Una plantaci¨®n de odio y metralla
Los artificieros de Naciones Unidas calculan que hay un mill¨®n de bombas de racimo sin desactivar en L¨ªbano. La mayor¨ªa fueron arrojadas 72 horas antes del alto el fuego
Tom Wyles lleva 17 a?os desactivando explosivos, casi la mitad de su vida, y nunca hab¨ªa visto nada igual. "Hay tantas bombas de racimo que parece que en vez de arrojarlas las hubieran cultivado", comenta Wyles mientras hace gala de su humor negro brit¨¢nico. Por ejemplo, cuando pide que se pise donde ¨¦l pisa y se pone a saltar con los pies juntos de un lado a otro. Ser¨ªa un juego de ni?os si no estuviese botando sobre un terreno donde el Ej¨¦rcito liban¨¦s ya ha limpiado 200 bombas de racimo y el propio Wyles y su equipo otras 150 en apenas tres d¨ªas. "Este trabajo es serio, muy serio, pero te aseguro que si no te lo tomas con cierta iron¨ªa te vuelves loco", se justifica el artificiero. "A prop¨®sito, mira bien por donde caminas, porque si pisas una de esas bombas como mucho perder¨¢s las extremidades, pero si les das un puntapi¨¦, olv¨ªdate de ser padre", dice entre carcajadas. Wyles explica que una vez que hallan las bombas las neutralizan y las apilan para hacerlas explotar. En la ma?ana que llevan trabajando, ¨¦l y su equipo ya han juntado unas 60.
Unas 375.000 minas quedan a¨²n activas de todas las guerras que ha vivido la regi¨®n
14 personas han muerto al pisar estos artefectos desde que acab¨® la guerra
Bactec, la empresa brit¨¢nica que emplea a Wyles desde que dej¨® el Ej¨¦rcito hace 10 a?os, es una de las compa?¨ªas contratadas por la ONU para limpiar el sur de L¨ªbano de bombas de racimo, minas y otros explosivos. Al equipo de Bactec se le ha asignado la limpieza del poblado de Majdal Selem, al sureste del pa¨ªs; y "descontaminar" cada finca les toma entre tres y seis d¨ªas. A¨²n no saben cu¨¢ntas bombas encontrar¨¢n en la localidad pero se imaginan que tendr¨¢n trabajo para varias semanas. "En estos d¨ªas s¨®lo tenemos cinco equipos trabajando porque varios expertos est¨¢n dedicados a formar a nuevos artificieros libaneses", explica Dalya Farran, portavoz del Centro de Coordinaci¨®n de Acci¨®n contra las Minas para el Sur de L¨ªbano (MACCSL, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s) de la ONU, son sede en el puerto mediterr¨¢neo de Tiro. "Teniendo en cuenta los equipos y los fondos de los que disponemos, la prioridad es limpiar las zonas habitadas", a?ade Farran.
La casa de Al¨ª Sabra s¨ª que es prioritaria. Tiene mujer y dos hijos peque?os y al regresar a su casa tras la guerra encontr¨® bombas de racimo en el patio de entrada, en el de atr¨¢s y en el techo. Ha acomodado a su familia en la primera planta y accede all¨ª directamente por una escalera exterior. No tiene electricidad ni agua y no se atreve a moverse por ning¨²n otro sitio de la vivienda. En cuanto ve a los de Bactec se abalanza sobre ellos para preguntarles cu¨¢ndo revisar¨¢n su casa. El Ej¨¦rcito liban¨¦s ya hizo una primera limpieza, pero ¨¦l no se f¨ªa, quiere otra. En la casa de al lado, el alba?il Hasan Raeh, contratado para hacer obras, reclama a los artificieros: "Hemos removido tierra para apuntalar los cimientos de la casa y temo que alguna bomba pudo haber quedado enterrada".
Majdal Selem tiene unos 2.000 habitantes y es un pueblo como muchos en la zona monta?osa del sureste del L¨ªbano: tiene un centro urbano peque?o y muchas casas, la mayor¨ªa grandes, dispersas por el resto del municipio. Los lugare?os traducen el nombre de su pueblo como Terrazas de Paz. La primera palabra es muy apropiada viendo las casas construidas en escalones. La segunda, contemplando la destrucci¨®n y la bomba que acaba de hallar uno de los artificieros libaneses de Bactec, le sobra.
Abbas, que tiene unos 60 a?os, se encarga de distribuir agua por el poblado conduciendo un tractor con un remolque. La angustia que refleja su rostro es indescriptible cada vez que da marcha atr¨¢s para descargar y se sale por un instante de la carretera. Sabe que a los lados de los caminos a¨²n quedan muchas bombas de racimo israel¨ªes, la mayor¨ªa arrojadas en las 72 horas previas al cese del fuego del 14 de agosto. En este pueblo de momento s¨®lo una persona, un hombre joven, ha sufrido heridas por una bomba de racimo. Los vecinos cuentan que top¨® con el explosivo cuando abri¨® la puerta de su casa al regresar tras el conflicto.
Los equipos de artificieros de la ONU no saben con exactitud cu¨¢ntas bombas de racimo hay dispersas por el sur del L¨ªbano, pero calculan que m¨¢s de un mill¨®n, si se tiene en cuenta que Israel ha arrojado o disparado unas 1.800 cabezas con 644 bombas del tama?o de un m¨®vil dentro de cada una. Ello, sin incluir las 375.000 minas que quedan activas de todas las guerras que ha vivido la regi¨®n, aunque la mayor¨ªa fueron dejadas por los israel¨ªes durante la ocupaci¨®n de 1982 a 2000.
Ahora, la prioridad son las bombas de racimo de esta ¨²ltima guerra, que han matado ya a 14 personas y herido a 84, de los cuales 23 eran ni?os, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la ONU. Hay dos ¨¢reas peligrosas: una es la de los alrededores de la ciudad de Nabatiye, al este de Sid¨®n; y otra, la de los pueblos del sureste cercano a la frontera con Israel. En ambas ¨¢reas no s¨®lo hay bombas de racimo, sino que tambi¨¦n existen campos minados y potentes obuses y bombas convencionales sin explotar, como la que se pod¨ªa ver en un terreno bald¨ªo del centro de la ciudad de Taib¨¦ el mismo d¨ªa en que llegaban las tropas espa?olas.
"No hay d¨ªa en que no ingrese un herido por una de estas bombas", dice el cirujano Abdul Nasser Farran, del hospital Jabal Amel e Tiro, el centro sanitario m¨¢s importante del sur del pa¨ªs. "Llegan, por lo general, con fragmentos de metal del tama?o de una p¨²a para tocar la guitarra incrustados en las extremidades y el t¨®rax y si viven o no depende de qu¨¦ ¨®rganos han da?ado esas p¨²as", a?ade. Hasan Mohamed Fadad, de 22 a?os, tuvo suerte. La bomba que estall¨® bajo sus pies s¨®lo le produjo tres fracturas en cada una de sus piernas y una en un brazo. Varias esquirlas se le incrustaron en el pecho, pero ninguna lleg¨® a da?ar un ¨®rgano vital. "Estaba trabajando en el taller junto a mi casa en Rishknaniyah, en una zona que ya hab¨ªan limpiado los militares libaneses. Iba cargando con ambos brazos un peque?o motor y no ve¨ªa por donde caminaba, por eso pis¨¦ la bomba", relata Fadad en el hospital de Tiro.
Explosivos eliminados
Aparte de la empresa Bactec, en la limpieza de bombas tambi¨¦n participan MAG (contratada por la ONU) y la empresa sueca SRSA, financiada por su Gobierno. Entres estas compa?¨ªas coordinadas por la ONU y el Ej¨¦rcito liban¨¦s han limpiado casi 17.000 bombas de racimo del m¨¢s del mill¨®n que se calcula que hay. El batall¨®n chino de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para L¨ªbano (FINUL), que no trabaja en coordinaci¨®n con la ONU, ya ha destruido 3.500 bombas pero s¨®lo en las ¨¢reas donde se desplegar¨¢n las tropas internacionales como la espa?ola. Los militares franceses, que s¨ª se unir¨¢n a los equipos contratados por Naciones Unidas, ser¨¢n los primeros de la fuerza de la FINUL en colaborar con la eliminaci¨®n de explosivos en hogares, escuelas y hospitales.
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