El gen competitivo
Ahora que se ha descubierto la secuencia del genoma humano, habr¨ªa que investigar cu¨¢l de sus millones de unidades dota o priva del gen de la competitividad. Porque la clave tiene que estar por ah¨ª. Se entrena el tiro, la defensa, el ataque... Pero ?c¨®mo entrenar la competitividad? Reconozco mi desconocimiento sobre esta materia. Observo jugadores y equipos y distingo sin dificultad a unos y otros. Jugu¨¦ con Fernando Mart¨ªn, uno de los m¨¢s sobresalientes en esta faceta. Por encima de sus valores t¨¦cnicos, fue la que le convirti¨® en grande. Pero vino con ella. Pienso en muchos argentinos. ?Les ense?¨® la vida, el colegio o nacieron as¨ª? Grecia les mete un carro a los chinos. ?Por qu¨¦ los griegos sacan petr¨®leo de su no excesivo talento? A Yao Ming le encierran y castigan de dos en dos. No se hace respetar. ?Lo lograr¨¢ alg¨²n d¨ªa? El mejor de la historia, Michael Jordan, era un talento sobrenatural. Ten¨ªa f¨ªsico, una mano prodigiosa y conoc¨ªa los secretos del juego. Pero lo que le hizo superlativo, esa voluntad de ser mejor cada d¨ªa..., ?le vino de su padre, de su madre o de la diosa naturaleza? Viv¨ª una ¨¦poca del baloncesto europeo en la que yugoslavos y sovi¨¦ticos formaron equipos que todos recordamos. Si hablamos de talento, por cantidad y posible desarrollo los del sempiterno Gomelsky ten¨ªan que haber dejado seco al resto. Pero Yugoslavia cant¨® tantos o m¨¢s t¨ªtulos que su adversario. Comparas a gente como Volkov, Walters, Tijonenko e incluso el m¨ªtico Sabonis con Slavnic, Kikanovic o los Petrovic y concluyes que ¨¦stos ten¨ªan algo de lo que aqu¨¦llos, por razones culturales, pol¨ªticas o ambientales, no contaban. Llam¨¦mosle competitividad. Es tan f¨¢cil de detectar como dif¨ªcil de definir.
Al deporte espa?ol casi siempre se le neg¨® esta cualidad hasta los Juegos de Barcelona 92. "Cuando llegue el momento cumbre, fallar¨¢n", se dec¨ªa. Pero en esa cita aparecieron un mont¨®n de deportistas y equipos libres de ataduras y miedos. A la vez, surgi¨® Indur¨¢in. De repente, algo hab¨ªa cambiado. Y ahora contamos con una de las representaciones deportivas m¨¢s numerosas y exitosas y en casi todas las especialidades tenemos algo que decir. Pero la sombra del f¨²tbol es alargada y sigue presente el s¨ªndrome de los cuartos. La Espa?a baloncest¨ªstica juega hoy contra Lituania y el t¨®pico. Las derrotas en los ¨²ltimos Mundiales y los Juegos de Atenas 04 han sacado a relucir que tambi¨¦n es extensible lo que nuestra historia futbol¨ªstica ha fundamentado como una verdad absoluta. Resulta injusto. ?O acaso Gasol no ha demostrado su enorme capacidad de competidor? ?Cu¨¢ntos partidos al filo ha ganado Navarro? ?No es Calder¨®n un jugador que se crece ante la adversidad? ?No sabe Garbajosa competir? Pienso que, cuando muchos de ustedes lean esta reflexi¨®n, quiz¨¢s Espa?a haya ca¨ªdo frente a Lituania. Eso no invalidar¨ªa el razonamiento. El equipo espa?ol seguir¨¢ formado por hombres que no tienen miedo, que han dado muestras de soportar la presi¨®n, que necesitan la competici¨®n al m¨¢s alto nivel para probarse, que tienen altas miras y saben c¨®mo conseguirlas. No s¨¦ de d¨®nde lo mamaron, pero s¨ª que individual y colectivamente llevan en su mapa gen¨¦tico la marca de los campeones. Eso no asegura el ¨¦xito, pero, de no poseerlo, el impacto deportivo y social que han logrado ser¨ªa imposible.
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