Las dos rutas de Cavaco Silva
Portugal, uno de los pa¨ªses m¨¢s desiguales de Europa, lucha por modernizarse y salir de la crisis
Poco despu¨¦s de tomar posesi¨®n como presidente, en marzo pasado, An¨ªbal Cavaco Silva anunci¨® que emprender¨ªa por todo el pa¨ªs la llamada Ruta por la Inclusi¨®n para conocer de cerca a los colectivos m¨¢s olvidados entre los 10 millones de portugueses. Poco despu¨¦s, decidi¨® visitar tambi¨¦n, quiz¨¢s para dar un car¨¢cter did¨¢ctico a su periplo, el "otro Portugal", el pa¨ªs moderno y din¨¢mico de las empresas, la ciencia y la investigaci¨®n. Las dos rutas de Cavaco han mostrado muy claramente que la Portugal del siglo XXI es, como dicen las estad¨ªsticas, uno de los pa¨ªses m¨¢s desiguales de Europa. Y tambi¨¦n que, aunque la intenci¨®n de sus gobernantes es reducir la asimetr¨ªa, en muchos casos esa brecha parece todav¨ªa un abismo.
"El corporativismo es una de las grandes lacras estructurales del pa¨ªs", dice un pol¨ªtico
La realidad lusa de los espejos c¨®ncavos es bien conocida: la envejecida y adormecida Portugal del interior versus la pr¨®spera y moderna de las urbes costeras; la Portugal de las autopistas espl¨¦ndidas y muy caras versus esa misma Portugal que, cuando se dejan atr¨¢s los peajes, apenas tiene se?ales indicativas; la Portugal de las ¨¦lites cultas y viajadas versus la que encabeza la tasa europea de abandono escolar y se ve desbordada para atender a los ancianos, las mujeres y los ni?os marginados...
La Portugal masiva que depende de un Estado empleador (en 1999 se contaron 716.418 funcionarios, en un pa¨ªs con 10,5 millones de habitantes) y precario benefactor -hay 2,5 millones de pensionistas, pero la pensi¨®n m¨ªnima en 2005 fue de 196 euros y la media no super¨® los 259, por debajo del umbral de la pobreza- contra la Portugal ambiciosa y emprendedora que prefiere emigrar...
?Alguien se atreve a decir cu¨¢ntas portugales esconde Portugal? ?Alguien podr¨ªa definir Portugal?
Hace unas semanas, durante los festejos del 50 aniversario de la Fundaci¨®n Gulbenkian, el soci¨®logo Ant¨®nio Barreto se atrevi¨® a hacerlo. Ante las m¨¢s altas instancias pol¨ªticas del pa¨ªs, ese enorme y l¨²cido pesimista dijo que la independencia de la Gulbenkian, el m¨¢s importante faro civil de la cultura, la ciencia y la educaci¨®n, es un bien muy escaso en el pa¨ªs. "En un pa¨ªs marcado por la omnipresencia del Estado, por una econom¨ªa olig¨¢rquica, por una Iglesia hegem¨®nica, por partidos pol¨ªticos inseguros y por unas clases medias con poca historia y parcos medios, la independencia es un bien raro", proclam¨® Barreto.
El diagn¨®stico parece quiz¨¢ demasiado apocal¨ªptico para un pa¨ªs que est¨¢ integrado en la UE y en el euro, que presume de tener pueblos modernos y relucientes; intelectuales y cient¨ªficos de nivel mundial, profesionales bien formados, pol¨ªticos con altas responsabilidades internacionales como Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso o Ant¨®nio Guterres, colegios p¨²blicos con banda ancha, universidades de cierto prestigio, poetas y escritores de primer orden, una prensa libre e hipercr¨ªtica con el poder, un Gobierno comprometido con la modernizaci¨®n, multinacionales como Siemens, empresas como Renova, Caf¨¦s Delta, Sonae, Amorim, Compal o Portugalia (la mejor l¨ªnea a¨¦rea regional de Europa por sexto a?o consecutivo) que compiten sin complejos en Europa y el mundo...
Pero, al mismo tiempo, la descripci¨®n de Barreto refleja bien la esquizofrenia que acosa a un pa¨ªs que muchas veces parece escindido en dos talantes opuestos: uno din¨¢mico, capaz, vital, moderno y optimista, que cree y trabaja duro por un porvenir mejor; otro doliente y quejoso que parece incapaz de creer en el futuro, o empe?ado en el "cuanto peor, mejor".
Seg¨²n Ant¨®nio Costa Pinto, investigador del Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa, ese dualismo es una constante hist¨®rica. "Una de las caracter¨ªsticas de esta sociedad es su desarrollo dual, la enorme brecha que existe entre unas ¨¦lites cosmopolitas y esclarecidas y unas masas muy pobres y rurales. Aunque con la democratizaci¨®n en los a?os setenta y la integraci¨®n en la UE en los ochenta", a?ade Costa Pinto, "el salto social fue evidente, y la modernidad empez¨® a entrar en los discursos de los intelectuales, sigue habiendo una gran divergencia entre la realidad que viven segmentos de la poblaci¨®n y lo que se lee en la prensa".
Ant¨®nio Vitorino, diputado y miembro de la Comisi¨®n Pol¨ªtica del Partido Socialista, cree que en este momento la realidad lusa est¨¢ en una fase especialmente enrevesada. "Primero, estamos en pleno ajuste de las finanzas p¨²blicas. Por suerte, tenemos la ventaja de pertenecer a la UE; la entrada en el euro fue una bendici¨®n: hay muchas familias endeudadas, pero con intereses asumibles".
Seg¨²n un reciente estudio del Centre for Economic Policy Research (CEPR), el euro fue en efecto una bendici¨®n para Portugal: la adopci¨®n de la moneda ¨²nica hizo que los intercambios comerciales del pa¨ªs con los restantes miembros de la zona euro aumentasen un 28% respecto al periodo 1993-2003. El valor est¨¢ muy por encima de la media de los 12 pa¨ªses del euro, que se sit¨²a en el 10%.
Pero a pesar de todo, contin¨²a Vitorino, el pa¨ªs anda despistado ante la necesidad urgente de redefinir "el patr¨®n de especializaci¨®n econ¨®mica". "El modelo de salarios bajos no tiene futuro, y eso supone que la industria tradicional (textil, calzado...) va a seguir perdiendo puestos de trabajo. Hay que invertir para reconvertir a esos trabajadores, pero muchas veces, por edad o educaci¨®n, es muy dif¨ªcil".
En tercer lugar, el ex comisario europeo de Justicia e Interior cree que lo m¨¢s urgente es cambiar la mentalidad del pa¨ªs para poder competir y dejar de liderar las estad¨ªsticas de desigualdad social, asimetr¨ªa entre regiones y falta de calificaci¨®n laboral: "Tenemos algunas empresas de excelencia pero muchos empresarios que gestionan mal sus negocios. Y problemas reales, como la pobreza extrema de muchos ancianos, que ahora por fin est¨¢n recibiendo ayudas, o el fraude fiscal. Aunque eso quiere decir tambi¨¦n que tenemos grandes Bolsas de peque?a econom¨ªa sumergida que no salen en las estad¨ªsticas".
Seg¨²n algunas estimaciones, los peque?os trabajos sin factura suponen ya en torno al 25% del PIB. ?Ser¨¢ entonces que mucha gente en Portugal se queja de vicio? "Bueno, eso es una tradici¨®n nacional, no hay m¨¢s que o¨ªr un fado para darse cuenta", dice Vitorino bromeando.
Costa Pinto matiza un poco m¨¢s el car¨¢cter de ese lamento: "El fatalismo de la clase intelectual sobre el destino de Portugal, su actitud defensiva ante Espa?a, la vocaci¨®n atlantista y una capacidad de autocr¨ªtica feroz son los grandes ejes end¨¦micos del discurso culturalista en un pa¨ªs que, al rev¨¦s que Espa?a, no sufre crisis de identidad nacional".
Seg¨²n los analistas, el Partido Socialista acomete las impopulares reformas que la derecha no se atrevi¨® a hacer para reducir una Administraci¨®n elefanti¨¢sica.
Enorme y, lo que es peor, muy corporativa. Antonio Vitorino afirma que "el corporativismo es una de las grandes lacras estructurales del pa¨ªs, un problema mayor incluso que la rigidez del mercado laboral".
Una econom¨ªa lenta pero segura
La ventaja del Gobierno portugu¨¦s, que lleva un a?o aplicando su duro programa de ajuste, mientras trata de incitar a la empresa privada a profundizar en la Agenda de Lisboa (Investigaci¨®n, Innovaci¨®n, Desarrollo), es que el panorama econ¨®mico est¨¢ mejorando lento pero seguro.
Tanto el Fondo Monetario como la Comisi¨®n Europea han certificado que la econom¨ªa lusa est¨¢ en la senda adecuada, y algunos datos avalan el optimismo de esa tesis, aunque como dice el diputado socialista Ant¨®nio Vitorino, el Gobierno juega en el dif¨ªcil equilibrio pol¨ªtico de "tener que animar a la gente sin crear demasiadas expectativas a corto plazo, porque muchas de las reformas estructurales no dar¨¢n resultados hasta que acabe la legislatura".
De todos modos, y a pesar de la crisis del petr¨®leo, tambi¨¦n ese corto plazo parece lanzar mensajes positivos. La econom¨ªa ha mejorado en julio por s¨¦ptimo mes consecutivo; la previsi¨®n de crecimiento para 2006, que el Gobierno situ¨® en un 0,8% del PIB, ha sido elevada por el Banco de Portugal y el FMI hasta el 1,2%; y las exportaciones, el sector crucial, dirigen el motor de la recuperaci¨®n: las ventas exteriores han mejorado por primera vez en cinco a?os en el primer semestre, y el Banco central estima que la producci¨®n lusa dirigida al exterior crecer¨¢ un 8,4% en 2006 (sobre todo hacia Espa?a, Alemania y Angola).
Claro que si o¨ªmos a la oposici¨®n socialdem¨®crata, a los columnistas que cada d¨ªa se autoflagelan y flagelan al pa¨ªs desde los peri¨®dicos y las televisiones, a los partidos de la izquierda y a sus sindicatos, la cosa cambia. El l¨ªder de los socialdem¨®cratas, Marques Mendes, ha definido al primer ministro como "el hombre del zapping al rev¨¦s: va de anuncio en anuncio sin pararse en ning¨²n programa".
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