Jos¨¦ Manuel Calder¨®n: ¡°La sociedad a¨²n tiene que mejorar mucho, y son los ni?os los que podr¨¢n cambiar las cosas¡±
Triunf¨® en la selecci¨®n espa?ola de baloncesto, dej¨® huella en la NBA y ahora vive en Nueva York. Es un hombre de equipo. Con el chef Jos¨¦ Andr¨¦s comparte el Mercado Little Spain de Manhattan. El libro ¡¯20 a?os entre dioses¡¯ recorre su vida.
Jos¨¦ Manuel Calder¨®n es un chico de pueblo (Villanueva de la Serena, Badajoz, 44 a?os) convertido en baloncestista planetario y en ciudadano del mundo. Corr¨ªa 2005, con 23 a?os, y sin hablar apenas ingl¨¦s, abandon¨® la liga ACB para probar suerte en la NBA. Cambi¨® posibles t¨ªtulos por experiencias. Conoci¨® la inestabilidad. Se convirti¨® en un jugador vers¨¢til. Tambi¨¦n en un hombre rico. Ser embajador de Unicef y conocer campos de refugiados sirios y palestinos lo marc¨®. Hoy la fundaci¨®n que lleva su nombre tiene sede en Fuenlabrada (Madrid), donde lo entrevistamos, y en Badajoz. ¡°No perseguimos formar baloncestistas, buscamos mejorar la vida de las personas¡±.
¡°No fui un ni?o que so?ara con jugar en la NBA. Mi filosof¨ªa fue ser mejor cada a?o¡±. ?Se puso la venda antes de la herida?
Siempre he sido de controlar lo que puedes. Jugar en la NBA no era mi objetivo. Ten¨ªa que ser consecuencia del trabajo que estaba haciendo.
?Qu¨¦ ni?o tan centrado!
Con 13 a?os me fui de casa. Eso igual te hace madurar. No ten¨ªa tiempo ni para¡
?So?ar?
Ni para ver los dibujos de la tele. Igual me lo tom¨¦ demasiado en serio, pero mis padres hab¨ªan confiado en m¨ª. Deb¨ªa estudiar y jugar a baloncesto. En el primer equipo del Baskonia de Vitoria hab¨ªa un jugador llamado Elmer Bennett. Yo no quer¨ªa ir a la NBA, quer¨ªa ser Elmer Bennett: lo mejor de lo posible.
?Qu¨¦ le hizo ir a la NBA?
Ya hab¨ªa jugado la Euroliga, ?qu¨¦ me quedaba? Pens¨¦ que ten¨ªa que intentar competir con los mejores. Si no me cog¨ªan¡, regresar¨ªa al Baskonia.
Lleva tatuado en la espalda: ¡°Humildad y sacrificio¡±. ?Para qu¨¦ quiso hacer un libro?
Ya hab¨ªa hecho uno con fotograf¨ªas. Gust¨® y le di vueltas sobre a qui¨¦n le podr¨ªan servir mis historias.
Eligi¨® ser cola de le¨®n frente a quedarse como cabeza de rat¨®n.
Quer¨ªa ser cabeza de le¨®n en la NBA.
Humilde pero ambicioso.
No iba fanfarroneando con que lo iba a conseguir¡ Mi forma de mejorar ha sido concentrarme en lo que me sal¨ªa peor.
Con 23 a?os se va a Estados Unidos y no es drafteado: ning¨²n equipo lo elige. ?Una cura de humildad?
Hay gente que llega a su pico a los 25 y otros a los 23. No era lo suficientemente bueno para estar entre los mejores 60. Creo que empec¨¦ a ser mejor a partir de los 23, una vez pasado el draft.
?Sus padres sintieron miedo alguna vez?
Creo que no. Confiaban. No es f¨¢cil tomar decisiones.
?Qu¨¦ lo hace dif¨ªcil?
Lo desconocido. Llegar a Norteam¨¦rica era partir de cero. No te conocen aunque seas el mejor de Europa. Y entras en un vestuario en el que conoces los nombres, pero no a las personas. Hoy doy charlas sobre adaptarse. La parte m¨¢s complicada fue el idioma: el dolor de cabeza con el que regresaba cada d¨ªa tratando de traducir al ingl¨¦s y hablando como hablo en la pista, que es mucho, porque soy un pesado.
Lo ficharon los Raptors de Toronto.
Un a?o despu¨¦s del draft. Se convirtieron en mi gran equipo de la NBA. Estuve ocho temporadas.
?Sus hijos nacieron all¨ª?
Nacieron en Espa?a. En Villanueva de la Serena. En el mismo hospital p¨²blico en que nac¨ª yo.
?Era innegociable?
Era lo mejor para nuestras familias. Lo l¨®gico: nacer en casa.
En los Raptors conoci¨® a Chris Bosh, uno de sus jugadores favoritos. ?El s¨ªndrome Messi ¡ªde centrar el juego en torno a un jugador¡ª es habitual en baloncesto?
En Espa?a se intenta que las piezas encajen con lo que hay. En la NBA tienen el sistema del draft, que busca igualar la liga. Por eso el equipo que va peor puede elegir al jugador n¨²mero uno. Cuando apuestas as¨ª, sabes que el equipo va a hacerse en torno a ¨¦l.
Est¨¢ con su hijo Manuel viendo un Toronto-Filadelfia en la cancha de los Raptors. Proyectan un v¨ªdeo de su paso por el equipo y su hijo pregunta: ¡°Pap¨¢, ?c¨®mo de bueno eras?¡±.
No lo sab¨ªa. Igual por eso escrib¨ª el libro. Creo que sigo siendo la misma persona que sali¨® de Villanueva.
?Sus amigos lo tratan como antes?
Soy uno m¨¢s. Tengo amigos profesores, uno que es dentista, uno con una tienda de deportes¡
?Le piden aut¨®grafos para sus hijos?
Y camisetas. Y entradas. Pero all¨ª es donde menos aut¨®grafos me piden. Mis padres viven all¨ª.
?Los negocios los deja en casa?
Muchos los lleva mi hermano. Pero empez¨® mi padre, que era mec¨¢nico industrial. Mi madre ten¨ªa un ?colmadito.
?Y usted vend¨ªa?
Colocaba la mercanc¨ªa.
?C¨®mo se llamaba?
No ten¨ªa letrero: la tienda de Loli. La vendieron cuando me fui a la NBA.
Su cu?ada lleva su fundaci¨®n. Su esposa, ?de qu¨¦ se encarga?
De la familia. Cuando la conoc¨ª ya trabajaba de economista porque tiene cinco a?os m¨¢s que yo. Pero lo sacrific¨®.
Enamorarse de una mujer mayor era poco habitual¡
La conoc¨ª por In¨¦s, su hermana. Coincidimos y¡ Yo ten¨ªa 17 a?os.
?C¨®mo convence un chaval de 17 a?os a una economista para salir?
Surgi¨® algo. Y fue a m¨¢s. Lo dif¨ªcil era la distancia. De modo que, a mis suegros, que eran a la antigua usanza, les tuve que decir: ¡°Que s¨ª, que nos vamos a casar¡±. Entiendo que necesitaran pensar que iba en serio con su hija.
?Ana Hurtado nunca dud¨® en dejarlo todo?
El baloncesto tiene sus propios horarios. Si ella trabajaba, no coincid¨ªamos. Quer¨ªamos pasar el mayor tiempo posible juntos y nos organizamos. Ella dec¨ªa que, teniendo tres meses de verano en Espa?a, iba a estar bien en cualquier sitio. Y as¨ª fue: de Villanueva a Detroit o a Nueva York, donde vivimos ahora.
Que un chaval de 21 a?os cobre 10 millones de d¨®lares, ?con qu¨¦ frecuencia conduce a que una estrella se estrelle?
De los 10 millones pagas la mitad de impuestos. Pagas a tu agente¡ Pero s¨ª. Son los juguetes rotos. En la NBA ha pasado mucho.
Solo por contratos en la NBA, usted gan¨® 116 millones de d¨®lares. ?C¨®mo evit¨® enloquecer?
Pensando en las lesiones. Ni se me pas¨® por la cabeza comprarme un descapotable. Pens¨¦ en un piso, en invertirlo¡ Para m¨ª el dinero nunca ha sido algo para gastar. No sab¨ªa si iba a jugar un a?o o 25. Una lesi¨®n y se te acaba. ?Y entonces qu¨¦ haces?
?Qu¨¦ lujos se ha dado?
Ninguno. Tengo el mismo Kia de siempre. No tengo ?caprichos.
?Perfumes, vinos?
No bebo vino.
?Tiene restaurantes y no bebe vino?
Siempre he sido el que conduce. A mi esposa s¨ª le gusta. Y le encantar¨ªa que yo bebiera vino, pero¡ prefiero agua con gas. Lo que s¨ª me puedo permitir es que mis hijos vayan a un colegio mejor.
?Alguno apunta maneras?
Cuando estoy con ellos soy su padre, no su entrenador. El mayor y el peque?o juegan. La pena es que Manuel, de 14 a?os, empez¨® tarde porque hizo f¨²tbol. A Jaime, de 12, no le gusta el baloncesto. Hace taekwondo y es cintur¨®n negro.
?El papel secundario del baloncesto, con respecto a la atenci¨®n del p¨²blico, le ha evitado peligros?
Del f¨²tbol nos enteramos de todo lo que pasa y eso ha creado un p¨²blico demasiado extremista. Nunca entender¨¦ por qu¨¦ no puedes decir que el Bar?a ha jugado bien siendo del Madrid. O al rev¨¦s. Seguir a un equipo no es cegarte. Pero vivimos en una sociedad cada vez m¨¢s extremista. O est¨¢s conmigo o contra m¨ª. En la fundaci¨®n tenemos escuela de padres. Es importante que entiendan que su hijo est¨¢ all¨ª para hacer deporte, no hace falta que sea LeBron James. Todos queremos que sea buen jugador, pero eso no te da derecho a gritar en la grada.
?C¨®mo hemos llegado hasta ah¨ª?
Lo de ¡°mi hijo, mi hijo, mi hijo¡± se acent¨²a en el deporte porque los padres los ven jugar y muchos opinan. Les intentamos ense?ar que, si ellos se enzarzan en discusiones, a sus hijos puede dejar de gustarles hacer deporte.
En su fundaci¨®n he visto tantas chicas como chicos.
Observamos que cuando las chicas llegaban a los 14 muchas dejaban de jugar. Nos parec¨ªa importante que no se fueran. La sociedad a¨²n tiene que mejorar mucho, y si queremos cambiar las cosas, son los ni?os los que podr¨¢n hacerlo.
LeBron, al que admira, es un l¨ªder social.
S¨ª. No evita pronunciarse sobre injusticias ni sobre ?racismo.
?Alguna vez ha dejado de defender p¨²blicamente sus creencias por miedo?
No. Es cierto que con las redes sociales opt¨¦ por no entrar al trapo.
?Cree necesario que en el baloncesto alguien denuncie el racismo, como ha sucedido en el f¨²tbol?
S¨ª. Cuando pas¨® lo de Vinicius, habl¨¦. Me duele que la gente pueda pensar que Espa?a es un pa¨ªs racista.
?No lo es?
No podemos serlo. Nuestra sociedad de ahora es el mundo. Necesitamos entendernos con gente de todas partes para seguir progresando. En un vestuario aprendes a convivir con distintas lenguas, religiones y creencias. Respecto al racismo soy tajante.
?Y respecto a la libertad sexual?
Igual.
Pocos deportistas de ¨¦lite hombres han hablado abiertamente de su homosexualidad.
Es tab¨². Creo que hay gente en contra de cosas de manera defensiva m¨¢s que ofensiva. En Espa?a tendemos a decirles a los deportistas: ¡°Ded¨ªcate al deporte, que es lo tuyo¡±. En Estados Unidos uno defiende a Biden o a Trump y se considera su opini¨®n.
?Su fundaci¨®n es su manera de repartir suerte entre los j¨®venes?
Queremos integrar en lugar de competir. Tenemos cursos: Ponle el tap¨®n al botell¨®n o Come bien, vive mejor porque a muchos ni?os no les gusta la fruta.
?A usted?
Me encanta. Y a nuestros hijos.
Parece un hombre muy sano. ?Emocionalmente tambi¨¦n?
Me he sentido perdido varias veces. Cuando sucede hay que investigarlo. Mis momentos dif¨ªciles han sido las lesiones. Algunas me han impedido ir a campeonatos del mundo. Eso te hace dudar. Una lesi¨®n puede ser una forma que tiene tu cuerpo de decirte que pares. Si tu mente est¨¢ preparada, puede ayudar a tus debilidades f¨ªsicas. LeBron destacaba esa cualidad en la selecci¨®n espa?ola. Nos llamaban ¡°los espa?olitos¡±. ?ramos un cuadro: uno alto y otro bajo, uno con barba y el otro sin pelo¡ Ve¨ªas a los otros tan compactos que pensabas: nos van a meter una paliza. Y¡ no.
?Siempre pone por delante al equipo?
A ver, yo quer¨ªa ser el mejor base del mundo. Pero el baloncesto es un deporte de equipo. Y un buen base lo es de maneras distintas: los hay protagonistas, los que le pasan siempre al m¨¢s famoso¡ He sido un base capaz de adaptarme a lo que el equipo necesitaba. ?Que hubiera podido ser All Star [los 24 mejores jugadores de la NBA] si hubiera sido m¨¢s ego¨ªsta y hubiera hecho dos tiros m¨¢s por partido? S¨ª, porque creo que ten¨ªa el talento. Pero igual no hubiera jugado tantas temporadas en la NBA. Mi carrera es la que es por c¨®mo he sido. Nunca he competido para ser el mejor. Siempre para ser el mejor para mi equipo.
Vive en Nueva York, pero no fue feliz en su equipo, los Knicks.
Fueron mis a?os m¨¢s complicados por lesiones, por d¨®nde estaba el equipo¡ Ven¨ªa de Dallas y descend¨ª un pelda?o. Pero tuve la experiencia maravillosa de representar al equipo de la ciudad de Nueva York.
?Por qu¨¦ se qued¨®?
Mis hijos estudian all¨ª. Hablan espa?ol-extreme?o ¡ªque es lo que hablamos en casa¡ª e ingl¨¦s perfecto. Me corrigen. Ten¨ªa la obsesi¨®n de que tuvieran doble pasaporte. No s¨¦ con qui¨¦n vamos a estar enfadados. Tenemos guerras por todos lados. Tambi¨¦n, si yo quer¨ªa seguir relacionado con el baloncesto, Nueva York era la ciudad: est¨¢n las oficinas de la NBA.
?Por qu¨¦ desapareci¨® el tiro de media distancia en favor del triple?
Por n¨²meros. Los datos y las probabilidades entraron en el baloncesto. Con un triple sumas tres, aunque falles m¨¢s de la mitad de las veces. Pero esa tendencia puede cambiar seg¨²n el tipo de jugador que tengas. Los de ahora, entre 1,98 y 2,05 son buenos en todo. Ahora, si en los pr¨®ximos a?os aparecen varios Joel Embiid o Marc Gasol, ya te digo que cambiar¨¢ la tendencia porque tendr¨¢s a alguien que, por probabilidad, anotar¨¢ casi todo lo que le pases en el poste bajo. Tienes que ser flexible y adaptarte.
?Qui¨¦n ha sido su mejor amigo?
Te dir¨ªa que mi esposa.
?Y en el baloncesto?
De la selecci¨®n me costar¨ªa decir uno: Felipe Reyes, Rudy Fern¨¢ndez, Sergio Llull, Navarro, Garbajosa, Pau¡ En Estados Unidos he tenido mucha relaci¨®n con Chris Bosh o con Anthony Parker.
Entre los bases, ?qu¨¦ ha aprendido de qui¨¦n?
Sergio Rodr¨ªguez era capaz de hacerte sonre¨ªr cuando entraba en la pista, fueras rival, compa?ero o aficionado. El Chacho jugaba alegre todo el rato, perdiera o ganara. Ricky es inteligente en ataque y en defensa. ?C¨®mo robaba y c¨®mo hac¨ªa mejor a sus compa?eros! Navarro no era el mejor f¨ªsicamente, pero era capaz de anotar en cualquier situaci¨®n con una facilidad¡
¡°Nunca he sentido tanto la camiseta como cuando jugaba en la selecci¨®n¡±.
En un pa¨ªs de ciudadanos enfrentados, el b¨¢squet y el f¨²tbol nacional nos unen. Por fin algo representa a toda Espa?a. Con la camiseta eres consciente de eso: si no tienes buena actitud, no quedas t¨² mal, queda tu pa¨ªs.
?Qu¨¦ hace al mejor jugador?
LeBron es el m¨¢s completo. Est¨¢ en el top cinco de cualquier baremo. Tiene una cabeza muy bien amueblada. Puedes hablar con ¨¦l de todo. Y dir¨ªa que, a pesar de eso, es el que estudia m¨¢s. No descansa: observa c¨®mo puede hacerle da?o t¨¢cticamente al rival¡ No tuve la suerte de jugar con Jordan. Kobe Bryant me parece un jugadorazo, y no discutir¨ªa con nadie que lo considerara el mejor.
Escribi¨® que o lo amabas o lo odiabas¡
En la pista, Kobe pod¨ªa parecer arrogante porque exig¨ªa estar a su altura. Fuera era encantador. Hay muchas maneras de ser l¨ªder. El mejor no es el que m¨¢s anima, sino el que sabe adaptarse. A veces tienes que callar.
?Usted se calla?
He aprendido. El ¡°venga, vamos¡± a algunos los hace superarse, a otros hay que darles ideas: trata de entrar por all¨¢¡, porque con lo de ¡°t¨² puedes¡± los hundes m¨¢s si no est¨¢n pudiendo.
?Cu¨¢ntas cosas en la cabeza!
Tienes que saber qui¨¦n no ha tocado el bal¨®n en tres jugadas y por qu¨¦. Tienes que proteger el bal¨®n que vas botando y tener un ojo para escuchar al entrenador¡
Sin hacer faltas¡
Y teniendo en cuenta lo que sabes de estudiar a los rivales: que si botan hacia la derecha¡ Luego alguien te dice: ¡°Te saludamos desde detr¨¢s del banquillo, ?nos o¨ªste?¡±. Pues no.
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