Bestiario madrile?o
Me llamo Jonat¨¢n, tengo 33 a?os y soy pintor art¨ªstico, aunque trabajo actualmente como cicerone a sueldo de una agencia de viajes. Por mis manos pasan a diario gentes de toda raza y condici¨®n a quienes informo con fluidez e ignorancia sobre los avatares de la Villa. Por la noche anoto en mi diario las incidencias cotidianas.
El jueves tuve que hab¨¦rmelas con un grupo de extranjeros ilustrados, socios todos ellos de cierta sociedad protectora de animales. Dise?¨¦ un recorrido surrealista por calles y lugares de Madrid relacionados con bichos de diverso calibre. Cada noche anoto en mi diario las incidencias de la jornada. Si usted tiene que ejercer alguna vez de gu¨ªa tur¨ªstico, tenga cuidado con lo que dice porque siempre hay alg¨²n viajero que sabe demasiado. ?sta es la cr¨®nica del jueves:
Comenzamos nuestro recorrido visitando a los leones de las Cortes, s¨ªmbolo de la fiereza de esta ciudad de gatos. Luego les llevo a la Puerta del Sol y hago el paneg¨ªrico del oso que pretende trepar al madro?o. Despu¨¦s de los leones de las Cortes, la estatua del ?ngel Ca¨ªdo (que es animal, pues tiene alas), la plaza de Neptuno (que tiene rabo) y la calle del Pez. Observamos al Ave F¨¦nix en la confluencia de las calles de Alcal¨¢ y Peligros, y las cuadrigas cercanas de la calle de Sevilla. Despu¨¦s, frente al parque del Retiro, el caballo de Espartero, monumento a los huevos hispanos.
A la ca¨ªda de la tarde, en los alrededores de la glorieta de Bilbao, la "ruta de los elefantes". Una dama de Arizona me increpa: "?Y qu¨¦ tiene que ver esto con los elefantes?". "Se?ora, aqu¨ª se cogen muchas trompas. Los elefantes son los ¨²nicos mam¨ªferos que siempre van entrompados con una dignidad ejemplar. Aprenda usted de ellos", contest¨¦.
En la calle de Barbieri, un ingl¨¦s me pide explicaciones. "M¨ªster -dije- ¨¦sta es la calle de los Caracoles; en el n¨²mero 11 fund¨® Manolo Caracol Los Canasteros". Hice como que no exist¨ªa la plaza de las Ventas y los mand¨¦ a todos a la cuesta de las Perdices, porque me acuesto con las gallinas, duermo como un lir¨®n y me levanto con el canto del gallo. Vivo en la calle del Oso.
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