Disparate para cabezas obsesivas
David Lynch presenta 'Inland Empire' y recibe el Le¨®n de Oro extraordinario
David Lynch, que recibi¨® un Le¨®n de Oro extraordinario como premio a su carrera, desvi¨® ayer la Mostra de Venecia hacia un terreno quebradizo y peligroso. Lynch trajo fuera de concurso un artefacto titulado Inland Empire. ?C¨®mo es? Depende. Si debe ser juzgado seg¨²n las leyes tradicionales del cine, Inland Empire es un tost¨®n largu¨ªsimo (tres horas) e incomprensible. Como pel¨ªcula, carece de gui¨®n y de sentido. El problema surge cuando se le aplican las leyes, mucho m¨¢s tolerantes, que rigen sobre el arte en general. En ese supuesto, el artefacto de Lynch gana el pleito.
Intentemos describir el presunto delito. Si a la serie Twin Peaks (la m¨²sica de Inland tambi¨¦n es de Badalamenti) se le suprimieran los dos primeros cap¨ªtulos, aquellos que dan un punto de partida m¨ªnimamente coherente, se le restara luz y se le diera un final arbitrario, modificable en cada proyecci¨®n, obtendr¨ªamos algo no muy distinto a Inland Empire. Lynch film¨® sin gui¨®n y, por primera vez, en digital, para poder improvisar incluso con las escenas ya grabadas.
Teniendo en cuenta que trabaj¨® sin saber qui¨¦n demonios era su personaje, Laura Dern est¨¢ muy bien
El resultado no se aviene con eso que suele verse en unas salas oscuras que llamamos cines. La estructura, amorfa, va m¨¢s all¨¢ de lo arbitrario. Si el operador confunde el orden de las bobinas no pasa nada. O s¨ª pasa: surge una versi¨®n distinta. Se puede a?adir y quitar a voluntad. Se supon¨ªa que el Inland Empire de Venecia duraba 172 minutos. Dur¨® 185. Tal vez se estrene ante el p¨²blico con mucho menos minutaje, porque, seg¨²n rumores de la industria, a los directivos de Studio Canal, que comercializa el producto, no les convence el rollo de la curvatura espacio-temporal.
En la conferencia de prensa posterior a la proyecci¨®n veneciana, David Lynch afirm¨® que su artefacto ten¨ªa sentido, sin especificar cu¨¢l. La actriz principal, Laura Dern, admiti¨® que el significado de Inland Empire se le escapaba por completo y que se hab¨ªa limitado a hacer en cada momento lo que le ped¨ªa el director. Teniendo en cuenta que trabaj¨® a oscuras, sin saber qui¨¦n demonios era su personaje, Dern est¨¢ muy bien. La veracidad de sus expresiones angustiadas podr¨ªa estar relacionada con las condiciones del rodaje.
Todo est¨¢ ya inventado. Y resultar¨ªa f¨¢cil descartar Inland Empire hacia ese p¨¢ramo sin leyes en el que conviven videoinstalaciones, bromas visuales (tambi¨¦n llamadas arte conceptual), Yoko Ono, happenings y los hallazgos m¨¢s rebuscados de las artes decorativas. En el juicio que nos ocupa, la pregunta esencial es: ?qui¨¦n define lo que es arte? No el p¨²blico: eso desemboca en la dictadura del mercado. No los cr¨ªticos: eso desemboca en una tiran¨ªa olig¨¢rquica. ?El observador individual? Tal vez, pero ah¨ª se corre el riesgo de la subjetividad absoluta. Por eliminaci¨®n, la responsabilidad ¨²ltima recae en el propio artista. Idealmente, el creador, con absoluta honestidad, decide lo que es y lo que no es. Todo esto, por supuesto, es elucubraci¨®n barata. Las cosas no funcionan de este modo.
Acabemos. Inland Empire (el t¨ªtulo se refiere tal vez a una zona cercana a Los ?ngeles) puede ser calificada de tomadura de pelo. Lo mismo puede decirse, salvando las inmensas distancias, de un cuadro de Paul Klee o del Finnegan's wake de James Joyce. A este corresponsal se le han agotado los circunloquios: a la salida del cine coment¨® que el artefacto era un insulto al espectador y, sin embargo, sigue d¨¢ndole vueltas al insulto, encontr¨¢ndole matices y, lo que es m¨¢s grave, recordando con placer el inmenso disparate.
Ayer tambi¨¦n se proyect¨® El diablo viste Prada, adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de la novela hom¨®nima, con una Meryl Streep muy Cruella en su papel de gur¨² suprema de la moda. Quienes amen Sexo en Nueva York tienen que ir a verla. Es una comedia chispeante, divertida y bien hecha. Ganar¨¢, sin duda, mucho dinero.
Dentro de las pel¨ªculas en concurso hubo que hacer frente a Euforia, una tragedia rural (esteparia, m¨¢s bien) del ruso Ivan Vyrypaev. Habla de un amor imposible. A una ni?a le cortan un dedo con unas tijeras. Una vaca muere a tiros. La c¨¢mara se pasa la mitad del filme instalada en un avi¨®n cuyo alquiler, evidentemente, hubo que amortizar al m¨¢ximo. La fotograf¨ªa es bonita. Se trata de un producto pensado para cert¨¢menes como el de Venecia, llenos de cr¨ªticos que bostezan y miran el reloj y luego aplauden con entusiasmo. Lo m¨¢s justo ser¨ªa que Vyrypaev recibiera alg¨²n premio, a cambio de arrojar su pel¨ªcula al Gran Canal.
LA JORNADA DE HOY
- Quei loro incontri, de Jean-Marie Straub y Dani¨¨le Huillet. Concurso oficial. Basado en los Di¨¢logos con Leuc¨®, de Cesare Pavese. Se anuncia como producto muy refinado. Hay quien lo espera con temor.
- Propiedad desnuda, de Joachim Lafosse. Concurso oficial. Drama familiar entre una se?ora y sus dos hijos gemelos. La protagonista es Isabelle Hupert, lo cual permite aventurar que no faltar¨¢n ni exquisitez, ni calidad, ni pedanter¨ªa.
- Belle toujours, de Manoel de Oliveira, fuera de concurso. El nonagenario maestro portugu¨¦s se atreve con una especie de continuaci¨®n de Belle de jour.
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