El Gobierno iniciar¨¢ las conversaciones formales con ETA antes de un mes
La banda decidi¨® en julio retrasar el di¨¢logo con el Ejecutivo para forzar la constituci¨®n de la mesa de partidos
El Gobierno y ETA iniciar¨¢n antes de un mes las conversaciones que abordar¨¢n el final de la violencia y las medidas de reinserci¨®n de los presos etarras, como anunci¨® el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el 29 de junio. Paralelamente, los partidos vascos -a excepci¨®n del PP, que se ha automarginado del proceso- han multiplicado durante los ¨²ltimos d¨ªas sus contactos bilaterales, de car¨¢cter reservado e informal, para lograr un preacuerdo sobre el funcionamiento y m¨¦todo de la mesa de partidos, que garantice la participaci¨®n de la izquierda abertzale. La voluntad de las partes de activar ambas mesas ha suavizado las tensiones surgidas en el proceso de paz este verano.
En el primer encuentro se abordar¨¢n "los incumplimientos" de ambas partes
La primera reuni¨®n entre el Gobierno y ETA, tras el alto el fuego del 22 de marzo, cuya celebraci¨®n est¨¢ prevista antes de un mes, abordar¨¢, como primer asunto, los "incumplimientos" de las bases que originaron el alto el fuego por sus suscriptores. Previsiblemente, la representaci¨®n gubernamental exigir¨¢ a ETA el cese del rebrote de la kale borroka, y ¨¦sta se quejar¨¢ al Ejecutivo de las dificultades judiciales de Batasuna. Pero no han sido ¨¦stas las claves del bloqueo del proceso que, en este momento, entra en fase de distensi¨®n.
El bloqueo surgi¨® cuando la c¨²pula de ETA decidi¨® en julio, en coordinaci¨®n con Batasuna, al poco de que Zapatero anunciara las conversaciones entre el Gobierno y la banda para el verano, retrasar el inicio de las mismas y fijar como prioridad el reconocimiento de la mesa de partidos, la pata pol¨ªtica del proceso.
ETA y Batasuna interpretaron que el Gobierno aceleraba sus conversaciones con la banda para lograr el alto el fuego definitivo y, a su vez, eludir la mesa de partidos. Las coincidentes declaraciones de Zapatero y el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, de "primero la paz y despu¨¦s, la pol¨ªtica", tras la declaraci¨®n de alto el fuego, fueron la voz de alarma en las filas abertzales.
El recelo de ETA part¨ªa de que, seg¨²n las bases que originaron el alto el fuego permanente, entre esta declaraci¨®n y la del presidente del Gobierno, anunciando las conversaciones con ETA, deb¨ªan pasar seis meses. Pero, entre el alto el fuego de ETA, anunciado el 22 de marzo, y la declaraci¨®n de Zapatero, el 29 de junio, s¨®lo transcurrieron tres meses. ETA y Batasuna interpretaron que Zapatero acort¨® los plazos para primar los avances en el fin de la violencia en detrimento de la mesa de partidos.
A esa interpretaci¨®n contribu¨ªa el que los partidos vascos, incluido el PSE, retrasaban la mesa de partidos, con el argumento de que Batasuna era ilegal. El PSE no asum¨ªa que con su actitud incumpliera el preacuerdo con ETA sobre el alto el fuego, porque nada se hab¨ªa acordado, en dichas conversaciones sobre la mesa de partidos al ser su funcionamiento, m¨¦todo y contenido una competencia exclusiva de los partidos. Lo que acordaron el PSE y ETA, en las reuniones previas, fue separar el proceso de fin de la violencia -del que se avanzaron algunas condiciones- de la normalizaci¨®n pol¨ªtica, cuya competencia era de los partidos.
La impaciencia y el temor de ETA a que los socialistas eludieran la constituci¨®n de la mesa de partidos le llev¨® no s¨®lo a retrasar los contactos con el Gobierno, previstos para el verano, sino a exteriorizarlo, con la publicaci¨®n del comunicado del 18 de agosto en el que acus¨® al Ejecutivo de "desvirtuar el proceso y vaciarlo de contenido".
No obstante, ETA nunca comunic¨® al Gobierno oficialmente las causas del retraso. M¨¢s bien dio a entender que eran razones "t¨¦cnicas", como la seguridad. Pero tampoco el Gobierno hizo nada por forzar el encuentro con ETA y opt¨® por esperar a que los hechos madurasen. De hecho, el inicio del di¨¢logo del Gobierno con ETA se va a cumplir en los plazos previstos en el preacuerdo, seis meses despu¨¦s de la declaraci¨®n de alto el fuego.
El reto de ETA cont¨® con la complacencia de las bases de Batasuna, irritadas por las trabas judiciales que padecieron sus actos p¨²blicos, de marzo al verano, en la fase inicial del proceso, coincidente con la titularidad del juez Fernando Grande-Marlaska en la Audiencia Nacional. ?ste, en enero de 2006, dos meses antes del alto el fuego, suspendi¨® por dos a?os m¨¢s a Batasuna.
En un primer momento, Batasuna, predispuesta a pasar por la ventanilla y cumplir la Ley de Partidos, tras un periodo de funcionamiento paralegal, se enroc¨® ante la actitud de Grande-Marlaska y se neg¨® a legalizarse. Los l¨ªderes de Batasuna alegaron que no exist¨ªan garant¨ªas jur¨ªdicas para su legalizaci¨®n con el cumplimiento de la Ley de Partidos al existir abierta la v¨ªa penal, que es por la que Grande-Marlaska ha impedido sus actuaciones.
Pero, tras el comunicado de ETA del 18 de agosto, Batasuna ha aclarado que la causa principal del bloqueo del proceso radica en la ausencia de la mesa de partidos pol¨ªticos. Fuentes conocedoras del proceso afirman que si se desbloquea la mesa de partidos, Batasuna se legalizar¨¢ porque era lo previsto en el proceso.
En los ¨²ltimos d¨ªas, los partidos vascos, a excepci¨®n del PP que se ha automarginado, han iniciado contactos bilaterales, discretos e informales, con el fin de lograr un preacuerdo sobre el m¨¦todo y el funcionamiento de la mesa de partidos, pero que no predetermine nada sobre su contenido. Las fuentes consultadas se?alan que estas conversaciones, uno de cuyos objetivos es garantizar a Batasuna que habr¨¢ mesa de partidos cuando se legalice, funcionan a "buen ritmo".
Los partidos vascos hacen ese esfuerzo, con el objetivo de que Batasuna se incorpore a la pol¨ªtica, participe en la futura reforma del Estatuto, y, con su participaci¨®n en la pol¨ªtica, se consolide el proceso de paz. Tambi¨¦n conf¨ªan en que el PP se sume al proceso.
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