Pearl Jam recupera el clasicismo del rock en Badalona
El grupo norteamericano se alza con un triunfo indiscutible
Las camisetas de ases del baloncesto como Margall o Villacampa vibraban en lo alto del pabell¨®n municipal de Badalona. Abajo, el p¨²blico se despeinaba con el tremendo poder exhibido por seis m¨²sicos que en el escenario hac¨ªan que todo lo que ten¨ªan ante s¨ª se moviese desplazado por la presi¨®n del sonido. Eran Pearl Jam en el primero de los tres conciertos que tienen previstos en Espa?a, el segundo de los cuales se celebra hoy mismo en el Azkena Rock de Vitoria.
Tras seis a?os sin pisar territorio europeo para mostrar la tersura de su m¨²sica, Pearl Jam parece que han llegado al Viejo Continente con la intenci¨®n de aplanarlo con unas actuaciones absolutamente arrolladoras. Ayer, en un pabell¨®n lleno hicieron precisamente eso, imponerse mediante la enorme solidez que tienen como banda paseando su potencia por medio de un concierto que entrever¨® cl¨¢sicos del grupo con una presencia de su ¨²ltimo disco bastante testimonial. Pese a ello, fue como si este disco, que representa una suerte de refundaci¨®n de su sonido apelando a las virtudes del clasicismo rockero, planease por encima de toda la actuaci¨®n.
Fieles a la costumbre que les conduce a cambiar casi todo su repertorio de una actuaci¨®n a otra, Pearl Jam abrieron en Badalona con Inside job, un tema cuya potencia no hac¨ªa presagiar lo que iba a desatarse los siguientes minutos. No tuvieron ning¨²n reparo en asestar hachazos a las primeras de cambio, servidos por temas como Corduroy, World wide suicide, primera parada en su ¨²ltimo disco, o Animal. Para quien haya visto un concierto de rock nada m¨¢s decir que el paroxismo deb¨ªa estar muy cerca.
Apenas repuestos de la primera traca el p¨²blico se meti¨® entre pecho y espalda temas como Even flow, Whipping o Better man. La sensaci¨®n de estar en un concierto de rock cl¨¢sico, con sus solos de guitarra, su solo de bater¨ªa, la potencia de un sonido de singular pegada y la entrega de un grupo que parec¨ªa desga?itarse en cada tema, alentaron a un tipo de p¨²blico que ve c¨®mo en la escena internacional el rock parece ir perdiendo protagonismo. En este sentido, la actuaci¨®n de Pearl Jam fue como volver a encontrarse con unos ap¨®stoles que predicaban con traza una verdad inalterada, la verdad del rock de toda la vida.
Incluso gestos como el de Eddie Vedder, cantante y l¨ªder de la banda que lament¨® no poder hablar en castellano, ayud¨® a la empat¨ªa entre grupo y p¨²blico, que en la recta final de la primera parte del concierto alcanz¨® su cenit en Life wasted, la pieza que abre el ¨²ltimo disco de la banda.
Y todo ello, la empat¨ªa, la potencia, la entrega, el ritual del sudor manando sobre los instrumentos, el feliz reconocimiento de los hits, su masiva entonaci¨®n, se produjo gracias a unos m¨²sicos que adem¨¢s, consagrando la est¨¦tica rockera de la autenticidad, no fundamentaron su ofrecimiento en un espect¨¢culo deslumbrante. La austeridad de un escenario sin alardes, cerrado por una media circunferencia bast¨® para que Pearl Jam se alzasen con un triunfo indiscutible.
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