L¨ªbano no es Irak
Soldados espa?oles en misi¨®n de paz en el pa¨ªs de los cedros
Tiene raz¨®n Rajoy: el sur de L¨ªbano no es como esa buc¨®lica regi¨®n hortofrut¨ªcola de Irak a la que el Gobierno del PP envi¨® tropas espa?olas en 2003 para apoyar la ocupaci¨®n norteamericana. Desde 1948, fecha del nacimiento de Israel, y sobre todo desde la Guerra de los Seis D¨ªas de 1967, el sur de L¨ªbano es uno de los rincones m¨¢s t¨®rridos, pol¨ªtica y militarmente, del planeta. Ese territorio fue durante a?os el escenario de un feroz enfrentamiento entre Israel y la Organizaci¨®n de Liberaci¨®n de Palestina (OLP) de Arafat, que culmin¨® con la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano en 1982. Luego se convertir¨ªa en el teatro de una batalla permanente entre Israel y la fuerza que reemplaz¨® a la OLP en el control de la zona, el ahora mundialmente conocido Hezbol¨¢ o Partido de Dios, el movimiento pol¨ªtico, social y militar de los chi¨ªes de L¨ªbano. As¨ª que, en efecto, los soldados espa?oles que ZP planea enviar all¨ª no van a ning¨²n pic-nic.
ZP, como l¨ªder del Ejecutivo, deber¨ªa explicar a los espa?oles, tanto en el Congreso como en televisi¨®n, una misi¨®n arriesgada pero legal y justa
Hecha esta constataci¨®n, el que Rajoy parezca no haber aprovechado el verano para templar y racionalizar su discurso supone una mala noticia. Es curioso que el editorial de un diario madrile?o no demasiado hostil al PP haya tenido que recordarle esta semana lo obvio: que el riesgo no es la medida con que debe ser juzgada una operaci¨®n militar en el extranjero, o al menos no la principal. La legalidad y la oportunidad de la misi¨®n son los principales criterios para un pa¨ªs democr¨¢tico. Y as¨ª, la ocupaci¨®n de Irak, en la que el PP involucr¨® a Espa?a, era ilegal -no fue aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas- e inoportuna -Irak no estaba en guerra, ni supon¨ªa ninguna amenaza seria para sus vecinos o la comunidad internacional-. En cambio, la misi¨®n de la fuerza multinacional en L¨ªbano ha sido aprobada por la resoluci¨®n 1701 del Consejo de Seguridad y pretende separar a dos contendientes, Hezbol¨¢ e Israel, enzarzados en una guerra feroz en julio y agosto. A¨²n m¨¢s, tiene el m¨¦rito de ser una operaci¨®n dirigida por la Uni¨®n Europea. Si Espa?a quiere ser coherente con su compromiso con la paz, la legalidad internacional, el multilateralismo y la Uni¨®n Europea, tiene que estar ah¨ª. Moj¨¢ndose.
A mediados de esta semana, Rajoy dijo: "Zapatero dice que es la quintaesencia del pacifismo, pero nunca hubo tantos soldados espa?oles en el extranjero". S¨ª, por supuesto, en misiones de paz en los Balcanes, Hait¨ª, Afganist¨¢n, Congo y ahora L¨ªbano. Despu¨¦s, Acebes quiso remachar el argumento afirmando que parece mentira que el Zapatero del No a la guerra env¨ªe soldados a L¨ªbano. Claro, para detener una guerra.
Simpat¨ªa por Espa?a
Ahora bien, la actuaci¨®n del Gobierno est¨¢ lejos de ser irreprochable. Est¨¢ suministrando informaci¨®n a la ciudadan¨ªa, pero no explicaci¨®n. El jueves, el Gobierno comparecer¨¢ en el Congreso para dar cuenta de la misi¨®n a trav¨¦s, en principio, del ministro de Defensa. Con todo el respeto debido al ministro, Rajoy tiene raz¨®n al exigir que sea ZP quien d¨¦ la cara en el Parlamento.
Pero no solo en el Parlamento. Al presidente puede reproch¨¢rsele -en este asunto y en otros como el proceso de paz en Euskadi- el no comparecer directamente ante la opini¨®n p¨²blica para argumentar su actuaci¨®n.
ZP no acaba de quitarse el traje de parlamentario y siempre lo remite todo a la carrera de San Jer¨®nimo. Pero en los tiempos modernos, los l¨ªderes del Ejecutivo tambi¨¦n se comunican peri¨®dicamente con los ciudadanos a trav¨¦s de la televisi¨®n, con mensajes institucionales y/o entrevistas. Es lo que ha hecho Chirac a prop¨®sito de la participaci¨®n francesa en la fuerza para L¨ªbano.
?Qu¨¦ acogida cabe esperar para los soldados espa?oles en L¨ªbano? Buena, en principio. A diferencia de Francia, la antigua potencia colonial, y de EE UU y el Reino Unido, percibidos como imperialistas y aliados incondicionales de Israel, Espa?a no tiene enemigos a priori en el pa¨ªs de los cedros. Al contrario, suscita simpat¨ªa entre todas las comunidades libanesas, al igual que Italia.
En los a?os ochenta, los espa?oles que viv¨ªamos en L¨ªbano no fuimos objeto de secuestros sistem¨¢ticos por parte de la Yihad Isl¨¢mica -una rama oscura de Hezbol¨¢-, como s¨ª lo fueron los norteamericanos, brit¨¢nicos y franceses. Hubo un par de incidentes, entre ellos el secuestro temporal del embajador Pedro de Ar¨ªstegui-padre de Gustavo, el diputado del PP-, pero pudieron resolverse con rapidez.
Si el Congreso lo aprueba, nuestros soldados ir¨¢n, ciertamente, a un lugar peligroso y con algunos objetivos de la misi¨®n todav¨ªa por aclarar, pero su causa ser¨¢ justa y la poblaci¨®n local no les ver¨¢ como invasores. El que la misi¨®n desarrolle una de sus posibilidades y se transforme en la comadrona de un proceso de paz global en Oriente Pr¨®ximo, eso ya depende que Washington deje de jugar a los bomberos pir¨®manos y la Uni¨®n Europea resucite.
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