Peligros
El tard¨ªo reconocimiento de la serie 24 (Antena 3) por parte de los premios Emmy quiz¨¢ tenga que ver con la evoluci¨®n pol¨ªtica de Estados Unidos. Cuando la serie planteaba inc¨®modas hip¨®tesis sobre peligros presidenciales y corrupciones en los servicios secretos incomodaba casi tanto como gustaba. En los ¨²ltimos a?os, sin embargo, la distancia entre la ficci¨®n de la serie y la realidad es casi nula y el estr¨¦s antiterrorista que retrata se ha convertido en costumbre. 24 exprime la tensi¨®n colectiva y se sumerge, con una intensidad asfixiante, en este esp¨ªritu de cuenta atr¨¢s permanente de ataques qu¨ªmicos y artefactos a punto de explotar que, por desgracia, son moneda corriente en los informativos. Pese a su calidad formal, es imposible relajarse con 24, y dudo que los pol¨ªticos norteamericanos con responsabilidades en la seguridad la vean con buenos ojos.
Cuentan que durante la Guerra del Golfo de 1991 el presidente George Bush padre sol¨ªa relajarse viendo cap¨ªtulos de la serie Fawlty Towers, protagonizada por John Cleese (esa delirante comedia en la que el personaje de camarero, Manuel, era un emigrante de Barcelona que se convirti¨® en mexicano cuando la serie se estren¨® en Espa?a en las cadenas auton¨®micas). Bush no ten¨ªa mal gusto. Otros pol¨ªticos, en cambio, mantienen con la televisi¨®n una relaci¨®n que no podr¨ªamos calificar de relajada. En 1989, S¨¦gol¨¨ne Royal escribi¨® un libro demoledor sobre c¨®mo los ni?os deber¨ªan estar protegidos de los peligros de la violencia y el sexismo televisivos. "La televisi¨®n crea la ilusi¨®n de que podemos prescindir del esfuerzo y del tiempo para acceder al conocimiento", escrib¨ªa. Entonces Royal era dur¨ªsima con los medios, pero ahora que aspira a la presidencia la necesitar¨¢ y no podr¨¢ pensar en los efectos que su presencia pueda tener en la futura estabilidad mental de los ni?os. Unos ni?os que, tal como est¨¢n las cosas, pronto tendr¨¢n dificultades para distinguir en qu¨¦ se diferencia 24 de un documental sobre la lucha antiterrorista.
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