D'Alessandro desmonta al Mallorca

El Zaragoza agradeci¨® sobremanera la tarjeta roja que le mostr¨® el colegiado a Varela, del Mallorca. Hasta ese momento el conjunto balear se impuso t¨¢cticamente gracias a un impecable planteamiento de su t¨¦cnico, Gregorio Manzano. Pero acab¨® perdiendo. D'Alessandro, revoltoso e incisivo, tir¨® de habilidad para reventar la zaga rival. El argentino fue el ¨²nico cabo suelto que se dej¨® Manzano. Eso, y la marcha de Varela a la ducha antes de tiempo.

Gregorio Manzano le busc¨® las cosquillas al Zaragoza desde la pizarra; prescindi¨® del medio centro Basinas en detrimento de dos medias puntas. Una apuesta tan arriesgada como l¨®gica. V¨ªctor Fern¨¢ndez juega con un 4-4-2 en rombo que deja un tanto descuidada la medular cuando toca defender. Por mucho que Zapater se desdoble y barra por doquier en el mediocampo.

As¨ª, con dos trescuartistas como rivales, los interiores aragoneses ten¨ªan miedo a la hora de recorrer la banda, porque dejaban desguarnecida su zona. Y correr hacia arriba con el rabillo del ojo puesto en la espalda no es f¨¢cil. M¨¢s a¨²n si los talentosos Arango e Ibagaza, tras recibir el bal¨®n, sal¨ªan como cohetes para armar el contragolpe. Pero ni Maxi L¨®pez estuvo entonado, ni la dulce y deliciosa zaga blanquilla ofreci¨® fisuras. El Mallorca lleg¨®, cerc¨® y apret¨®. Aunque no asfixi¨®. Todo esto, sin embargo, se desbarat¨® cuando P¨¦rez Lima le ense?¨® una roja directa a Varela por derribar a Pablo Aimar.

A Manzano s¨®lo se le escap¨® como frenar la vocaci¨®n ofensiva natural de D'Alessandro, anoche interior por la derecha al m¨¢s puro estilo cruyffista, que situaba a los medios en el costado opuesto a su pierna para que recortaran hacia el interior y o bien asistieran con un pase interior, o bien chutaran a puerta. Recorte por aqu¨ª, recorte por all¨¢. El Cabez¨®n, a falta de la inspiraci¨®n de su compatriota Aimar y de las recurrentes paredes, se puso los galones de comandante. Hasta en cuatro ocasiones prob¨® los reflejos del meta del Mallorca, Prats. En una falta, el bal¨®n lami¨® el poste. Pero al menudo argentino le falt¨® un aliado cerca del ¨¢rea. Ewerthon no supo leerle las intenciones y Sergio Garc¨ªa tard¨® en encontrar su sitio en el campo.

Con superioridad num¨¦rica, el Zaragoza, siempre c¨®modo con el bal¨®n entre los pies, retom¨® el juego atractivo. Movilla levant¨® la cabeza, encontr¨® a Sergio Garc¨ªa y, ¨¦ste, generoso, le regal¨® el gol a Ewerthon. Despu¨¦s, D'Alessandro le ofreci¨® un tanto en bandeja a Sergio Garc¨ªa. Anoche, el Cabez¨®n se gan¨® definitivamente la confianza de su t¨¦cnico, la adulaci¨®n y veneraci¨®n del p¨²blico y el respeto del bal¨®n. El Zaragoza, el partido.