Inmigraci¨®n, voto y nacionalidad
La pol¨¦mica que se ha vivido estas ¨²ltimas semanas con relaci¨®n al derecho de voto de los inmigrantes, ha sido m¨¢s un debate medi¨¢tico en el que Converg¨¨ncia i Uni¨® ha agitado el peligro de desnaturalizaci¨®n del pa¨ªs, que un debate riguroso teniendo en cuenta el marco jur¨ªdico actual.
?Cu¨¢les son hoy son los tres principales colectivos de inmigrantes? Por un lado tenemos a los rumanos y b¨²lgaros, los cuales, seg¨²n la velocidad de su proceso de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea, tal vez no podr¨¢n votar en las municipales de 2007, pero s¨ª en 2011. Dada la fuerte presencia de los nacionales de dichos pa¨ªses en la Comunidad de Madrid, tanto el PP, como el Ayuntamiento y la Comunidad han desarrollado este ¨²ltimo a?o una intensa pol¨ªtica de acercamiento a las asociaciones de b¨²lgaros y rumanos y se ha esfumado de su discurso cualquier referencia a las "mafias criminales del Este" o la vinculaci¨®n entre la inmigraci¨®n del Este y delincuencia. El PP sabe que los ciudadanos de los antiguos pa¨ªses comunistas son m¨¢s propensos a votar a la derecha que a la izquierda y desea ganarse esos 200.000 votos en Madrid. El otro gran colectivo de inmigrantes son los latinoamericanos. Pretender que para poder votar o ser candidatos en las municipales y auton¨®micas deban pasar un examen de ciudadan¨ªa tras un tiempo de estancia significar¨ªa regular el desatino jur¨ªdico por el que se har¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil conceder el derecho de voto, que obtener la nacionalidad espa?ola. Seg¨²n el art¨ªculo 22 de C¨®digo Civil los iberoamericanos, filipinos y ecuatoguineanos pueden solicitar la nacionalidad tras dos a?os de residencia. Es decir, cualquier latinomericano a los dos a?os de tener papeles puede solicitar la nacionalidad, tr¨¢mite que tardar¨¢ otro a?o. ?Y qu¨¦ requisitos se exige para ello? Algo tan sencillo como prometer acatar la Constituci¨®n, un formulismo que hemos visto por televisi¨®n cumplimentar a destacados futbolistas. Para los ciudadanos del resto del mundo la nacionalidad se adquirir¨¢ tras 10 a?os con ese formulismo de responder "S¨ª, prometo".
El magreb¨ª es el colectivo que genera m¨¢s susceptibilidades para concederle el voto
Nuestro ordenamiento jur¨ªdico no exige hoy, ni a un alem¨¢n ni un esloveno que vive en Empuriabrava, saber catal¨¢n o espa?ol para votar. Tampoco se exige a nadie saber espa?ol, conocer la historia de Espa?a o responder a ninguna pregunta sobre los derechos fundamentales para obtener la nacionalidad.
Queda por ¨²ltimo el tercer colectivo num¨¦ricamente importante: el de los magreb¨ªes. Reconozco que es este colectivo, junto con los paquistan¨ªes, es el que genera m¨¢s suceptibilidades a la hora de conceder el derecho al voto. Duran Lleida ha polemizado estos d¨ªas con Joan Saura, rechazando la propuesta de Iniciativa sobre la concesi¨®n del derecho al voto, tras unos a?os de residencia, en municipales y auton¨®micas con el argumento que antes ¨¦stos deben hacer un curso de catal¨¢n o aceptar realidades como la igualdad de la mujer. Por m¨¢s razonable que sea la propuesta de CiU, vulnera la legalidad actual. As¨ª se exigir¨ªa para poder votar como extranjero unos requistos que no se exigen al extranjero para ser espa?ol. Adem¨¢s, ?piensa alguien que cualquier extranjero que crea que la mujer es inferior al hombre, responder¨¢ en un examen de ciudadan¨ªa que ¨¦l opina que la mujer es inferior? Y en cuanto a la obligaci¨®n de saber catal¨¢n, la cosas son como son. El art¨ªculo 7 del nuevo Estatuto de Catalu?a concede la condici¨®n pol¨ªtica de catalanes a aquellos ciudadanos espa?oles que tengan vecindad administrativa en Catalu?a. El derecho y la obligaci¨®n de conocer el catal¨¢n es una voluntad de intenciones sin ninguna concreci¨®n, de la misma manera que no se exige a un ciudadano espa?ol nacido fuera de Catalu?a y residente en Catalu?a demostrar que sabe catal¨¢n para acogerse al Derecho Civil catal¨¢n.
Podemos proponer que para obtener la nacionalidad espa?ola se exija algo m¨¢s que decir "S¨ª, prometo" y deba hacerse antes un cursillo. Podemos desear que todos los ciudadanos de Catalu?a sepan catal¨¢n, pero si eso no se lo exigimos a alguien que naci¨® en C¨¢diz para vincularse al Derecho Civil catal¨¢n, ni a un ecuatoriano que a los tres a?os de tener papeles sea espa?ol, no tiene sentido que se lo exijanos a un ucranio, un australiano o un marroqu¨ª.
Xavier Rius-Sant es periodista.
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