El factor K
El portugu¨¦s Paulinho da al equipo Astana su tercera victoria en tres d¨ªas
Contaba un cicloturista apasionado que el mayor error que cometi¨® en su vida amorosa fue el de afeitarse las piernas una semana antes de una prometedora cita. No hab¨ªa calculado el pedalista aficionado que tantos d¨ªas despu¨¦s del afeitado los pelos volver¨ªan a asomar a la superficie cut¨¢nea con un vigor inusitado transformando la lisa y suave piel en papel de lija del n¨²mero tres. Descubri¨® su equivocaci¨®n con horror cuando, reci¨¦n comenzado el escarceo horizontal, su partenaire emiti¨® un grito de esc¨¢ndalo y abandon¨® el lecho de un salto y el apartamento con un sonoro portazo. "No volv¨ª a verla", coment¨® desolado el amigo corredor, quien ni por ¨¦sas renunci¨® a la bicicleta. Por eso deber¨ªa saber que existe una situaci¨®n a¨²n m¨¢s da?ina para la l¨ªbido, bromuro concentrado, en la que pueden verse envueltos los ciclistas.
Cuando est¨¢ en el hotel, Alejandro Valverde calza hasta medio muslo unas medias de compresi¨®n decreciente, imitaci¨®n color piel, gruesas, de ¨¦sas de farmacia contra las venas varicosas. Se tumba sobre las s¨¢banas -con este calor no hay quien se tape- y, seg¨²n los masajistas que entran a cuidarle, no hay visi¨®n m¨¢s horr¨ªsona que el contraste entre el el¨¢stico de la media con la piel blanca de su muslo y la tela de los calzoncillos unos cent¨ªmetros m¨¢s arriba. Se las recomend¨® ?scar Pereiro y, ant¨ªdoto como son para el deseo, son fenomenales para la recuperaci¨®n despu¨¦s de las etapas, para eliminar toxinas por la sangre movida en una circulaci¨®n m¨¢s activa. Cuando las usa fuera de la cama, Pereiro, coqueto, al menos tiene la precauci¨®n de taparlas con un cubrepiernas negro. Pero Valverde, m¨¢s espont¨¢neo, las luci¨® sin complejos, y sin toxinas, cuando subi¨® al autob¨²s ayer por la ma?ana, chancletas a juego.
Las necesitaba quiz¨¢s m¨¢s que nunca. Por la tarde, durante una etapa rompepiernas por la cornisa corrida a toda velocidad en medio del bochorno c¨¢ntabro, el l¨ªder de la Vuelta recibi¨® raci¨®n doble de toxinas. De palabra y de hecho. Para recuperarse de los efectos de las segundas, de las generadas en su organismo por el tremendo esfuerzo f¨ªsico, el murciano utiliz¨® las habituales medias. Para provocar las primeras, las palabras agresivas de alg¨²n rival, hab¨ªa recurrido al factor K.
Hay un factor K que -seg¨²n la Wikipedia- lo mismo sirve para calcular conductividades t¨¦rmicas que intensidades de estr¨¦s sobre estructuras de hormig¨®n que la capacidad de doblarse de las l¨¢minas de metal, pero, aunque ayer, ecuador de la Vuelta, la etapa mostr¨® que la conductividad t¨¦rmica en el pelot¨®n es alt¨ªsima, que la flexibilidad de Carlos Sastre no es excesivamente alta y que la resistencia al estr¨¦s, de soportar grandes esfuerzos sin romperse, de su equipo, el CSC, es enorme, no fue tal coeficiente K el que manejaron Valverde y su equipo, el Caisse d'?pargne, sino el factor K ciclista, K como Karpets.
Despu¨¦s de una actuaci¨®n displicente, estaba callado, como ausente, en el Tour, el gigante ruso de Eusebio Unzue est¨¢ cumpliendo una Vuelta activa y participativa, expresiva, casi charlatana. Y ayer, en la primera de las etapas de transici¨®n de la segunda semana, el chico de San Petersburgo de las triangulares patillas y las largas melenas fue doblemente clave. Gracias a ¨¦l, sus compa?eros de equipo se olvidaron de la responsabilidad de guiar al pelot¨®n; por ¨¦l, Carlos Sastre sufri¨®, ay conductividad t¨¦rmica, "un calent¨®n", en expresi¨®n de Pereiro, y dijo algo as¨ª como que Eusebio, por Unzue, quer¨ªa ganar la Vuelta sin trabajar. Y todo fue porque el director del Caisse d'?pargne recurri¨® a una t¨¢ctica m¨¢s vieja que el ciclismo para ahorrar sudores a sus muchachos: aprovechar que Karpets est¨¢ a menos de siete minutos del l¨ªder para infiltrarlo en la escapada del d¨ªa y hacer, as¨ª, que temeroso de que una fuga a lo Pereiro colocara al ruso de l¨ªder holgado, el CSC de Sastre, tercero en la general, se pasara el d¨ªa, repecho para arriba, repecho para abajo, cuatro horas a 43 de media, viento de cara, tirando del carro.
El Astana de Kashechkin, m¨¢s vitamina K, segundo en la general, no se vio obligado a tirar porque en la fuga de 15, que lleg¨® con 3m 30s hasta el bisonte de Altamira, contaba con el portugu¨¦s Sergio Paulinho, quien no s¨®lo cumpli¨® con la misi¨®n t¨¢ctica de aliviar a los colegas, sino que incluso, con un fuerte impulso en el ¨²ltimo kil¨®metro, en el repecho final, gan¨® la etapa, en lo que supuso el tercer triunfo consecutivo, tras los dos de Vinok¨²rov, del Astana, Kafka sobre ruedas, m¨¢s K, en esta Vuelta.
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