Todo el horror
Todos los ingredientes del horror se han juntado en el terrible parricidio del s¨¢bado en Osuna: un hombre que asesina a tiros a su mujer y a su hija embarazada telefonea a otros hijos para decirles "ah¨ª ten¨¦is vuestra herencia" e intenta luego, sin ¨¦xito, suicidarse. Todo ello envuelto en el horror de 30 a?os de malos tratos a la familia, y de miedo a que la tragedia llegara alg¨²n d¨ªa. Temor cumplido: apenas dos semanas despu¨¦s de ser denunciado por primera vez, Francisco Lucena mat¨® a su mujer y a su hija en la vivienda de ¨¦sta. All¨ª se hab¨ªa refugiado la mujer tras rechazar uno de los hogares de acogida previstos en la ley.
El caso es tambi¨¦n una muestra de las dificultades que en la pr¨¢ctica presenta la protecci¨®n de las mujeres amenazadas, por muchas que sean las previsiones de la ley que aspira a ello. El juzgado hab¨ªa dictado la correspondiente orden de alejamiento, que el asesino incumpli¨®, y la Guardia Civil hab¨ªa requisado sus escopetas de caza. Pero se agenci¨® otra -con los ca?ones recortados- para cumplir la amenaza que profiri¨® una semana antes, cuando su mujer inici¨® los tr¨¢mites de separaci¨®n. Con estas dos mujeres son ya m¨¢s de 50 las asesinadas en lo que va de a?o. En 2005 eran, a estas alturas del a?o, 37, y en 2004, 43.
Se comprueba una vez m¨¢s que la eficacia de la ley depende menos de su precisi¨®n que de los medios disponibles para su aplicaci¨®n. La aprobada a fines de 2004 se denomin¨® integral porque combina aspectos preventivos, asistenciales y sanitarios con los estrictamente penales: agravaci¨®n de penas, consideraci¨®n como delitos de comportamientos que antes se consideraban faltas, etc¨¦tera. En delitos de este tipo, con un fuerte contenido pasional -el 20% de los asesinos se suicida tras el crimen-, el componente disuasorio de la ley no siempre es efectivo; pero seguramente s¨ª lo es en las fases iniciales, y de ah¨ª que los expertos recomienden presentar denuncia ante las amenazas y coacciones que casi siempre preceden a las agresiones.
Una gran dificultad es garantizar los medios de protecci¨®n necesarios cuando el juez dicta una orden de alejamiento: no es lo mismo su efecto cuando el maltratador se va a un hotel que cuando se va a dormir al coche. Pero un tratamiento singularizado de las medidas de protecci¨®n exigir¨ªa m¨¢s medios. Los juzgados especializados en violencia de g¨¦nero est¨¢n sobrecargados de trabajo, seg¨²n declararon algunos de sus titulares al cumplirse, a comienzos de verano, su primer a?o de funcionamiento. El balance en n¨²mero de mujeres asesinadas es desolador, pero no puede ser el ¨²nico baremo para juzgar la eficacia de la ley: cuentan tambi¨¦n las muertes evitadas (cuyo n¨²mero es imposible de saber) gracias a las denuncias (unas 120.000 al a?o) y las situaciones de maltrato a las que se ha puesto fin.
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