Los esp¨ªas de los cayucos
Agentes senegaleses fingen ser inmigrantes para detener las piraguas que van a Canarias
Warde, un conocido pescador reconvertido en traficante de personas de San Luis, fue sorprendido con las manos en la masa. Un furg¨®n policial se plant¨® en la puerta de su casa a mediados de agosto. En esa choza del barrio de Sor, los agentes hallaron a 80 personas dispuestas a zarpar junto a cientos de litros de combustible, provisiones, un motor fuera borda y m¨¢s de seis millones de francos CFA (9.160 euros). Desconoc¨ªa que uno de los sin papeles que albergaba en su hogar era un polic¨ªa. Fue qui¨¦n lo delat¨® y ahora est¨¢ en prisi¨®n.
La falta de medios con la que las autoridades senegalesas tienen que hacer frente a la emigraci¨®n clandestina se ha resuelto con ingenio. Las comisar¨ªas centrales de los principales puntos del pa¨ªs han enviado a cientos de polic¨ªas de paisano a los embarcaderos para hacerse pasar por candidatos al viaje. Otros agentes recorren en furgones policiales la costa para detener las expediciones antes de que se hagan a la mar. Los que lo consiguen tienen muchas posibilidades de un viaje con ¨¦xito. La escasez de patrulleras impide a los agentes seguir a los emigrantes en el agua.
"Cuando recibimos las primeras ¨®rdenes de ponernos firmes contra el fen¨®meno de la emigraci¨®n, nos dimos cuenta de las dificultades de probar el delito", explica el comisario Mane, en su destartalado despacho de la comisar¨ªa central de San Luis. "La ¨²nica forma de pararlos era encontrarlos justo en el momento en que comet¨ªan el delito, porque si no se pon¨ªan todos de acuerdo para decir que se iban a pescar y nos ve¨ªamos obligados a soltarlos", a?ade.
Con el auge de las salidas hacia Espa?a y las consecutivas protestas del Gobierno espa?ol, el Ministerio del Interior senegal¨¦s oblig¨® a Mane a poner en marcha un dispositivo de vigilancia durante las 24 horas del d¨ªa. Son dos grupos de diez agentes que hacen dos turnos de doce horas. La mitad de sus componentes van vestidos de uniforme y visitan en patrullas los principales puntos de salida de cayucos comunicados por carretera o senderos. El resto, sin uniforme, se distribuye por los distintos embarcaderos pidiendo a la gente que les pongan en contacto con los pasadores para delatarlos.
Desde que se puso en marcha este sistema, las fuerzas de seguridad senegalesas han conseguido abortar cuatro expediciones y los organizadores se encuentran ahora en prisi¨®n provisional a la espera de juicio. La ley senegalesa prev¨¦ para su delito penas de hasta 10 a?os de prisi¨®n. Hasta el pasado 7 de septiembre los que hab¨ªan pagado para hacer el viaje eran puestos en libertad y se les devolv¨ªa el dinero pagado al pasante con las cantidades interceptadas en las operaciones. Ahora se les conduce a comisar¨ªa para investigarlos y los fiscales los acusan por la misma infracci¨®n cometida por los organizadores. "Gracias a este dispositivo hemos conseguido calmar la situaci¨®n y los barcos ya no salen tan f¨¢cilmente como antes", asegura Mane. "Si nos dieran todo terrenos y prism¨¢ticos creo que podr¨ªamos hacer mucho m¨¢s", a?ade.
A los esfuerzos de los agentes senegaleses se ha unido el de las embarcaciones, aviones y helic¨®pteros del Frontex. A ¨²ltima hora del viernes, la patrullera de la Guardia Civil R¨ªo Cabriel , con ocho agentes espa?oles a bordo, y dos observadores de la Marina y la Gendarmer¨ªa senegalesa, intercept¨® su primer cayuco, despu¨¦s de que el 13 de septiembre el Gobierno senegal¨¦s le diera el permiso. Estaba en las cercan¨ªas de las costas de Gambia, a unos 250 kil¨®metros al sur de Dakar, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas espa?olas. En ella viajaban 80 emigrantes que fueron transbordados a una patrullera senegalesa, en la que llegaron ayer a las dependencias de la Gendarmer¨ªa en el puerto de la capital.
La embarcaci¨®n fue avistada por el avi¨®n italiano que utiliza el dispositivo fronterizo europeo. El patrullero de altura Diciotti, en colaboraci¨®n con el barco de la Guardia Civil, persigui¨® a los senegaleses, que detuvieron los motores para intentar pasar desapercibidos. Al verse acosados, tomaron rumbo hacia aguas territoriales de Gambia para intentar refugiarse. Pero los pillaron antes de que pudieran llegar.
El acuerdo de repatriaci¨®n y control de fronteras firmado entre Senegal y Espa?a impide a los europeos llevar a puerto a los inmigrantes interceptados. Por eso, las embarcaciones italiana y espa?ola tuvieron que esperar en alta mar la llegada de un barco de vigilancia pesquera senegal¨¦s, utilizado ahora en las operaciones migratorias, para que se hiciera cargo de ellos. Esa embarcaci¨®n, de unos 10 metros de eslora, los llev¨® hasta el puerto de Dakar, donde llegaron hacia las seis de la tarde de ayer.
Por el momento, el Gobierno espa?ol est¨¢ satisfecho de la colaboraci¨®n de Senegal. La ausencia de protestas en el pa¨ªs africano augura que los vuelos de repatriaci¨®n puedan seguir produci¨¦ndose sin problemas durante los pr¨®ximos d¨ªas y la salida de cayucos parece que se ha ralentizado, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas espa?olas.
Los senegaleses aseguran que hacen su trabajo, pero sus condiciones son penosas en comparaci¨®n con las de sus compa?eros europeos. El jefe de puesto de la comisar¨ªa central de San Luis cuenta que su salario mensual no llega a los 200 euros. "Como el resto del pa¨ªs, nosotros no tenemos dinero para sacar adelante a nuestras familias", relata. "Si las piraguas fueran m¨¢s seguras, tenga usted por seguro que hasta nosotros nos ir¨ªamos de aqu¨ª".
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