Comprender a las v¨ªctimas

Incredulidad es lo que sentimos al leer la noticia sobre el caso de la ni?a austriaca secuestrada durante ocho a?os (EL PA?S, 17 de septiembre de 2006). Es incre¨ªble que los abogados hayan tenido la necesidad de explicar por qu¨¦ la joven no huy¨® de su secuestrador cuando tuvo la oportunidad en un viaje que realizaron. ?Es posible que la opini¨®n p¨²blica hubiera enjuiciado a Natascha? ?Ser¨¢ que no se han comprendido a¨²n las consecuencias del proceso de victimizaci¨®n, en especial cuando ¨¦ste se produce a largo plazo?

La coartaci¨®n de la libertad, el asilamiento, la humillaci¨®n, la indefensi¨®n y la depresi¨®n producen un profundo sentimiento de soledad e incomprensi¨®n que d¨ªa tras d¨ªa va escarbando en el interior de la v¨ªctima cual met¨¢stasis, invadiendo lentamente el ¨®rgano sano, y contribuye a la anulaci¨®n de la identidad propia, que termina por redefinir las relaciones con el entorno que, en muchos casos, se limita a la figura del agresor. La v¨ªctima, despu¨¦s de varios a?os apartada del mundo, no se caracteriza por no huir, sino porque no se siente segura huyendo, porque necesita explicar los actos de su verdugo. Su supervivencia psicol¨®gica depende de ello.

Tal vez como sociedad no estemos a¨²n preparados para comprender lo que es ser v¨ªctima, pero, entonces, tampoco nos cabe el derecho de enjuiciarla. A?os luchando contra la violencia dom¨¦stica deber¨ªa habernos aportado alg¨²n conocimiento sobre ello.