Natascha Kampusch: "?l no era mi amo. Yo era igual de fuerte"
La joven austriaca que permaneci¨® ocho a?os secuestrada no se considera una v¨ªctima
La joven austriaca de 18 a?os Natascha Kampusch, huida la semana pasada de un secuestro de m¨¢s de ocho a?os cerca de Viena, se resiste a ser una v¨ªctima. En una carta a los medios de comunicaci¨®n le¨ªda ayer por su psiquiatra en Viena, Natascha dice que no tiene la sensaci¨®n "de haberse perdido nada", pide respeto a su vida privada y reitera que contar¨¢ su historia cuando se sienta preparada. A?ade que s¨®lo quiere hablar por tel¨¦fono con sus padres.
Kampusch fue secuestrada por el ingeniero Wolfgang Priklopil a la edad de 10 a?os, cuando iba al colegio el 2 de marzo de 1998. El raptor hab¨ªa construido un zulo debajo del garaje de su casa unifamiliar, donde la ni?a vivi¨® ocho a?os. Priklopil, de 44, se suicid¨® tir¨¢ndose a la v¨ªa del tren al descubrir que Natascha hab¨ªa huido.
No quer¨ªa que le pillaran vivo. "?l no era mi amo. Yo era igual de fuerte, pero, simb¨®licamente hablando, me llevaba en volandas y me trataba a patadas. Sin embargo, y eso lo sab¨ªa ¨¦l y lo sab¨ªa yo, se equivoc¨® de v¨ªctima", dice Natascha sobre la relaci¨®n con su secuestrador. "Nunca le llam¨¦ amo, aunque ¨¦l lo deseaba. Yo creo que lo deseaba, pero realmente no lo dec¨ªa en serio", a?ade m¨¢s adelante.
La joven, que vivi¨® 3.097 d¨ªas en cautividad, defiende su derecho a la intimidad. "Mi habitaci¨®n estaba suficientemente habilitada. Era mi espacio, y no estaba hecho para mostrarlo p¨²blicamente", se?ala. El d¨ªa a d¨ªa con el secuestrador lo describe como algo rutinario: "El d¨ªa a d¨ªa estaba estructurado: casi siempre desayun¨¢bamos juntos -¨¦l no sol¨ªa trabajar-. Labores dom¨¦sticas, leer, ver la televisi¨®n, conversar, cocinar... As¨ª fue, durante a?os. Todo ello vinculado al miedo a la soledad", explica comprensiva sobre su secuestrador, que estaba desempleado.
Sobre su situaci¨®n actual, Kampusch dice sentirse bien en el lugar secreto en el que est¨¢ alojada temporalmente, "quiz¨¢ un poco tutelada", reconoce. Seg¨²n adelant¨® ayer su abogada, Monika Pinterits, Natascha se mudar¨¢ pronto a un piso tutelado, donde tendr¨¢ contacto con j¨®venes de su edad. "Mucha gente se est¨¢ ocupando de m¨ª", a?ade Natascha en su carta.
"He decidido que s¨®lo quiero tener contacto telef¨®nico con mi familia", a?ade. Los padres de Natascha se hab¨ªan quejado el fin de semana pasado de que no s¨®lo no pod¨ªan ver a su hija, sino que ni siquiera se les informaba de su paradero. "Natascha est¨¢ otra vez encerrada. Eso es horrible para m¨ª", declar¨® su madre, Brigitta Sirny, en entrevista con el diario austriaco Kurier. Sirny no cre¨ªa que el aislamiento actual de su hija fuera voluntario. Respecto a los medios de comunicaci¨®n, Natascha precisa: "Yo decidir¨¦ cu¨¢ndo ponerme en contacto con periodistas". La joven y su familia enfrentan fuertes presiones para que cuenten r¨¢pidamente los ¨²ltimos ocho a?os de su vida.
"Fue una parte de mi vida"
Seg¨²n expresa en la misiva, Natascha no se siente v¨ªctima de Wolfgang Priklopil, cuya muerte dice que no hubiese sido necesaria. "?l fue una parte de mi vida. Por eso, de alguna manera me entristece su muerte. Naturalmente, es cierto que mi juventud es diferente a la de otros, pero en principio no tengo la sensaci¨®n de haberme perdido nada. Me he ahorrado algunas cosas, no haber comenzado a fumar y a beber y no haber tenido malas amistades".
Natascha aclara algunos datos aparecidos en la prensa. "Realiz¨® el secuestro solo, todo estaba preparado", aclara. La polic¨ªa investiga si hubo posibles c¨®mplices. "Luego habilitamos juntos la habitaci¨®n, que no med¨ªa s¨®lo 1,60 metros de altura", dice sin rastro de rencor. "Por cierto, despu¨¦s de la fuga no llor¨¦. No hab¨ªa motivo para estar triste", a?ade con frialdad. "Su madre y yo pensamos en ¨¦l", concluye Natascha.
"Mi intimidad me pertenece"
Secuestrada a los 10 a?os por un hombre de 36, todo apunta a que Natascha fue, tarde o temprano, v¨ªctima de abusos sexuales por parte de su raptor. Aunque ella sostuvo ante una agente de polic¨ªa a la que se sincer¨® que lo hizo todo voluntariamente, Natascha estaba psicol¨®gicamente dominada por un hombre adulto que durante toda su pubertad y adolescencia fue su ¨²nica persona de referencia.
Si bien comprende que tiene que contar a la polic¨ªa hasta los detalles m¨¢s delicados, Natascha est¨¢ dispuesta a defender su intimidad de las garras de la prensa. "Todos quieren hacer preguntas ¨ªntimas. A lo mejor se lo cuento alguna vez a una terapeuta o a alguna otra persona, cuando sienta la necesidad de hacerlo; pero puede que no lo haga nunca. Mi intimidad me pertenece s¨®lo a m¨ª", reclama en la carta le¨ªda p¨²blicamente ayer por su psiquiatra en Viena.Lejos de parecer una pobre indefensa, Natascha muestra en la misiva que est¨¢ dispuesta a hacer respetar sus derechos. "Soy consciente de que tienen ustedes curiosidad y quieren saber m¨¢s detalles sobre las circunstancias en las que viv¨ª. Pero les quiero asegurar por adelantado que no quiero ni voy a responder a preguntas sobre detalles ¨ªntimos o personales. Voy a demandar cualquier violaci¨®n voyeurista de las fronteras de lo personal por parte de quien sea. Quien lo intente se puede ir preparando", amenaza la joven con gran seguridad en s¨ª misma.
"Lo ¨²nico de lo que la prensa me tiene que proteger es de las eternas calumnias, las malas interpretaciones, la pedanter¨ªa y la falta de respeto hacia m¨ª", exige. Natascha est¨¢, en opini¨®n de su psiquiatra, Max Friedrich, "gravemente traumatizada".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.