?os se incorpora silenciosamente al suelo urbano"
"Los Gobiernos de Murcia y Valencia deber¨ªan explicar por qu¨¦ Andaluc¨ªa, Madrid o Catalu?a aprueban decretos para limitar usos no esenciales del agua"
"Es verdad que el Gobierno de la naci¨®n no puede actuar muchas veces como un poder ejecutivo, pero la Administraci¨®n de la justicia s¨ª puede"
P. Todo esto est¨¢ muy bien, pero lo cierto es que no tiene competencias ni poderes reales frente a tanto desastre que deber¨ªa afrontar y que no le es permitido.
R. No tengo todos los poderes que necesitar¨ªa pero tengo algunos, e intento aprovecharlos al m¨¢ximo. Y me refiero, otra vez, a la concienciaci¨®n ciudadana, porque, mire, mientras los espa?oles crean que la ¨²nica forma de que haya actividad econ¨®mica en este pa¨ªs es que su municipio se multiplique por cinco, no hay, no existe, poder p¨²blico que pueda cambiar esa situaci¨®n. Es verdad que no tengo competencias en materia de urbanismo, pero estoy tratando de influir dentro del Gobierno para que la legislaci¨®n b¨¢sica que vamos aprobando condicione m¨¢s el desarrollo urban¨ªstico de nuestro pa¨ªs. Por ejemplo, este Gobierno ha elaborado una nueva Ley del Suelo que establece nuevas exigencias de car¨¢cter b¨¢sico, aunque es verdad que las decisiones urban¨ªsticas siguen estando residenciadas donde est¨¢n.
P. O sea, en los ayuntamientos y en las autonom¨ªas.
R. Es que a esos ayuntamientos y a esos poderes auton¨®micos los eligen los ciudadanos. Pero eso no significa que el Estado pueda eludir sus responsabilidades. Por ejemplo, en la lucha contra los incendios est¨¢ claro que la responsabilidad es de las comunidades aut¨®nomas, igual que todo el ¨¢mbito de la pol¨ªtica forestal. ?Eso significa que el Gobierno no debe, o no puede hacer nada? ?En absoluto!
P. No me negar¨¢ que resulta bastante pobre, y preocupante, que el Estado tenga que colarse por los resquicios que le dejan los otros poderes.
R. Cuando se est¨¢ responsablemente en pol¨ªtica, lo que hay que hacer es utilizar, en cada momento, lo que se tiene, ?no? La legislaci¨®n b¨¢sica es una herramienta, y, por ejemplo, ahora ya no puede haber otro caso como el de Terra M¨ªtica porque con la Ley de Montes hemos prohibido que se pueda cambiar el uso de un suelo quemado durante al menos treinta a?os.
P. Ya. La cuesti¨®n es qu¨¦ puede hacer el Gobierno cuando los poderes f¨¢cticos est¨¢n en los propios Ayuntamientos, que son los que conceden las licencias y recalifican burlando las leyes, inocuas, de ese Gobierno.
R. Desde el Gobierno central se puede incidir sensiblemente a trav¨¦s de la lucha contra el fraude fiscal, por ejemplo. Porque estamos hablando de actividades il¨ªcitas, de dinero negro. Es verdad que el Gobierno no puede actuar muchas veces como un poder ejecutivo, pero la Administraci¨®n de la justicia s¨ª puede.
P. Me consta que usted se lo pens¨® mucho antes de aceptar Medio Ambiente, y que le puso como condici¨®n a Zapatero que no fuera un ministerio "de adorno". Me pregunto si no se habr¨¢ arrepentido de haberlo aceptado.
R. No me arrepiento ni tuve que pedirle a Zapatero que Medio Ambiente no fuera una mar¨ªa en el Gobierno. As¨ª que yo no hablar¨ªa de frustraci¨®n, sino de profunda preocupaci¨®n.
P. Y no le faltan motivos. Porque debe sentirse muy inc¨®moda en ese papel de mosca cojonera de los suyos, que no siempre apoyan sus posiciones, que le deben hacer vud¨² cuando dice que no hay agua para esa aberraci¨®n urban¨ªstica que ha emergido en Sese?a. ?No?
R. Quien me conoce sabe que por muchas dificultades a las que me enfrente, mi forma de ser es de una gran fuerza de voluntad. En el caso de Sese?a, que a m¨ª personalmente y como ministra me parece aberrante, hay que tener en cuenta que ya desde 1992 exist¨ªa un compromiso del Gobierno socialista de llevar agua potable a la comarca de La Sagra, donde est¨¢ Sese?a, y que esa obra no se hizo. Cuando llega el PP, en la Ley del Plan Hidrol¨®gico Nacional pone esa obra, en el a?o 2001, de abastecimiento a La Sagra, pero tampoco hace nada. Y cuando afirm¨¦, y lo sigo haciendo, que no hay agua para Sese?a, me estaba refiriendo a la imposibilidad de atender a corto plazo a ese desarrollo masivo, absolutamente demencial, y no s¨®lo por el problema del agua, porque Sese?a es un caso claro de un modelo de desarrollo que supone toda una serie de efectos negativos desde el punto de vista de la calidad de vida, del uso del espacio.
P. No s¨¦ si se da cuenta de que cinco o seis a?os son vitales para que sus promotores urban¨ªsticos puedan vender los pisos de esa urbe gigante y fantasmal que ha emergido en Sese?a de la noche a la ma?ana. A lo mejor, tampoco sabe que algunos poderes locales y auton¨®micos lo ven con buenos ojos y que a usted la miran por encima del hombro.
R. Yo jam¨¢s hubiera permitido que se construyera algo tan bochornoso como ese conglomerado de ladrillo. Pero no soy ni alcaldesa de Sese?a ni consejera de Urbanismo de Castilla-La Mancha.?Las barbaridades que se est¨¢n haciendo no han dependido de m¨ª, yo s¨®lo me atrevo a plantarles cara desde mi espacio de poder!
P. Los poderes f¨¢cticos del imperio del ladrillo, los poderes municipales que mandan mucho m¨¢s que usted y que todo el Gobierno junto, sus pr¨¦dicas es que se las... No s¨¦ qu¨¦ puede hacer usted frente a esa contundente realidad.
R. Lo que podemos hacer, y estamos haciendo, es acabar con la impunidad a trav¨¦s de unas herramientas que est¨¢n en manos de la justicia y que no hab¨ªan existido hasta ahora, y despu¨¦s, efectivamente, estimular a los ciudadanos para que utilicen el potencial que tienen, que es enorme y que no suelen usar, esas plataformas ciudadanas que han tomado conciencia de que la contaminaci¨®n perjudica la salud y que no todo vale por un puesto de trabajo y que la movilizaci¨®n contra la especulaci¨®n urban¨ªstica es muy ¨²til. Adem¨¢s, la gente tiene que saber que cuando se sature el mercado inmobiliario, que ya est¨¢ dando s¨ªntomas, seguir¨¢ habiendo capacidad de crear empleo en otros sectores.
P. ?Cree que la especulaci¨®n est¨¢ acabando con esa gallina?
R. No s¨®lo lo creo, es que ?en algunos lugares de Espa?a ya se la han merendado! Pero a¨²n quedan sitios en los que es posible impedir que esos poderes avancen, es posible que incluso los alcaldes vean que es contraproducente permitir actuaciones urban¨ªsticas que pueden ser legales, pero que son de todo punto insensatas. Por eso yo conf¨ªo mucho en las movilizaciones ciudadanas.
P. O sea, que usted anima a la gente a luchar contra la mafia del ladrillo con una pancarta.
R. Lo que quiero es dar herramientas de lucha a los ciudadanos. En cuanto a la recuperaci¨®n de esos poderes estrat¨¦gicos por parte del Estado... depende de si el Gobierno al que pudieran revertir esos poderes fuera sensato, o no. Porque ?qui¨¦n garantiza que un Gobierno central no vaya a tener en la cabeza un modelo de desarrollo urban¨ªstico insensato?
P. ?A usted qu¨¦ le parece mayor desafuero, el "monstruo urban¨ªstico" de Sese?a, o que en la lista de los contratados por el constructor haya concejales socialistas?
R. Eso creo que se puede erradicar con una exigencia de incompatibilidades mucho mayor.
P. D¨ªgame, claramente, si a usted le escandaliza, o no, el comportamiento de su partido, de los ediles socialistas, en Sese?a.
R. A m¨ª me escandaliza, y mucho, que ediles del PSOE cobren del constructor de Sese?a. Pero no me ponga en m¨¢s aprietos.
P. No me va a ser f¨¢cil. Porque quer¨ªa preguntarle si no se siente aludida, como parte de esa clase pol¨ªtica que a¨²n anda a la gre?a a costa de los incendios y que tanto escandaliza a los pobres gallegos que lo han perdido todo.
R. Entiendo la desesperaci¨®n de los gallegos. Entiendo su angustia ante unos incendios tan generalizados que, aunque ha habido cada vez m¨¢s medios para hacerles frente, en muchas peque?as aldeas han sido sus propios habitantes los que se han enfrentado al fuego devastador con riesgo de sus vidas, en algunos casos lamentablemente perdidas. Es que en los primeros momentos los medios que hab¨ªa estaban intentando evitar que las llamas entraran en Santiago de Compostela, y es que los incendios de este a?o han tenido unas caracter¨ªsticas muy singulares. Pero, en cualquier caso, entiendo perfectamente que cuando los gallegos ven peligro y no ven cerca a los poderes p¨²blicos, pues desconf¨ªen de ellos y se sientan indefensos. Por eso se han ido ampliando esos efectivos de ayuda, en especial con la presencia del Ej¨¦rcito. Y afortunadamente la situaci¨®n no ha llegado a ser tan dram¨¢tica en t¨¦rmino de p¨¦rdida de vidas humanas como lo fue el pasado a?o en Guadalajara. En cuanto a la contienda pol¨ªtica que se ha producido entre el Gobierno central y la Xunta frente a la actuaci¨®n del PP, yo no voy a caer en la tentaci¨®n de caer en el error del "y t¨² m¨¢s".
P. Mucho m¨¢s peligroso que el fuego ha sido para usted, y para Zapatero, que haya quienes no resistan la tentaci¨®n de comparar esta tragedia con la del PP, con la del Prestige; quienes digan, y no s¨®lo en voz baja, que "donde las dan, las toman", ?no?
R. Cuando estamos viendo c¨®mo arde Galicia, hablar en esos t¨¦rminos me parece inconcebible. Pero si hay que entrar en esa dial¨¦ctica le dir¨¦, sin rodeos, que las manifestaciones que se han producido en las calles de varias ciudades no han sido contra el Gobierno, ni contra la Xunta, sino contra los incendiarios, contra quienes los han provocado. Por primera vez en Galicia, se est¨¢ rompiendo la ley del silencio, los vecinos son los que han cogido a algunos de los incendiarios in fraganti...
P. Pero usted ya se ha tirado a la piscina, se?alando con el dedo a ex empleados de las brigadas contraincendios que habr¨¢n quemado el monte por despecho.
R. No soy tan insensata como para hacer acusaciones sin tener datos fiables. Por lo dem¨¢s, ya el a?o pasado hubo detenciones de personas que respond¨ªan a ese perfil, que no es el ¨²nico, obviamente.
P. Hay otra hip¨®tesis que relaciona la quema de los bosques con los intereses de la llamada mafia del ladrillo.
R. Le hemos dado tanta importancia a esa relaci¨®n entre la desaparici¨®n de la masa forestal y la especulaci¨®n urban¨ªstica como para hacer una Ley de Montes bastante m¨¢s estricta que la auton¨®mica que hab¨ªa hasta ahora.
P. ?Se atreve tambi¨¦n a establecer una relaci¨®n entre los incendiarios y la especulaci¨®n urban¨ªstica?
R. Estamos haciendo un estudio a fondo de este problema que est¨¢ poniendo de manifiesto que cuando se ha quemado un suelo en el pasado, se ha perdido la historia de ese terreno, y al cabo de los a?os, en ese lugar que hab¨ªa sido forestal empieza a crecer la ciudad y esa zona se incorpora, silenciosamente, al suelo urbano. Eso significa que quien haya estado detr¨¢s ha sabido esperar pacientemente hasta conseguir sus objetivos. Esa es la batalla que hemos dado con la Ley de Montes, que es muy restrictiva, y que ha suscitado un rechazo por parte de la derecha yo dir¨ªa que muy elocuente, por decirlo de una forma suave.
P. La verdad es que no hay problema que intente abordar que no choque con una competencia que no le compete.
R. Eso es verdad en algunos temas, pero le aseguro que no me siento sola, porque cada vez hay m¨¢s ciudadanos que son conscientes de que el problema del agua, ya que alude usted a ello, no depende s¨®lo, ni principalmente, de la ministra de Medio Ambiente. Hay cada vez m¨¢s ciudadanos que saben que, en la agricultura, en la que se consume m¨¢s del 80% del agua, hay una tarea pendiente por hacer en este pa¨ªs, que se est¨¢ haciendo ahora, para que no gastemos tant¨ªsima agua. Porque hay respuestas t¨¦cnicas en las que el Partido Popular no ha tenido una prioridad pol¨ªtica porque era much¨ªsimo m¨¢s llamativo hacer el gran tubo desde la desembocadura del Ebro hasta Almer¨ªa. En cambio, con una pol¨ªtica de realimentaci¨®n de regad¨ªos podemos obtener mucha m¨¢s agua, de verdad, como la que podemos obtener a partir del mar, que es la ¨²nica que nunca nos va a faltar. Estoy trabajando para que haya en este pa¨ªs respuestas duraderas a los problemas.
P. De momento, lo que usted ha conseguido es que el problema del agua desencadene una batalla a muerte entre la Espa?a que tiene agua y la que parece estar al borde de morirse de sed... No s¨¦ si ha puesto usted el carro antes que los bueyes carg¨¢ndose el Plan Hidrol¨®gico Nacional sin garantizar antes una alternativa clara.
R. ?Es que no hemos derogado el Plan Hidrol¨®gico Nacional! S¨®lo hemos derogado el trasvase del Ebro, que era una obra que la propia Comisi¨®n Europea se hab¨ªa negado a financiar porque hoy d¨ªa la pol¨ªtica del agua no se puede hacer a base de obras fara¨®nicas, sino de rentabilizar las nuevas tecnolog¨ªas. Y s¨ª se han puesto en marcha nuevas alternativas que han paliado problemas como el del a?o pasado, que fue el m¨¢s seco en much¨ªsimos a?os, porque deber¨¢ usted reconocer que la divina providencia no est¨¢ ayudando demasiado...
P. Es que la divina providencia tiene fama de ser derechas...
R. A la vista de lo visto, sospecho que debe ser as¨ª. Con la puesta en marcha de desalinizadoras el a?o pasado, conseguimos que no hubiera restricciones de agua en toda Espa?a y que hasta ahora tampoco las haya.
P. Pues en Murcia dicen que ya no tienen agua ni para lavarse, y que dentro de poco no podr¨¢n beber, y que a ver por qu¨¦ eso pasa en una autonom¨ªa del PP y no pasa en Andaluc¨ªa, donde los socialistas beben todos, todos.
R. ?No ande usted con bromas, que ¨¦ste es problema muy serio! Mire, yo a la gente de Murcia, que es una comunidad a la que ya he viajado doce veces desde que soy ministra, le dir¨ªa algo muy claro: lo que tiene que explicarle su Gobierno aut¨®nomo, igual que tiene que explic¨¢rselo el Gobierno de Valencia a sus ciudadanos, es por qu¨¦ el Gobierno de Andaluc¨ªa, o el de Madrid, o el de Catalu?a, el a?o pasado, y de forma responsable, aprueban decretos para limitar usos no esenciales del agua, para que haya agua para beber, para ducharse; pero que no haya todo el agua del mundo para regar parques y jardines, o para las fuentes ornamentales o los campos de golf. Porque se puede utilizar agua depurada o restringir esos usos. Que le expliquen a sus ciudadanos por qu¨¦ los Gobiernos auton¨®micos de Murcia y de Valencia se niegan, en redondo, a tomar ese tipo de decisiones. Y le puedo asegurar que, en Andaluc¨ªa, donde s¨ª se han adoptado esas limitaciones, no ha faltado un turista este a?o. Y tambi¨¦n le deber¨ªan explicar a sus ciudadanos, los responsables auton¨®micos de Murcia y Valencia, c¨®mo pensaban que iban a beber este verano si hubi¨¦semos llevado desde el trasvase Tajo-Segura, a Murcia y a Valencia, la cantidad de agua que hab¨ªan pedido para regad¨ªos cuando quedaba poca agua en los embalses de cabecera; se hubieran acabado los trasvases de agua para beber desde hace meses si hubi¨¦ramos aceptado la presi¨®n, brutal, que le han hecho al Gobierno de la naci¨®n para que les di¨¦ramos agua para regad¨ªo que, evidentemente, no pod¨ªa llegar porque eso pon¨ªa en peligro el agua para beber. Esa es la verdad; no hay discriminaci¨®n, hay mala administraci¨®n del agua por parte de los dirigentes de Murcia y Valencia.
P. De lo que s¨ª se le ha acusado, se?ora ministra, es de hacer graves acusaciones sin pruebas respecto a la identidad de la mafia criminal que, supuestamente, ha quemado Galicia. No quiero terminar esta entrevista sin que me diga algo sobre lo que creo que tiene una opini¨®n formada: por qu¨¦ en esta tierra funciona, tan eficazmente, la omert¨¤, esa ley del silencio que lo encubre todo.
R. S¨®lo dir¨¦ una cosa: nunca ha habido en Galicia un despliegue de polic¨ªa judicial y de polic¨ªa de investigaci¨®n como la que hemos llevado a cabo para conocer qu¨¦ hay detr¨¢s, realmente, de los incendios. Y yo estoy segura de que eso dar¨¢ sus resultados m¨¢s temprano que tarde. En cuanto al silencio, pienso que en Galicia todav¨ªa persiste una sociedad muy caciquil, muy rural, una situaci¨®n muy vulnerable y deprimida econ¨®micamente en el campo. La pobreza, la desinformaci¨®n, el aislamiento del territorio ha podido explicar que subsista esa omert¨¤ a la que usted se refiere.
P. ?A qu¨¦, a qui¨¦n, le tienen miedo los gallegos?
R. Yo dir¨ªa que los gallegos le tienen miedo a su propia debilidad. Por eso la tendencia a no complicarse la vida, a entenderse con esos poderes de los que hemos hablado en esta conversaci¨®n todav¨ªa es muy fuerte. Pero le aseguro que nunca como hasta ahora los ciudadanos gallegos est¨¢n apoyados por un Gobierno nacional y auton¨®mico que est¨¢ empe?ado en darles respuestas y, sobre todo, herramientas legales para defenderse.
P. La cuesti¨®n es cu¨¢ndo vamos a saber la verdad, toda la verdad.
R. Desde Presidencia, desde el Ministerio del Interior se les est¨¢ pidiendo a las personas que est¨¢n trabajando en la investigaci¨®n tenacidad, eficacia y rapidez. Pero eso va a depender mucho de cu¨¢ntas personas est¨¦n decididas a colaborar, a hablar; de cu¨¢ntas personas dejen, por fin, de tener miedo en Galicia.
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