Atrapados entre los muros de las certezas
EN UNO DE LOS m¨¢s excepcionales libros publicados sobre el conflicto palestino-israel¨ª (Entre muros. Galaxia Gutenberg), el periodista Sylvain Cypel advierte de ese c¨ªrculo vicioso que consiste en quedar atrapados entre los muros de las certezas: unos, para proclamar la necesidad de vencer el terrorismo; los otros, para no cejar en la resistencia ante los que oprimen. Y cita estas palabras: "Es ¨¦l, el otro, siempre el otro, quien nos mete en una situaci¨®n en que hacemos uso de la fuerza. Perd¨®n: en que no tenemos m¨¢s remedio que hacer uso de la fuerza. Al fin y al cabo, ¨¦l es quien ha empezado. Nosotros nos limitamos a responder".
Aunque el conflicto citado no tuviera que ver, de modo directo, con el 11-S, s¨ª que existen manifestaciones relacionadas con el terrorismo cuya extinci¨®n quitar¨ªa potencia a este fen¨®meno contempor¨¢neo. Cayeron muchas certezas aquel d¨ªa fat¨ªdico en que todos fuimos atacados, y sus consecuencias todav¨ªa duran. Menos en el mundo de la econom¨ªa que en el de la pol¨ªtica.
Apenas dos meses despu¨¦s del 11-S, Enron y WorldCom, dos empresas henchidas de halagos, quebraron tras una cadena de enga?os a los inversores. Ambas fueron denominadas "las Torres Gemelas del capitalismo"
El 11 de septiembre de 2001, la econom¨ªa americana estaba en recesi¨®n, pero todav¨ªa no era visible para la mayor¨ªa de los ciudadanos, acostumbrados a la borrachera de crecimiento de la nueva econom¨ªa que hab¨ªa durado casi una d¨¦cada. El enfriamiento de la econom¨ªa de EE UU se contagi¨® al resto del planeta, acompa?ada de la depresi¨®n psicol¨®gica relacionada con los atentados.
A partir del primer trimestre de 2002 se redujo el comercio mundial, las inversiones extranjeras se hicieron m¨¢s conservadoras y disminuy¨® el flujo de intercambios de personas: los viajes por turismo tambi¨¦n decayeron. En este sentido, hubo una marcha atr¨¢s en los efectos m¨¢s positivos de la globalizaci¨®n, sin que se paliasen los negativos (por ejemplo, la extraordinaria desigualdad entre personas y zonas geogr¨¢ficas).
Poco despu¨¦s de los atentados terroristas lleg¨® el 11 de septiembre de la econom¨ªa: la s¨¦ptima empresa norteamericana, Enron, suspendi¨® pagos en un proceso de enga?os continuados a inversores, trabajadores y pensionistas que afect¨® a la credibilidad de los principales bancos de negocios, compa?¨ªas auditoras y organismos reguladores, que no denunciaron a tiempo el vaciamiento de la sociedad por parte de sus directivos. Luego, en la clasificaci¨®n empresarial de fallidos, WorldCom sustituy¨® a Enron, y ambas fueron denominadas "las Torres Gemelas del capitalismo americano".
Durante muchos meses no hab¨ªa d¨ªa en el que no se conociera un nuevo caso de irregularidades en el mundo corporativo americano. Para acabar con ellas se aprob¨® la ley Sabarney-Oxley, como ant¨ªdoto para devolver la confianza de los inversores. Se trataba de multiplicar los instrumentos de regulaci¨®n empresarial, en una especie de analog¨ªa econ¨®mica a las medidas de orden p¨²blico implantadas, que transmitieron a todo el mundo la sensaci¨®n de que, dado el problema terrorista, el p¨¦ndulo iba a favor de la hiperseguridad en detrimento de las libertades.
Cinco a?os despu¨¦s, la normalidad ha llegado m¨¢s r¨¢pidamente al terreno econ¨®mico que al pol¨ªtico. Los principales responsables de Enron y WorldCom han sido condenados por muchos de los fraudes cometidos; Andersen, el patr¨®n oro de las compa?¨ªas auditoras, desapareci¨® v¨ªctima de su descr¨¦dito; los principales bancos de negocios est¨¢n teniendo que indemnizar con miles de millones de d¨®lares a los inversores enga?ados, a trav¨¦s de mediaciones extrajudiciales, y el nuevo secretario del Tesoro (proveniente de Goldman Sachs, uno de esos bancos implicados) propone una reforma de la Sabarnes-Oxley, una vez pasado el peor momento de la sobrerregulaci¨®n. Mientras tanto, las perspectivas de la econom¨ªa mundial son m¨¢s brillantes que nunca, y ¨¦sta crecer¨¢ por encima del 5% en el a?o en curso.
Pero en econom¨ªa los imprevistos impiden hacer pron¨®sticos cient¨ªficos duraderos. No hay que quedar atrapados entre los muros de las certezas, porque no hay certezas donde hay comportamientos humanos.
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