Se necesita un ¨¢rbitro ecu¨¢nime
Uno de los cambios recientes m¨¢s preocupantes en las relaciones entre Oriente Pr¨®ximo y Occidente es la sensaci¨®n, compartida por muchos en esta regi¨®n, de que Europa ha abandonado su posici¨®n centrista y se ha acercado a Estados Unidos y a Israel. Sustenta esta impresi¨®n la actitud europea con respecto a varias cuestiones importantes: la controversia sobre las caricaturas danesas, la industria nuclear iran¨ª, el triunfo electoral de Ham¨¢s en Palestina, la larga tardanza para imponer un alto el fuego en L¨ªbano y, especialmente por parte de Londres, la adopci¨®n de la tendencia estadounidense a exagerar la "guerra global contra el terrorismo" y ver todo lo relacionado con Oriente Pr¨®ximo a trav¨¦s de ese prisma distorsionador.
Europa debe recuperar su neutralidad y no dejarse arrastrar por Estados Unidos e Israel
La posici¨®n europea respecto a los problemas de Oriente Pr¨®ximo antes de 2001 sol¨ªa estar en un punto intermedio entre las opiniones ¨¢rabes e israel¨ªes, y generalmente presentaba un enfoque pol¨ªtico m¨¢s racional y matizado para abordar las cuestiones clave de la regi¨®n, como los acuerdos de paz (la declaraci¨®n de Venecia) o la democratizaci¨®n y el desarrollo econ¨®mico (el Proceso de Barcelona). Esta imparcialidad parece haber perdido fuelle.
?Qu¨¦ deber¨ªan hacer ahora los europeos para restaurar el equilibrio y para forjar una pol¨ªtica efectiva en Oriente Pr¨®ximo que pueda generar un verdadero y sostenible cambio para mejor? Sugiero seis recetas pol¨ªticas:
1. Mostrarse claros y francos sobre los temas en cuesti¨®n. La fuerza de Europa en el pasado se basaba en parte en el hecho de que se?alaba los pecados, aunque no actuara con decisi¨®n sobre el terreno. La UE deber¨ªa volver a las declaraciones claras sobre lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal, sobre lo que es legal y lo que es ilegal, siempre que cualquier actor de la regi¨®n contravenga el sistema de derecho, las resoluciones de la ONU o las normas aceptadas internacionalmente. Esto es v¨¢lido para Estados, milicias o Ej¨¦rcitos extranjeros presentes en la regi¨®n.
2. Seguir siendo imparciales y justos. Europa no deber¨ªa acabar convirti¨¦ndose en la defensora o aliada de ninguna de las facciones enfrentadas en la regi¨®n. Debe ser vista como un ¨¢rbitro justo que se preocupa por los intereses y los derechos leg¨ªtimos de todas las partes. Esta postura es vital para guiar a los protagonistas cuando finalmente se decidan a abandonar la v¨ªa de la intransigencia y a adoptar un talante negociador.
Al delinear, articular y defender un t¨¦rmino medio diplom¨¢tico que respete los intereses de todas las partes, Europa puede aumentar las probabilidades de que las partes se muevan en esa direcci¨®n.
3. Exigir responsabilidades a todos los implicados. Europa y/o los Estados que la componen deber¨ªan usar los mecanismos a su disposici¨®n -tribunales, misiones y comisiones de investigaci¨®n, juicios paralelos en la prensa y otros medios parecidos- para obligar a rendir cuentas a aquellos actores, estatales o no estatales, que infrinjan las normas legales y ¨¦ticas. Incluso las acciones simb¨®licas tienen un impacto y es posible que demuestren a las partes que est¨¢n en un error y que la impunidad no es una opci¨®n a largo plazo.
4. Involucrarse de manera activa sobre el terreno. Los enviados especiales, los diplom¨¢ticos y cooperantes y las fuerzas de paz, entre otros, son mucho m¨¢s ¨²tiles para resolver el conflicto en Oriente Pr¨®ximo que las conferencias intraeuropeas en las capitales de Europa. La reciente labor diplom¨¢tica y el consiguiente incremento de las fuerzas internacionales en el sur de L¨ªbano para consolidar el alto el fuego son un buen ejemplo de c¨®mo la participaci¨®n activa en el terreno obtiene resultados.
5. No confundir o mezclar los diferentes temas. Diversas cuestiones de gran calado azotan a Oriente Pr¨®ximo, entre ellas el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, la situaci¨®n en L¨ªbano, los problemas en Irak, el conflicto de baja intensidad entre Estados Unidos y Siria, el enfrentamiento de gran repercusi¨®n entre Ir¨¢n, Estados Unidos, Europa y el Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), la no proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva, el ciclo creciente de acciones terroristas contra objetivos nacionales y extranjeros, as¨ª como un deseo generalizado de promover el buen gobierno y alg¨²n tipo de democracia en toda la regi¨®n. Algunos de estos problemas est¨¢n relacionados entre s¨ª, pero otros muchos no lo est¨¢n. Europa -m¨¢s que Estados Unidos o que los pa¨ªses ¨¢rabes directamente involucrados- es el actor que est¨¢ en mejores condiciones de resaltar tanto los distintos elementos que estas cuestiones tienen en com¨²n como la naturaleza propia de la mayor¨ªa de ellas que obliga a enfocarlas por separado.
6. Involucrarse y atraer, no boicotear ni sancionar. La reciente tendencia estadounidense impulsada por los neoconservadores a usar amenazas, fuerza o sanciones para presionar a Estados soberanos o a actores no estatales relevantes como Ham¨¢s o Hezbol¨¢ para que cambien de pol¨ªtica ha sido un fracaso total. De la misma manera, el negarse a reunirse o a hablar con las partes con las que no se est¨¢ de acuerdo ha resultado ser tan ingenuo como contraproducente. Europa no deber¨ªa dejarse absorber por este planteamiento emocional y simplista que tan popular es en Estados Unidos y en Israel. Hay que involucrar y atraer a los pa¨ªses o grupos pol¨ªticos que se consideren problem¨¢ticos mediante negociaciones serias, para que cambien su manera de actuar y respeten las reglas mundiales de comportamiento.
Esto nos lleva una vez m¨¢s a los temas de la ecuanimidad y equilibrio ya mencionados. S¨®lo habr¨¢ cambios en las pol¨ªticas y los comportamientos si se juzga con el mismo rasero moral y legal a israel¨ªes, ¨¢rabes, iran¨ªes, paquistan¨ªes, indios, turcos y dem¨¢s. Si por norma se sigue aplicando el doble rasero (Israel, Pakist¨¢n e India pueden disponer de energ¨ªa nuclear, pero no as¨ª Ir¨¢n o los pa¨ªses ¨¢rabes), los intentos occidentales e israel¨ªes de imponer a ¨¢rabes e iran¨ªes una determinada pol¨ªtica s¨®lo generar¨¢n resistencia y desaf¨ªos.
El inter¨¦s propio y un cierto legado de elegancia y de eficacia llevan a pensar que Europa no s¨®lo est¨¢ en condiciones, sino que adem¨¢s tiene muchas razones, para revitalizar una pol¨ªtica de imparcialidad decisiva y basada en la legalidad, de claridad, de inclusi¨®n y de participaci¨®n activa en Oriente Pr¨®ximo, con el fin de interrumpir el ciclo actual de tensi¨®n y violencia en aumento.
Rami G. Khouri es director general del Beirut Daily Star y director del Issam Fares Institute for Public Policy and International Affairs de la American University de Beirut. Traducci¨®n de News Clips.
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