Desembarco pac¨ªfico en un paisaje de guerra
560 infantes de marina llegan a las playas de Tiro antes de fijarsu base cerca de los Altos del Gol¨¢n, ocupados por Israel
Unos 560 soldados espa?oles desembarcaron ayer en la playa de Tiro para participar de la fuerza de paz de Naciones Unidas en L¨ªbano. La operaci¨®n, que concluir¨¢ hoy, es la m¨¢s importante de este tipo desde la llevada a cabo en la bah¨ªa marroqu¨ª de Alhucemas en 1925. Partiendo desde los buques Pizarro y Galicia, los anfibios y lanchas de desembarco comenzaron a llegar sin problemas a la costa ante la mirada de decenas de periodistas y curiosos. Desde Tiro, parte de los soldados viajaron hacia el sureste, a Taib¨¦, cerca de los altos del Gol¨¢n ocupados por Israel, para fijar su base.
A primera hora de ayer los mismos buzos de combate que en la jornada anterior hab¨ªan estado midiendo la extensi¨®n y profundidad de las costas de Tiro ultimaban la demarcaci¨®n del canal de aproximaci¨®n para el desembarco. En el horizonte, a menos de cuatro kil¨®metros ya se divisaban las siluetas de los buques de transporte Galicia y Pizarro, acompa?ados m¨¢s a lo lejos por la fragata Almirante Juan de Borb¨®n y el barco de apoyo log¨ªstico Pati?o. El d¨ªa amaneci¨® sin una nube y el oleaje era como para bandera verde. La playa elegida finalmente no fue la privada del hotel Rest House, sino la que est¨¢ al otro lado del establecimiento, mucho m¨¢s extensa y p¨²blica. All¨ª, en una franja de unos 150 metros, frente a una veintena de chiringuitos de madera decorados con fotos del l¨ªder de Hezbol¨¢, Hasan Nasral¨¢, se produjo el acontecimiento.
Cuando el primer veh¨ªculo anfibio emergi¨®, a eso de las 10.30, la horda de fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n ya provoc¨® los primeros altercados con los soldados libaneses de la XII Brigada encargados de mantener a raya a los curiosos. Hubo alg¨²n que otro golpe y varios empujones, pero nadie de los que estaban ah¨ª desde tan temprano estaba dispuesto a que lo apartaran del espect¨¢culo.
Entre ellos los hermanos Ibrahim y Nabil Fakih G¨®mez, libaneses de madre espa?ola que estudian medicina en la Universidad de Navarra. Ellos, junto a un t¨ªo y otros tres amigos, fueron los ¨²nicos que aparecieron con una bandera espa?ola. "Viva Espa?a. Viva el Ej¨¦rcito espa?ol... Viva Osasuna", gritaban.
Los tripulantes de los anfibios, marciales sobre sus veh¨ªculos para no desentonar con el gran momento, no pod¨ªan evitar girar la mirada hacia los chavales. Tras el aperitivo de los nueve anfibios salidos del buque Pizarro empez¨® el verdadero espect¨¢culo: llegaron las lanchas de desembarco procedentes del Galicia. Una tras otra para no molestarse ante el escaso margen de maniobra, las lanchas expulsaron veh¨ªculos ligeros Hummer, con y sin armamento antitanque, camiones y veh¨ªculos zapadores, como les llaman los militares a las excavadoras blindadas.
M¨¢s tarde llegaron los blindados Pira?a, las estrellas de la jornada. "?se es un pira?a sanitario", aclar¨® un oficial a dos periodistas que especulaban sobre la utilidad del veh¨ªculo al verlo descender del transbordador. "Es como una UVI m¨®vil pero blindada, dentro hay como un peque?o hospital de primera que nos da mucha tranquilidad", a?adi¨® sonriendo. En total, el Ej¨¦rcito espa?ol trajo a L¨ªbano un centenar de veh¨ªculos.
La marinera ?ngela Coucheiro, la primera mujer de las 50 del contingente que pis¨® tierra libanesa, estaba exultante. ?Qu¨¦ tal est¨¢ la mar? "No pod¨ªa estar mejor", respondi¨® Coucheiro con una sonrisa desde el otro lado del cord¨®n humano que formaban los soldados libaneses. Cuando ya sus compa?eros hab¨ªan guiado a las primeras lanchas con se?ales de humo y banderas, Coucheiro se encarg¨® de marcar con un pa?o rojo la zona exacta del desembarco para el resto de la jornada.
Para entonces ya hab¨ªa dado el mediod¨ªa y los bares de playa contaban con numerosos clientes que bebiendo t¨¦ y fumando narguile observaban el despliegue militar. Decenas de ni?os se ba?aban en las aguas mediterr¨¢neas a unos pocos metros de la se?al roja que hab¨ªa puesto Coucheiro.
Por suerte para los soldados espa?oles, el estado de la mar les permiti¨® un desembarco sin contratiempos, lo contrario de lo que les pas¨® a las tropas italianas hace dos semanas. El desembarco italiano, seg¨²n los vecinos de Tiro que andaban por la playa, fue menos lucido porque tuvieron que utilizar helic¨®pteros para transportar a tierra sus soldados. Ayer, la Marina espa?ola utiliz¨® cuatro aparatos Sea King s¨®lo para transportar pertrechos. Los helic¨®pteros iban y ven¨ªan raudos, siempre cuidadosos de aterrizar lo suficientemente lejos como para no volar las sombrillas de los ba?istas. En todo caso, el desembarco espa?ol fue mucho m¨¢s discreto que el realizado por los italianos, seg¨²n testigos.
Al salir de las lanchas, los veh¨ªculos se dirig¨ªan por la costa hasta el final de la hilera de chiringuitos, hacia un descampado en el que iban estacion¨¢ndose a la espera de la orden de partir hacia Taib¨¦, al este del pa¨ªs, junto a la frontera con los Altos del Gol¨¢n, uno de los territorios ocupados por Israel. En esa ¨¢rea de aparcamiento los esperaban desde la ma?ana tres blindados franceses que les iban a servir de escolta.
El infante de marina Guillermo ?lvarez es el encargado de grabar y sacar fotograf¨ªas del desembarco para la p¨¢gina de Internet de su base de San Fernando, en C¨¢diz. "Yo soy como los dem¨¢s, cuando termine aqu¨ª tengo que volver al barco y sumarme a mi unidad para desembarcar y mojarme hasta las rodillas", dice riendo ?lvarez. "Pero qu¨¦ m¨¢s da, a m¨ª me gusta esto, estar aqu¨ª. Todos quer¨ªamos venir", a?ade. ?lvarez lleva tres a?os y medio en la Infanter¨ªa de Marina. El batall¨®n al que pertenece es el mismo que llev¨® a cabo la misi¨®n de paz en Hait¨ª en 2004.
Fuentes del Ministerio de Defensa indicaron ayer que la decisi¨®n de que las tropas desembarcaran en una playa en vez de hacerlo en puerto la tom¨® el Estado Mayor de la Defensa por razones operativas, sin ninguna interferencia pol¨ªtica.
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