Compensaciones a¨¦reas
El Consejo de Ministros aprob¨® ayer una generosa medida compensatoria para los miles de ciudadanos que resultaron perjudicados por el conflicto de los trabajadores de tierra de Iberia el pasado 28 de julio en el aeropuerto de El Prat. Que el ciudadano sea compensado con prontitud es de justicia. Que deba hacerlo el Gobierno a expensas de litigar luego con Iberia, eso ya es harina de otro costal, aunque resulte comprensible, ¨²til y relativamente satisfactorio para el usuario. Todo indica que el Ejecutivo ha reaccionado ante la evidencia de que los mecanismos de reclamaci¨®n habituales no funcionan con fluidez. As¨ª evita el bochorno de las dilaciones previsibles. Los ciudadanos que prefieran esa indemnizaci¨®n al litigio tendr¨¢n la oportunidad de acogerse a ella, y quienes consideren que los perjuicios no quedan suficientemente compensados deber¨¢n litigar por su cuenta y riesgo.
La medida llega la misma semana en que ha comparecido en el Parlamento catal¨¢n el delegado del Gobierno, Joan Rangel, para explicar las razones que llevaron a las fuerzas de seguridad a no intervenir frente a un colectivo de trabajadores que ocuparon las pistas del aeropuerto barcelon¨¦s y boicotearon los movimientos de los aviones con actuaciones que rozaron el vandalismo, como plantar veh¨ªculos en las pistas o romper el material para inmovilizarlo. La explicaci¨®n no ha despejado la inc¨®gnita de si el remedio -la intervenci¨®n policial, probablemente violenta- hubiera sido un mal superior a la enfermedad (la ocupaci¨®n de las pistas).
Mientras, persiste el silencio de Iberia. La compa?¨ªa calde¨® el ambiente laboral al comunicar sus planes laborales de sopet¨®n y en d¨ªas especialmente sensibles para el tr¨¢fico a¨¦reo como las v¨ªsperas de vacaciones. Luego, su informaci¨®n a los usuarios en el mismo momento del conflicto fue menos que escasa. Y todav¨ªa ahora se echa en falta una explicaci¨®n de tales carencias. Ser¨ªa conveniente que las pr¨®ximas medidas que debe adoptar el Ejecutivo disuadieran a Iberia y cualquier otra empresa de jugar con los ciudadanos como si fueran marionetas. Si la crisis no sirve para poner fin a los abusos de las grandes compa?¨ªas y los causantes (empresa y trabajadores) quedan sin castigo, se har¨¢ realidad lo sugerido por algunos diputados en el Parlamento catal¨¢n: se habr¨¢ abierto la veda para que en el futuro cualquiera repita parecidas mascaradas. No se trata de reclamar desquites, sino de prevenir que otras decenas de millares de ciudadanos puedan ser moneda de cambio en conflictos que les son ajenos.
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