No toques mi libro
Hace cuatro d¨¦cadas, Umberto Eco hablaba de dos bandos opuestos en su famoso estudio sobre la cultura de masas: apocal¨ªpticos e integrados. Apocal¨ªpticos eran los que se resist¨ªan a las innovaciones tecnol¨®gicas y su uso en la creaci¨®n art¨ªstica; integrados eran los que ve¨ªan estas novedades con optimismo y fe ciega en ellas. El semi¨®logo italiano criticaba ambas posiciones. Hoy esos dos extremos vuelven a tener adeptos, sobre todo entre los escritores. Hay algunos que siguen escribiendo a mano, en cuadernos, como Javier Mar¨ªas, quien dice no haber tocado jam¨¢s un ordenador. O como Mario Vargas Llosa, quien recientemente manifest¨® que le horrorizaba la posibilidad de que Internet reemplazara las bibliotecas repletas de libros.
En cuanto a la posibilidad
apuntada por Kevin Kelly de que los libros terminen fragmentados por la red, a disposici¨®n de cualquiera, como ha sucedido con las canciones en relaci¨®n con los discos, hay quienes lo consideran una idea peregrina e irreal. "Toda creaci¨®n literaria implica intertextualidad: '?En un lugar de La Mancha' era un verso de un romance!", apunta Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, escritor y experto en la cultura de las nuevas tecnolog¨ªas. "La visi¨®n de Kevin Kelly de un mundo de trocitos de texto flotando por Internet, listos para recombinarse, es ingenua y atrasada. Los fragmentos de obras en donde flotan es en la memoria de los lectores y de los escritores, y desde ah¨ª act¨²an en la creaci¨®n literaria: no hace falta Google para eso. La biblioteca universal de Google tiene la ventaja de servir para localizar el origen de una cita que no sabemos de d¨®nde viene, pero su fin no ser¨¢ primordialmente literario, sino de referencia, de investigaci¨®n... En un medio editorial en el que cada vez m¨¢s libros de pensamiento o de ensayo se publican sin ¨ªndice de nombres o de conceptos, el acceso a la b¨²squeda digital puede ser una bendici¨®n... sobre todo para quienes ya han comprado los libros, o para quienes est¨¢n buscando un libro sobre un tema concreto".
Los temores de Updike en relaci¨®n con el papel del autor en un mercado globalizado tienen algunos puntos reales. Seg¨²n el escritor boliviano Jos¨¦ Edmundo Paz Sold¨¢n, profesor de literatura en la Universidad de Cornell, hay que prepararse, en efecto, para el fin del autor tal como lo conocemos hoy. "A los libros les cuesta hoy venderse solos, y por eso las editoriales sue?an con tener autores medi¨¢ticos, y algunos escritores caen en la tentaci¨®n y se suscitan esc¨¢ndalos como el de James Frey: una gran novela, En mil pedazos, es vendida como las memorias del autor, porque eso permite que Frey ingrese en el circuito del talk show norteamericano (Oprah y compa?¨ªa), que es donde se promocionan masivamente las novedades editoriales", afirma.
"En Estados Unidos, los li
bros cl¨¢sicos, los de autores muertos, parecen leerse s¨®lo en universidades. El mundo editorial forma cada vez m¨¢s parte del hipermercado actual de la cultura. ?Qu¨¦ pueden hacer los escritores para resistirse a ello? ?Quieren? ?Deben? El circuito del libro funciona gracias a la cadena editores-agentes-autores-medios-libreros-lectores, y si el cambio no ocurre a todos los niveles, las ansiedades de Updike tardar¨¢n poco tiempo en hacerse realidad del todo", contin¨²a Paz Sold¨¢n.
"Eso, sin embargo, no deber¨ªa hacernos caer en la nostalgia de que todo tiempo pasado fue mejor. Durante muchos siglos vivimos sin libros y sin la idea moderna, individualista de autor; de una manera algo ir¨®nica, quiz¨¢ los cambios tecnol¨®gicos hagan que las sociedades del siglo XXI vuelvan a vivir sin libros y sin autores (o con un concepto muy diferente del autor). Eso no significa necesariamente que se esperen a?os terribles para la literatura; lo que nos esperan son a?os de redefinici¨®n de lo que entendemos por literatura".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.