Maitena: "He heredado de mi madre el 'sincericidio"
Yo hab¨ªa disfrutado con el humor de Maitena, pero lo que m¨¢s me fascinaba es que fuera tan guapa. Lo coment¨¦ en una cena y me acusaron de machista. "La ¨²nica mujer a la entrevistas en la revista de agosto y te fijas en su aspecto. ?Por qu¨¦ no has dicho lo mismo de Faemino?", me pregunt¨® una amiga. "Porque no me parece tan guapo", le respond¨ª. "Pues en la foto que vi en tu entrevista parec¨ªa mono", me solt¨®. "Fue un error. Aquel era Cansado", le aclar¨¦. Empezamos a hablar sobre lo inconveniente de decir la verdad y me pareci¨® un buen tema para charlar con Maitena.
Pregunta: D¨ªgame algo que sea verdadero.
Respuesta: Hace a?os, en el pueblito de Uruguay donde vivo, tomaba grapas con El Chino, un descendiente de los indios Charr¨²as, medio artesano, medio jardinero y medio brujo. Convers¨¢bamos de esas cosas trascendentales que se hablan cuando se est¨¢ borracho, y acabamos hablando de la verdad. Dije que la verdad no exist¨ªa, porque era relativa. ?l me miro con sus ojos finitos y dijo: "S¨ª que hay una verdad: pasarlo lindo".
P: Pues los cient¨ªficos afirman que hay otras verdades. ?Qu¨¦ le parece?
R: Admirable. Siempre me asombraron las personas con inquietudes, con vocaci¨®n y tenacidad, y que quieren saberlo todo. A m¨ª con que la lamparita el¨¦ctrica se encienda me basta. Nunca me interes¨® saber c¨®mo lo hace.
P: ?La verdad aunque duela, o tampoco hay que pasarse?
R: Yo la prefiero, pero tambi¨¦n son v¨¢lildas las mentiras para no lastimar.
P: Por ejemplo, en el amor.
R: S¨ª. Hay cosas que nadie quiere escuchar de la persona amada. Pero eso no es lo mismo que "ojos que no ven, coraz¨®n que no siente", que es una estafa.
P: D¨ªgame una verdad que le haya hecho da?o saber.
R: Que si mi m¨¦dico me hubiese hecho una ecograf¨ªa de rutina durante el embarazo hubiera sabido que ten¨ªa placenta previa y mi hija no se hubiera muerto en el parto.
P: ?Y una verdad que le haya alegrado conocer?
R: Que la vida empieza a los 40.
P: Pues yo tengo 37. ?No estoy vivo a¨²n?
R: Claro que s¨ª, hombre, pero que sepas que tendr¨¢s vida cuando los cumplas, y mucho despu¨¦s.
P: Me tranquiliza. ?Hubo mentiras que le hicieron feliz?
R: S¨ª. Que las drogas y el alcohol son divertidos.
P: ?Y busc¨® usted la verdad en alguna ocasi¨®n?
R: Mis padres eran fachas. La informaci¨®n que recib¨ªa de ellos durante la dictadura -gobierno militar, dec¨ªan- no ten¨ªa nada que ver con lo que ocurr¨ªa. Cuando empec¨¦ a trabajar, a los 17, vi una realidad muy diferente, y averig¨¹¨¦ lo que pasaba en mi pa¨ªs. Fue doloroso. Y que mi padre me lo negara fue muy duro.
P: ?Y sigue buscando la verdad a¨²n?
R: Tengo tendencia a querer llegar al fondo de las cosas.
P: ?La sinceridad est¨¢ bien, o es una coartada para decir maldades?
R: Yo he heredado de mi madre algo que mi marido llama sincericidio, que es una mezcla de sinceridad y suicidio y que a veces se parece peligrosamente a la maldad.
P: ?Y no lo es?
R: Creo que no. Es una incontinencia del inconsciente, lo que tampoco es ninguna buena noticia.
P: Pero usted tambi¨¦n dir¨¢ mentiras, imagino.
R: S¨ª. Antes de ayer, en el aeropuerto, me preguntaron si ten¨ªa algo para declarar y dije que no. Pero ten¨ªa la maleta llena de chiles picantes y aj¨ªes amarillos y verdes. Son¨® la alarma y revisaron la maleta, pero ?no me encontraron nada!
P: Bueno, fue una mentira justificada.
R: S¨ª, porque si les dec¨ªa que ten¨ªa esas cosas me las iban a quitar y nada me gusta m¨¢s que cocinar un buen cebiche con el rocoto que le corresponde.
P: ?Cu¨¢ndo ha sido la ¨²ltima vez que le han cantado las
verdades a usted?
R: Ni me acuerdo. ?ltimamente todos me dicen cosas maravillosas de m¨ª misma.
P: ?Y son verdad?
R: Por supuesto que no.
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