Evocando a Thomas Mann

Cuando nos dicen que un pueblo tiene balneario, y que ¨¦ste se halla a mil metros sobre el nivel del mar, en seguida evocamos La monta?a m¨¢gica, porque somos as¨ª de sentimentales. Nos gustar¨ªa ver, claro, a Hans Castorp fumando impert¨¦rrito sus Maria Mancini, asistir a una conferencia del doctor Krokowski sobre el amor, ver entrar dando un portazo en el comedor a Clawdia Chauchat o aprender algo ante una discusi¨®n entre Settembrini y Naphta.

En realidad, en Benassal (Alt Maestrat) llaman balneario a un reba?o de hoteles donde se hospedan los visitantes que vienen a tomar las aguas de la fuente En Segures. Esta agua medicinal puede encontrarse tambi¨¦n embotellada en cualquier punto de su distribuci¨®n comercial, pero es bonito ver las colas que forman ante la fuente aquellos que siguen creyendo que no hay nada como pasar el verano garrafa en mano, como hu¨¦spedes anacr¨®nicos de la Belle ?poque.

Benassal es como un oasis entre las sedientas monta?as del Maestrat

Benassal es como un oasis entre las sedientas monta?as del Maestrat y Els Ports. Esa fuente que mana en las estribaciones del Tossal del Montc¨¤til, en un n¨²cleo de extraordinaria confluencia de rayos y truenos (y donde se forman, por tanto, tempestades wagnerianas), es el origen de su singularidad, y tambi¨¦n de toda su riqueza.

Hasta el siglo XVIII, sin embargo, las ¨²nicas que se beneficiaban de estas aguas eran las ovejas. Es en este tiempo cuando los lugare?os se aperciben de las propiedades del l¨ªquido, y comienza su tradici¨®n exportadora. Su primer propagandista a gran escala fue mos¨¦n Salvador Roig, quien dej¨® escrito que el agua de Benassal es "diur¨¦tica, atenuante, resolutiva, aperitiva, dulcificante, diluente, emoliente, absorbente, refrigerante y desobstruente, antiflog¨ªstica, antip¨²trida, antiherp¨¦tica, antiescorb¨²tica y antisifil¨ªtica". Esta agua m¨¢gica pod¨ªa emplearse, adem¨¢s, contra "ardores de h¨ªgado, ri?ones, vejiga, uretra y afecciones ven¨¦reas, contra herpes, erysipelas, esquirros, cancros, edemas y engorgitaciones, contra diarreas, dysenterias, tenesmas y dem¨¢s acrimonias de los humores, contra hydropesia incipiente, clorosis, histerismos, priapismo, gonorreas y enfermedades cr¨®nicas".

Qui¨¦rese decir que el agua es buena, y por eso en 1927 fue declarada de utilidad p¨²blica y el balneario funciona desde 1930. Recuerdo que hace a?os un amigo poeta sol¨ªa pasar el mes de agosto en una de las casas que se alquilan a los veraneantes, y yo le visitaba s¨®lo para poder asistir al espect¨¢culo de esas peque?as procesiones que se formaban ante la fuente. Creo que hab¨ªa algo de supersticioso en esa hidrofilia: la gente no s¨®lo buscaba librarse de las piedras en el ri?¨®n, sino tambi¨¦n acceder a un estadio de espiritualidad que s¨®lo la pureza de ese l¨ªquido pod¨ªan garantizar.

Estos tristes sedientos distan mucho de comprender que un buen balneario debe ser una patria -sea la de Thomas Mann, sea la de M¨¤rius Torres-, y que la vida es una enfermedad infecciosa de la materia que ni siquiera el agua m¨¢s pura es capaz de redimir. La lecci¨®n de Hans Castorp es que hay que buscar el amor all¨¢ donde se encuentre, y aprovechar ese oasis antes de la destrucci¨®n total.