Manual para padres
Cada edad, una necesidad. Cada etapa, un reto. Porque volver a clase no es s¨®lo un momento fundamental para los hijos. Los expertos dan las claves y consejos para una educaci¨®n de ¨¦xito
La primera separaci¨®n
De 3 a 6 a?os. Ayudar al ni?o a familiarizarse con el nuevo entorno y estimular sus capacidades desde casa son las claves en la fase inicial de la escolarizaci¨®n.
Para afrontar sin trauma la primera etapa escolar, con muchas horas fuera de casa y teniendo que compartir la atenci¨®n del profesor con otros ni?os, los expertos recomiendan estas pautas:
E Ense?arle al ni?o el colegio adonde va a ir antes de que empiece el curso. As¨ª se familiarizar¨¢ con las aulas, los profesores, el campo de deportes? "Como los adultos, los ni?os temen lo desconocido. Si los llevamos un rato por all¨ª, se evita la sensaci¨®n de abandono y se refuerza la idea de que el centro educativo es un lugar divertido", explica Bernab¨¦ Tierno, pedagogo y psic¨®logo infantil, autor de La educaci¨®n inteligente (Temas de Hoy, 2002).
E Evitar acompa?arlo durante los primeros momentos dentro de la escuela, en ese primer d¨ªa "tr¨¢gico" para muchos padres, que sienten "culpa o soledad del nido vac¨ªo", asegura Jes¨²s Ram¨ªrez, coordinador de psicolog¨ªa educativa del Colegio de Psic¨®logos de Madrid. "De ese modo s¨®lo conseguimos que no se aclimate a su nueva situaci¨®n y que se aplace y prolongue ese paso".
E Concertar un encuentro informal con el profesor a principios de curso y acudir a las reuniones peri¨®dicas que se marquen, con el fin de establecer la colaboraci¨®n necesaria entre familia y profesorado. Tierno indica: "Hay que ir al centro con una actitud constructiva e interesarse por lo que hace el ni?o para que no se d¨¦ el fracaso".
En los primeros a?os conviene estimular el sentido del ritmo y los h¨¢bitos de limpieza y alimentaci¨®n. En casa ser¨ªa interesante:
Jugar con ellos a modelar con plastilina, recortar con tijeras de punta roma, pintar con colores.
Leerles cuentos o historias, incluso desde el primer a?o de vida, para favorecer su aprendizaje verbal. M¨¢s tarde, leer con ellos para que, por ¨²ltimo, lo hagan ellos mismos.
Inculcarles que el desayuno es una comida importante. Lo saludable, seg¨²n Ram¨ªrez, es que a esa edad tomaran "como m¨ªnimo, una rebanada de pan con aceite de oliva, un zumo o fruta, y leche. Hay que ense?ar a comer".
Lloros contagiosos
"Un primer d¨ªa de clase en primero de infantil es un guirigay continuo en el que se contagian los llantos de unos ni?os a otros, donde encuentras a los m¨¢s avezados sentaditos en un rinc¨®n, con un juguete que se han tra¨ªdo de casa y a punto de llorar pero sin hacerlo, hasta que te acercas a ellos", retrata Jes¨²s Ram¨ªrez, coordinador de psicolog¨ªa educativa del Colegio de Psic¨®logos de Madrid. A los tres a?os, muchos ni?os ya han acudido a guarder¨ªas, pero, aun as¨ª, este primer d¨ªa es costoso, tambi¨¦n para los padres: "No s¨¦ para qui¨¦nes es m¨¢s dura esta separaci¨®n", comenta Lola Abell¨®, presidenta de la Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA).
El arte de la negociaci¨®n
Es bueno ense?arlo temprano. "Es la ¨¦poca de que empiecen a resolver y mediar en sus conflictos. Si lucha por un juguete con un amigo, hay que obligarle a alcanzar acuerdos y que le ofrezca alternativas. Eduquemos en la responsabilidad y la autonom¨ªa", aconsejan los profesores de la Confederaci¨®n de Sindicatos de Trabajadores de la Ense?anza (Stes).
Aprender a aprender
De 9 a 12 a?os. Las nuevas tecnolog¨ªas entran en escena. La clave para sacarles buen partido es limitarlas y ense?arles a hacer un uso responsable y sensato de ellas.
La lectura en un grado m¨¢s avanzado, pero tambi¨¦n el tel¨¦fono m¨®vil, Internet o los videojuegos van a entrar a formar parte de la vida de los ni?os, que empiezan a tener un amigo predilecto, a compararse con los otros, a interesarse por las marcas de moda y a querer manejar algo de dinero. Los expertos coinciden en que la clave es poner l¨ªmites al uso de nuevas tecnolog¨ªas que, en s¨ª, constituyen una herramienta m¨¢s para enriquecer esta ¨¦poca de aprendizaje:
E La gran ventana global. "Internet es indispensable para estudiar, hace leer y es importante para su c¨ªrculo social", opina Josep Maria El¨ªas. Si bien la Red puede ser una valiosa herramienta de conocimiento, es necesario limitar su uso a esta edad. V¨¢zquez aconseja acordar el tiempo que pasan conectados. A partir de los 12 a?os y hasta los 24 se intensifica el uso de chats y de Messenger, un sistema de conversaci¨®n simult¨¢nea en tiempo real que emplea el 62% de los chavales de esas edades. "Hay que protegerlos de ped¨®filos, de contenidos violentos y de pornograf¨ªa machista y de ¨ªnfima calidad". Para ello sugiere que los padres empleen filtros f¨ªsicos que impidan el acceso a determinadas p¨¢ginas, que fomenten el esp¨ªritu cr¨ªtico de los ni?os (tambi¨¦n hacia la televisi¨®n o los videojuegos), adem¨¢s de procurar que no pasen horas "chateando con la puerta cerrada". Portales ¨²tiles en Internet son www.protegeles.com y www.portaldelmenor.es.
Televisi¨®n y videojuegos. Victoria Camps, presidenta del Consejo Audiovisual de Catalu?a, afirma que los ni?os pasan m¨¢s tiempo delante de la televisi¨®n que en la escuela. "Es responsabilidad de los padres administrar el tiempo y los contenidos que ven sus hijos", dice, "a lo que ayuda el horario protegido y la obligaci¨®n de se?alizar para qu¨¦ edad est¨¢ recomendado cada programa". El consejo ha difundido entre los colegios catalanes un dec¨¢logo de recomendaciones para ver la tele en familia, en el que se apela a la necesidad de contagiarles una visi¨®n cr¨ªtica de la televisi¨®n y la publicidad, de compaginar la televisi¨®n con los juegos, el deporte y otras actividades. Para V¨¢zquez, es importante "no dejarlos solos ante la tele. Hay que fomentar la experiencia com¨²n de los medios, comentando situaciones y, si no se les permite ver un programa, explicarles por qu¨¦. No prohibir por prohibir. La alfabetizaci¨®n medi¨¢tica debe estar coordinada con la escuela, para incitar a la reflexi¨®n sobre los contenidos". En cuanto a los videojuegos, el c¨®digo PEGI (en www.adese.es hay una gu¨ªa para padres) indica la edad y los contenidos de cada uno.
?Dinero? "No por ser hijo ha de tener una paga semanal. ?D¨®nde est¨¢ escrito eso?", se pregunta El¨ªas, quien sugiere "darles una cantidad en funci¨®n de la demanda y de para qu¨¦ lo necesitan". Los padres cuentan que, en esta etapa, "empiezan a medirse con los otros, a ser m¨¢s consumistas, a plantearse si ¨¦ste tiene algo de tal marca y ¨¦l no". "Aqu¨ª viene la picaresca de nuestros hijos: 'Es que a fulanito le dan X euros a la semana, y t¨² a m¨ª, mucho menos'", ejemplifica Jes¨²s Ram¨ªrez, para quien esto "no es m¨¢s que una milonga inventada para sacar tajada y, de hecho, la sacan". Lo conveniente es, seg¨²n el psic¨®logo, "que aprendan a administrar tiempo y dinero, que entiendan que lo suyo es lo que les hemos dado, y punto".
'Bullying': una amenaza temprana
Los casos de acoso entre iguales aparecen desde primaria. De hecho, son mucho m¨¢s frecuentes a partir de los ocho o nueve a?os, aunque var¨ªan los m¨¦todos de maltrato: "En edades tempranas se trata de agresiones f¨ªsicas. M¨¢s tarde, es mucho m¨¢s sofisticado y se recurre a la ridiculizaci¨®n social", explica Jos¨¦ Mar¨ªa Avil¨¦s, orientador y doctor en Psicolog¨ªa experto en 'bullying', y autor del libro 'Bullying, el maltrato entre iguales' (Amar¨², 2006). Los expertos coinciden en el car¨¢cter complejo y social, no s¨®lo escolar, del 'bullying', por lo que requiere "una soluci¨®n en red. No hay profesor milagroso ni padres perfectos que puedan abordarlo por s¨ª mismos", comenta Josep Maria El¨ªas. El primer paso consiste en la detecci¨®n del problema. Para que se pueda hablar de 'bullying' deben confluir estos tres requisitos como m¨ªnimo, seg¨²n Avil¨¦s:
01 Desequilibrio de poder. El ni?o no puede defenderse y nadie da la cara por ¨¦l.
02 El maltrato es repetido en el tiempo. No se trata de agresiones espor¨¢dicas.
03 Intencionalidad. El agresor busca y planifica hacer da?o a la v¨ªctima.
El ni?o puede ser v¨ªctima, agresor o testigo del acoso. En cada caso, el papel de los padres ha de coordinarse con el del resto de actores:
01 Si nuestro hijo es la v¨ªctima
Indagar, preguntar. La comunicaci¨®n requiere tiempo, "y muchos ni?os pasan demasiado tiempo solos". Muchas v¨ªctimas no cuentan lo que les ocurre "porque cuando lo hacen ya no controlan la situaci¨®n. Deben saber que los padres no har¨¢n nada sin su consentimiento, que no tomar¨¢n la justicia por su mano y que tienen su apoyo", dice Avil¨¦s.
Dirigirse al centro educativo con actitud cooperante y constructiva. "Antes de exigir, hay que brindar ayuda y expresar la preocupaci¨®n, pero sin emplear un tono acusatorio", sugiere el experto. El profesor dedica tiempo a las familias en tutor¨ªas, comprueba conductas y analiza el nivel de gravedad. "Sin ese entendimiento y trabajo en com¨²n, muchos casos se terminan judicializando y el problema no se resuelve".
02 Si nuestro hijo acosa
No confundir el amor hacia los hijos con la bondad o maldad de sus actos. "Muchos padres muestran una falta de independencia emocional y se ponen del lado de sus hijos, en vez de apoyar al m¨¢s d¨¦bil. Hay que dejarles claro [a los ni?os] que nos opondremos radicalmente a cualquier conducta de abuso", comenta Avil¨¦s, quien a?ade un dato incluido en la investigaci¨®n para su libro: el 55% de los agresores aseguraban que nadie reprend¨ªa su conducta.
Pedirle que se ponga en el lugar de la v¨ªctima. Hacer que se pregunte "?c¨®mo me sentir¨ªa si me sucediese?", proponen los profesores.
Premiar la conducta acertada, que el ni?o sienta que tambi¨¦n tiene cualidades y valores, y que es capaz de ayudar a otros. "Suelen ser ni?os con problemas de autoestima", apunta El¨ªas.
03 Si el ni?o es testigo
Incentivar su sentido moral. Ense?arle a defender las causas por las que "vale la pena jugarse el tipo. Es una cuesti¨®n de civismo, de sentido cr¨ªtico y denuncia, pero los ni?os lo desarrollan cuando va acompa?ado del ejemplo de padres, sociedad y escuela, al actuar colectivamente contra los malos tratos", sintetiza Avil¨¦s.
El tel¨¦fono confidencial y gratuito de ayuda al menor de la Fundaci¨®n Anar (900 20 20 10) cuenta tambi¨¦n con una l¨ªnea de atenci¨®n a adultos para consultas sobre ni?os y adolescentes en riesgo, tambi¨¦n respecto al 'bullying'.
Confianza y libertad
En la adolescencia cobran importancia los amigos y otras personas a las que se otorga un gran valor afectivo. Hay que interesarse por el grupo y saber con qui¨¦n van nuestros hijos. Tambi¨¦n darles confianza y m¨¢rgenes de libertad. "Est¨¢n inmersos en un proceso de individuaci¨®n. Su oficio es rebelarse y distanciarse", concluye Josep Maria El¨ªas, presidente del Colegio de Pedagogos de Catalu?a.
De profesi¨®n, transgresor
De 13 a 16 a?os. La revoluci¨®n hormonal, sexual y psicol¨®gica est¨¢ aqu¨ª. Una ¨¦poca compleja en la que hay que saber dialogar y manejar la autoridad con diplomacia.
Padres e hijos desconcertados, profesores desafiados, contradicciones, comunicaci¨®n dif¨ªcil, incomprensi¨®n? La revoluci¨®n hormonal, sexual, psicol¨®gica y f¨ªsica de la adolescencia la convierte en una ¨¦poca compleja en la que los padres redefinen su relaci¨®n con unos hijos en busca de autonom¨ªa y de descubrimientos. En este proceso, los expertos coinciden en una pauta: los padres no son amigos de sus hijos. Son padres. "Ir de colega s¨®lo confunde al adolescente", sintetiza El¨ªas. Las claves para afrontar tan delicada etapa son:
Estar ah¨ª, pero en segundo plano. "Todo lo que antes era sugerencia, ahora es exigencia, y cualquier cosa les resulta una injerencia en su vida privada", diagnostica Ram¨ªrez. Los amigos son ahora mucho m¨¢s influyentes que los padres, y es posible "que no nos enteremos de los problemas que les acucian; sencillamente, porque no nos lo van a contar. En los casos m¨¢s graves (drogas, trastornos alimenticios, acoso escolar?) van a ocultarnos informaci¨®n", prosigue el psic¨®logo. "Lo importante es que sepan que estamos ah¨ª. A veces, los padres nos hemos de apartar discretamente del protagonismo para dar paso a alguien que tiene otro valor afectivo: amigos, hermanos, abuelos. Hay que mover los hilos para no irritar m¨¢s la situaci¨®n, si ¨¦sta es dif¨ªcil, algo que se agudiza si no somos coherentes", dice El¨ªas.
Razones frente a broncas. "Los padres no sabemos d¨®nde ubicarnos, perdemos peso espec¨ªfico a favor de los de su edad y debemos manejar nuestra autoridad con diplomacia", propone Lola Abell¨®. "No hay que emplear un tono inquisitivo y amenazador. ?C¨®mo van a querer hablar con nosotros si cada vez que abrimos la boca les abroncamos?", plantea El¨ªas, quien advierte sobre el riesgo de la tiran¨ªa: "Si antes la ha habido, ahora pueden empezar una escalada sim¨¦trica y elevar el grado de tirantez".
Ayuda indispensable. "Es cuando m¨¢s nos necesitan. Quieren intimidad y autonom¨ªa, pero tambi¨¦n tienen muchas contradicciones, frustraciones?", cuenta Lola Abell¨®. La mejor ayuda es, seg¨²n la presidenta de CEAPA, "poner l¨ªmites claros". Para Ram¨ªrez, es necesario "decirles 'no' cuando corresponda, reprobarles cuando se salten las normas y cumplir las medidas de sanci¨®n impuestas en cuanto a horarios de llegada, rendimiento escolar o el uso de tecnolog¨ªas como el Messenger".
Drogas. La ceguera de los padres respecto al consumo de t¨®xicos de sus hijos es un cl¨¢sico: "Siempre pensamos que los nuestros no hacen ni toman nada. Sin embargo, lo importante no es tanto que prueben (ojal¨¢ que no) como que sean capaces de decir 'no' en un momento dado. El esp¨ªritu cr¨ªtico que les hemos inculcado antes funcionar¨¢ ahora", explica El¨ªas.
?Hay que comprarle un m¨®vil o no?
"El tel¨¦fono m¨®vil es para un uso determinado y, desde luego, no para la escuela. Los mensajes son una continua distracci¨®n, aliada del fracaso escolar. Si se compra para llevarlo fuera, hay que controlar el uso", comenta Josep Maria El¨ªas, presidente del Colegio de Pedagogos de Catalu?a. Para Bernab¨¦ Tierno, "hay que llegar a pactos y ser dialogantes. En primer lugar, hay que demostrar al hijo que nosotros mismos sabemos usar el m¨®vil, y no nos pasamos horas con ¨¦l. Se le puede decir: 'Lo tendr¨¢s, pero si administras el gasto', con un l¨ªmite en el saldo, por ejemplo". La cuesti¨®n no es balad¨ª: Manuel ?ngel V¨¢zquez, presidente del Consejo Audiovisual de Andaluc¨ªa, comenta que en esa comunidad "la mayor¨ªa de preadolescentes y adolescentes tiene m¨®vil, y desarrollan una fuerte dependencia hacia ¨¦l, hasta el punto de preferir hablar por el m¨®vil antes que cara a cara con sus amigos".
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