El Valencia acaba con un mito
Tres goles de Morientes convierten al cuadro de Quique en el primer espa?ol que gana en Grecia
Metamorfosis, que es un t¨¦rmino griego, se apoder¨® anoche del estadio del Olympiacos. Los equipos fueron mut¨¢ndose la piel durante el partido de una manera misteriosa. El anfitri¨®n fue un conjunto bello y poderoso, como un dios heleno, durante la primera media hora. El hu¨¦sped result¨® un equipo fr¨¢gil y sin ideas, muy vulnerable. Hasta que empat¨® Morientes. Entonces sucedi¨® todo lo contrario. El Valencia quiso comerse el mundo. Marc¨® otra vez Morientes y el Olympiacos dio se?ales de agotamiento. Pero renaci¨® tras el descanso Rivaldo y el cuadro griego recuper¨® su primera vestimenta. El Valencia, mientras, se resign¨® a defenderse, hasta que de pronto hubo otra transformaci¨®n: Albiol decidi¨® acabar con los mitos con un disparo violent¨ªsimo a la salida de un c¨®rner. Un equipo espa?ol ganaba en Grecia por primera vez en la Champions. Y el Valencia, como dijo Quique en la previa, apunta maneras de llegar lejos. Tiene defensa, como de costumbre, pero la novedad es que tiene tambi¨¦n mucho gol. Infinidad de recursos que pasan por el toque de Edu, la piller¨ªa de Villa, el olfato de Morientes, y la profundidad primero de Gavil¨¢n y despu¨¦s de Silva. Al final sucedi¨® algo extraordinario. El p¨²blico griego, tan poco amable con los rivales, rompi¨® en una ovaci¨®n al conjunto de Quique, reconociendo que el espect¨¢culo hab¨ªa sido grandioso.
OLYMPIACOS - 2 VALENCIA 4
Olympiacos: Nikopolidis: Zewlakow (Pantos, m. 48), Anatolakis (Julio C¨¦sar, m. 70), Ouaddou, Domi; Kafes, Stoltidis; Castillo, Rivaldo, Djordjevic; y Konstantinou. No utilizados: Butina; Patsatzoglou, Maric, Okkas y Georgatos.
Valencia: Ca?izares; Miguel, Ayala, Albiol, Moretti; Angulo, Marchena, Edu, Gavil¨¢n (Silva, m. 72); Villa (Regueiro, m. 71) y Morientes (Jorge L¨®pez, m. 91). No utilizados: Butelle; Vicente, Curro Torres y David Navarro.
Goles: 1-0. M. 28. Konstantinou, tras jugada individual. 1-1. M. 33. Morientes, a pase de Villa. 1-2. M. 39. Morientes marca a puerta vac¨ªa. 2-2. M. 66. Castillo. 2-3. M. 85. Albiol, de gran zurdazo. 2-4. M. 90. Morientes, de cabeza.
?rbitro: T. Hauge (Noruega). Amonest¨® a Ouaddou y Ayala.
Estadio Karaiskakis. Unos 33.000 espectadores.
El Valencia necesit¨® sentir el puyazo de un gol en contra para demostrar que es un equipo realmente serio. Que no hab¨ªa viajado al Pireo solamente para defenderse, como en una pat¨¦tica primera media hora, sino que sab¨ªa atacar. O contraatacar. Y de qu¨¦ manera. Bast¨® que Edu se impusiera por fin en el uno contra uno y entregara suave con la zurda un bal¨®n con ventaja a Villa. Dentro de la caja del ¨¢rea, Villa es casi imparable. Se pega la pelota a la bota, inclina su menudo cuerpo hacia un lado u otro y acaba gan¨¢ndose una posici¨®n para disparar. Normalmente cruzado, de manera que el portero no pueda llegar. As¨ª sucedi¨® en el primer gol, con la novedad de que, en esta ocasi¨®n, Morientes empuj¨® desde la misma l¨ªnea de gol.
El tanto transform¨® completamente el partido. El efecto psicol¨®gico fue tremendo. Levant¨® al Valencia hasta arriba de la monta?a de la Acr¨®polis mientras el Olympiacos se despe?aba. Nadie simboliz¨® la metamorfosis tanto como Marchena: desubicado, perdido, persiguiendo la sombra de Rivaldo en la primera hora; crecido tras el empate y atrevi¨¦ndose a enviar pases en profundidad a sus delanteros. As¨ª se inici¨® poco despu¨¦s un contragolpe mortal. Gavil¨¢n, que hab¨ªa dejado a Vicente en el banquillo, redobl¨® la apuesta de Quique. Fue un pu?al por el extremo izquierdo. No s¨®lo por la carrera, sino porque supo frenarse y enviar un pase cruzado de 20 metros que dej¨® a Angulo en disposici¨®n de encarar a Nikopolidis. El disparo del interior asturiano lo rechaz¨® el portero, la situaci¨®n ideal para Morientes, otra vez donde deb¨ªa.
El Olympiacos sali¨® a jugar con un esquema que s¨®lo el Bar?a se atreve a practicar en Europa: un 4-3-3. Es la receta ofensiva que aplica el t¨¦cnico noruego, Trond Sollied. No s¨®lo eso, sino que uno de los tres centrocampistas era Rivaldo, que nunca destac¨® por su faceta defensiva. A sus 34 a?os, el brasile?o conserva el toque refinado con esa pierna izquierda tan curvada. Y fue objeto de un penalti de Ayala que no vio el ¨¢rbitro.
La segunda parte arranc¨® como un tiro. Villa desperdici¨® un uno contra uno con Nikopolidis. A continuaci¨®n Ca?izares vol¨® para salvar un cabezazo de Konstantinou a la escuadra. Otra vez tras un excelente pase de Rivaldo. El brasile?o se marc¨® un partidazo y volvi¨® a apoderarse del centro del campo. El Valencia volvi¨® a caer en la molicie. Y otra vez lleg¨® el merecido gol del cuadro heleno, un latigazo del uruguayo Castillo.
De nuevo, el Valencia se creci¨® con el castigo. Edu envi¨® un trallazo desde 30 metros que a duras penas envi¨® a c¨®rner Nikopolidis. De ese saque de esquina sali¨® el bal¨®n hacia fuera del ¨¢rea donde esperaba Albiol con un ca?¨®n en un pie izquierdo. Poco despu¨¦s Morientes marc¨® todos los tiempos en el aire antes de cabecear otro c¨®rner desde el mismo sitio, la izquierda, que hab¨ªa enviado Silva. Un hat trick del Moro, a quien no le pagan por jugar bien sino por marcar. Y, evidentemente, se gana el sueldo. Al igual que sus compa?eros, ovacionados hasta por el apasionado p¨²blico heleno.
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