"?D¨®nde iremos ma?ana?"
La oleada de 'sin papeles' en Canariaspone en evidencia las diferencias entre extranjeros de primera y segunda
El puerto de Los Cristianos acoge extranjeros de primera y de segunda. En la madrugada del pasado domingo al lunes, sobre la una y media de la noche, atracaba un barco de Salvamento Mar¨ªtimo repleto de inmigrantes subsaharianos. Diez horas m¨¢s tarde, en el mismo muelle, un gigantesco ferry con su tripa al descubierto tragaba turistas y veh¨ªculos para llevarlos al resto de Islas Canarias. Los primeros, indocumentados seg¨²n el t¨¦rmino policial, llegan extenuados, desorientados y deshidratados. No se sabe cu¨¢nto tiempo hace que se echaron a la mar ni exactamente de d¨®nde vienen, aunque los pocos que hablan lo hacen en franc¨¦s. La mayor¨ªa han perdido su calzado. La minor¨ªa trae una mochila como ¨²nico equipaje. Los segundos, generalmente brit¨¢nicos y alemanes, son la versi¨®n antag¨®nica de un mundo desigual. Cargan en el barco coches de alquiler, maletas, tablas de surf y sombrillas.
"Hay inmigrantes que son expulsados y vuelven a intentarlo", asegura la polic¨ªa
El domingo por la noche Salvamento Mar¨ªtimo rescat¨® a 88 subsaharianos que viajaban a bordo de un cayuco en mal estado a 67 millas al sur de Tenerife. En el puerto de Los Cristianos todos se prepararon. En estos casos, hay tiempo suficiente pero no se pierde ni un minuto. En el muelle, Protecci¨®n Civil y Cruz Roja montan dos tiendas de campa?a y se preparan para un en¨¦simo desembarco. Como en una obra de teatro mil veces ensayada, no hay un solo detalle que escape de su control. O casi ninguno: "No sabemos su estado de salud hasta que llegan", explica Ricardo, un voluntario.
Oswaldo Lemus es el coordinador del equipo de Cruz Roja que espera en Los Cristianos. A sus ¨®rdenes tiene un m¨¦dico, un enfermero y un conductor. Adem¨¢s, casi una veintena de voluntarios, entre ellos una enfermera. En el suelo esperan decenas de bolsas de bienvenida. Dentro, un pantal¨®n de ch¨¢ndal, una sudadera con capucha, sandalias y una manta. Tambi¨¦n hay galletas y t¨¦ caliente. Desde el puerto se observa el paseo mar¨ªtimo y una hilera de hoteles iluminados. De all¨ª llega el eco de los otros extranjeros, que se divierten, pasean, bailan, juegan a las cartas y hacen planes. "Where will we go tomorrow?" (?D¨®nde iremos ma?ana?), se preguntan.
El ruido martilleante del motor del Conde de Godomar, un buque de color rojo de Salvamento Mar¨ªtimo, anuncia la llegada a Europa de 88 personas. Quiz¨¢ algunos ya conozcan Canarias. "Nos hemos encontrado casos de inmigrantes que son expulsados y vuelven a intentarlo", cuenta Luis Carri¨®n, comisario jefe del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Puede que otros sean menores de edad. Creen que hay dos. Finalmente son ocho.
Tras una lenta maniobra, el barco atraca en Los Cristianos. Un polic¨ªa sube y eval¨²a el estado de los inmigrantes. El agente lleva mascarilla y guantes de pl¨¢stico por razones sanitarias. Nadie toca directamente la piel oscura de estos hombres. Es un d¨ªa tranquilo. Se atiende a dos personas por hipotermia, de la que se recuperan pronto, y a otras dos por contusiones en una cabeza y una rodilla.
"Suelen venir bastante bien, aunque ¨²ltimamente hemos tenido la desgracia de que ha llegado alg¨²n fallecido", recuerda Jos¨¦ Gerardo Garc¨ªa, responsable de Protecci¨®n Civil. "Faltan medios; ponemos mucha fuerza de voluntad y toda nuestra experiencia, pero echamos en falta mejores condiciones para estas personas", se queja Garc¨ªa. "Falta sitio donde alojarlos, lugares donde ducharse seg¨²n llegan y, a veces, medicamentos y comida", revela.
Uno a uno y con un orden y educaci¨®n que muchos europeos quisieran, los subsaharianos descienden del Conde de Godomar. Un voluntario de la Cruz Roja les da una peque?a palmadita de ¨¢nimo en el pecho. Un subsahariano responde, tambi¨¦n mediante signos. Junta las manos, sonr¨ªe y da las gracias. Protecci¨®n Civil ayuda a los m¨¢s d¨¦biles. Otros caminan descalzos por su propio pie. Muchos cojean, entumecidos por la larga y penosa traves¨ªa por el Atl¨¢ntico.
Antes de entrar, una voluntaria, tambi¨¦n de la Cruz Roja, sonr¨ªe y les entrega una bolsa por persona. En unos minutos, todos se deshacen de su ropa mojada y sucia. En su mirada se aprecia el cansancio, pero tambi¨¦n la determinaci¨®n por llegar a Europa. Mirarles frente a frente es darse cuenta de que frenar la oleada de inmigrantes es casi imposible. El blanco de sus ojos resalta precioso en la oscuridad de la noche. Una enfermera cuida de esa belleza y echa colirio en algunos ojos enrojecidos. Mientras algunos devoran galletas otro suplica: "?De l'eau, de l'eau!" (?Agua, agua!). En ese momento, un polic¨ªa pregunta: "?Senegal?". La mayor¨ªa responde afirmativamente. A las tres y media de la madrugada, dos autobuses esperan para trasladar a los inmigrantes a comisar¨ªa. La burocracia se pone en marcha. Un m¨¢ximo de 72 horas en comisar¨ªa y no m¨¢s de 40 d¨ªas en un centro de internamiento. Despu¨¦s, la expulsi¨®n o el traslado a la Pen¨ªnsula.
Como los turistas brit¨¢nicos, estos 88 subsaharianos deben de preguntarse en el autob¨²s: "On ira o¨´ demain?" (?D¨®nde iremos ma?ana?).
Otro muerto, dos d¨ªas despu¨¦s
Un grupo de voluntarios de la Cruz Roja hall¨® el pasado domingo el cad¨¢ver de un inmigrante subsahariano en el fondo de una embarcaci¨®n que hab¨ªa llegado el viernes a Gran Canaria con dos muertos m¨¢s y 79 supervivientes. El hallazgo se produjo cuando los miembros de la Cruz Roja volvieron a la piragua en busca de chalecos salvavidas y otros objetos.
En el momento del rescate nadie avis¨® de que hab¨ªa un tercer fallecido, que permaneci¨® dos d¨ªas m¨¢s en la barca. El cad¨¢ver pas¨® inadvertido para los servicios de emergencia que asistieron al resto de los ocupantes.
Cuando se produce la llegada de una embarcaci¨®n con inmigrantes, la prioridad del dispositivo de emergencia es asistir a las personas que van a bordo, seg¨²n fuentes del instituto armado. Despu¨¦s, se efect¨²a una primera inspecci¨®n de las barcas, de las que se sacan los efectos personales de quienes las ocupaban.
La piragua en la que se encontraban los tres cad¨¢veres fue rescatada a primera hora de la tarde del viernes a siete millas al sur de Gran Canaria por dos lanchas de Salvamento Mar¨ªtimo y una patrullera de la Guardia Civil. Los inmigrantes con vida fueron transbordados a las embarcaciones del Instituto Armado y Salvamento Mar¨ªtimo, desde donde se los llev¨® hasta el puerto.
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