Reflexionando
Quiz¨¢ sea a causa de nuestro car¨¢cter mediterr¨¢neo, algo cachondo y un poco ciclot¨ªmico (todo hay que decirlo), pero reconozcamos que aqu¨ª solemos pasar de no reflexionar nada a estar todo el d¨ªa reflexionando sobre cualquier cosa. Seg¨²n todos los indicios disponibles ahora estamos en esta segunda fase. Esto es al menos lo que parece desprenderse de la proliferaci¨®n de los denominados Foros de la Comunidad Valenciana 2010. No hay tarde que salgas de casa sin que alguien te amenace con celebrar uno. Naturalmente yo estoy a favor de cualquier reflexi¨®n sobre el asunto que sea (se supone que los universitarios vivimos pr¨¢cticamente de ello); otra cosa es que opine que a estas alturas de 2006 tal vez nos sobre ya algo de teor¨ªa y nos falte una buena dosis de ejercicio pr¨¢ctico.
Hace unos d¨ªas, por ejemplo, se present¨® La Comunitat Valenciana ante los nuevos retos de la competitividad, un estudio al cual todav¨ªa no he tenido acceso, pero de cuya solvencia t¨¦cnica no dudo, conociendo a los autores. Se trata, seg¨²n sabemos de un informe encargado por la Generalitat a la Federaci¨®n de Cajas de Ahorro Valencianas (o sea, a la Generalitat) con el objetivo de analizar las evidentes virtudes de nuestro modelo de desarrollo, y tambi¨¦n las no menos evidentes debilidades de nuestra estructura productiva. Estoy casi seguro de que coincido con casi todas sus conclusiones (a la postre, todos nos nutrimos de las mismas fuentes). Lo que me resulta sorprendente sin embargo es la facilidad con la que todas las propuestas son suscritas de inmediato, no s¨®lo por la instituci¨®n auton¨®mica (que est¨¢ m¨¢s o menos obligada a ello), sino tambi¨¦n por los representantes de los agentes econ¨®micos privados, cuyo entusiasmo por aqu¨¦llas s¨®lo es comparable con su proverbial desinter¨¦s hist¨®rico por llevarlas a la pr¨¢ctica.
En todo caso no se trata de algo nuevo. Ya hace tiempo que todos estamos de acuerdo en que tenemos un sistema productivo excesivamente orientado a bienes y servicios tradicionales, con bajo contenido tecnol¨®gico y escaso valor a?adido, con unas empresas de muy peque?o tama?o, preparadas hist¨®ricamente para exportar a mercados pr¨®ximos, pero incapacitadas para extender su presencia en los mercados mundiales (como ahora hay que hacerlo, es decir con sistemas log¨ªsticos integrados; es decir, globaliz¨¢ndose). Tambi¨¦n sabemos que tenemos un turismo cada vez m¨¢s orientado al segmento residencial, altamente consumidor del territorio, ¨¢vido de servicios p¨²blicos y recursos escasos, como el agua; con unos responsables de la cosa, adem¨¢s, mucho m¨¢s obsesionados por el aumento en el n¨²mero de visitantes que por el crecimiento del gasto medio por turista (el cual, por cierto, no deja de descender). Como sabemos que nuestras dos grandes cajas de ahorro evolucionan por libre como buenamente pueden, de la mano del sector inmobiliario y sin comprometer recursos ni estrategia alguna en la consolidaci¨®n de la tan citada econom¨ªa del conocimiento o la diversificaci¨®n industrial. Y en fin, todas esas cosas que ya conocemos porque se han repetido hasta la saciedad. Como por ejemplo que el empleo, si bien aumenta a tasas razonables, mantiene su productividad entre las m¨¢s bajas de Europa (con lo que nuestros avances en renta per c¨¢pita resultan insignificantes). Y as¨ª sucesivamente.
Esto no es que lo sepan los expertos, lo sabe de sobra el propio conseller de la cosa, quien, por cierto, tambi¨¦n se pas¨® muchos a?os reflexionando sobre el asunto en el Campus de Vera, m¨¢s all¨¢ de las v¨ªas del tranv¨ªa que nos divide. La pregunta obvia entonces es: ?si estamos todos de acuerdo, m¨¢s o menos, en el diagn¨®stico, por qu¨¦ no actuamos de una vez? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si la Generalitat, en lugar de tantos estudios y diagn¨®sticos, decidiera convocar, de una vez por todas, a patronales, sindicatos, y expertos a un gran pacto para el desarrollo y la modernizaci¨®n de nuestro tejido productivo, con programas y presupuestos concretos de actuaci¨®n?
Yo no lo s¨¦ (tampoco lo espero). Pero de no ser posible una decisi¨®n como ¨¦sta, que nos situar¨ªa en el ep¨ªgrafe de "pa¨ªs europeo civilizado" capaz de resolver sus problemas de manera conjunta y solidaria, me permito sugerir al president que, entre foro y foro, se d¨¦ una vuelta r¨¢pida por Irlanda y Dinamarca a ver si se le ocurre algo verdaderamente nuevo. Ellos dejaron ya de reflexionar hace a?os y, cr¨¦ame, les va de maravilla.
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