Escuela de convivencia
El curso escolar para la ense?anza no universitaria se inicia hoy en la mayor¨ªa de los colegios de Espa?a marcado, como el pasado, por una cifra de alumnos procedentes de familias inmigrantes de algo m¨¢s de un 8% del total, en una r¨¢pida progresi¨®n, pues part¨ªa pr¨¢cticamente de cero hace tan s¨®lo una d¨¦cada. La irrupci¨®n de estos ni?os en las aulas debe ser considerada como uno de los datos m¨¢s positivos de nuestra organizaci¨®n social. Es en la escuela donde se adquieren los h¨¢bitos de convivencia con personas de otras culturas, otro aspecto f¨ªsico y otra lengua familiar; es donde adquieren los conocimientos b¨¢sicos para desenvolverse en sociedades complejas como la nuestra, y donde se educan y preparan para convertirse en ciudadanos. Si la integraci¨®n en la escuela es un ¨¦xito, entonces la integraci¨®n en la sociedad de personas con culturas diversas ser¨¢ un ¨¦xito. Es, adem¨¢s, una prueba del funcionamiento del Estado de derecho que garantiza la escolarizaci¨®n de ni?os y j¨®venes hasta los 16 a?os, y uno de los aspectos de la vida de los inmigrantes en nuestro pa¨ªs que m¨¢s agradecen.
La cantidad de alumnos de familias inmigrantes es todav¨ªa un modesto porcentaje del total. La coincidencia en una misma aula de alumnos con niveles de preparaci¨®n muy distintos, distintas lenguas y ambientes culturales diversos suscita problemas pedag¨®gicos. Hay que acudir a medidas especiales para que nadie se quede atr¨¢s y contar con m¨¢s medios y una organizaci¨®n que tenga en cuenta estos factores. Distribuidos de forma homog¨¦nea, la presencia de estos alumnos no tendr¨ªa demasiadas consecuencias, pero el problema surge de la carga desigual. Un centro escolar con un 60% u 80% de alumnos de decenas de procedencias y culturas tendr¨¢ dificultades casi insuperables, aun contando con la generosidad y competencia de un profesorado a veces agobiado por la acumulaci¨®n de responsabilidades que la sociedad y las familias delegan en la escuela. La escuela concertada, privada pero financiada con fondos p¨²blicos, acoge, en proporci¨®n, la mitad de alumnos extranjeros que la p¨²blica. Y ¨¦sta no es una situaci¨®n que est¨¦ justificada.
Tambi¨¦n entre las escuelas p¨²blicas hay diferencias, que se derivan de la inevitable desigualdad en la distribuci¨®n de inmigrantes por barrios y ciudades. Pero es precisamente en este aspecto, no tan f¨¢cil de corregir como a veces se dice, donde las autoridades deben hacer un esfuerzo especial. Del ¨¦xito de muchos de estos centros hoy depende la resoluci¨®n de graves problemas de violencia o integraci¨®n ma?ana.
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