El cronista que avis¨® de la tragedia

"HA LLEGADO el momento de irnos. Quemar¨¢n nuestros libros pensando en nosotros. Si uno se llama Wassermann, D?blin o Roth no puede esperar m¨¢s. Tenemos que marcharnos, para que s¨®lo prendan fuego a los libros". Este clarividente llamamiento de Josep Roth a un amigo, en el Berl¨ªn de junio de 1932, ejemplifica hasta qu¨¦ punto el novelista y periodista intuy¨® el ascenso de los nazis al poder y la cat¨¢strofe que se avecinaba. Medio a?o despu¨¦s, Roth abandonaba la capital alemana, poco antes de que Adolf Hitler fuera nombrado canciller tras ganar las elecciones.

Roth no s¨®lo fue un notable testigo de la ¨¦poca en su calidad de periodista, sino que su talla de narrador llev¨® al prestigioso cr¨ªtico Marcel Reich-Ranicki a considerar la novela La marcha Radetzky una de las mejores escritas en alem¨¢n de todos los tiempos. Obras como la citada o como La leyenda del santo bebedor o La tela de ara?a han sido llevadas al cine y han convertido a Joseph Roth en uno de los escritores alemanes m¨¢s trasladados a la pantalla.

Obligado como tantos otros intelectuales de la ¨¦poca a marchar al exilio, Roth se traslad¨® a vivir a Par¨ªs donde muri¨® en 1939 a los 45 a?os. Detr¨¢s quedaba una extensa y brillante trayectoria como periodista y como escritor, que se vio adem¨¢s recompensada con el ¨¦xito comercial y el reconocimiento de un p¨²blico amplio. Desgraciadamente su temprana muerte, a causa del alcoholismo, le impidi¨® disfrutar de su triunfo.