Religi¨®n a la carta
Los obispos han manifestado su preocupaci¨®n por lo que denominan "religi¨®n a la carta". Por lo visto, los creyentes han encontrado v¨ªas alternativas para acercarse a sus m¨¢s profundas convicciones cristianas. En muchos casos, el acercamiento evita el paso por las iglesias, cada vez m¨¢s vaciadas. Los obispos consideran que tienen un problema de competencia. Su discurso evang¨¦lico pierde eficacia frente a los mensajes alternativos, aunque muy alineados con las tesis m¨¢s conservadoras de la pol¨ªtica y la religi¨®n, que proceden de otros sectores. De la industria privada, por ejemplo.
El cine es una pieza fundamental de esa industria. Su potencia como artefacto ideol¨®gico es incuestionable. Tampoco se cuestiona el negocio. Es esencial olfatear los gustos del p¨²blico y ocupar cualquier espacio disponible. El cine ha comprendido que hay una distancia considerable entre las normas morales que se emiten desde la Iglesia y las apetencias personales de los creyentes. Para una buena parte de la feligres¨ªa cristiana no es f¨¢cil de asumir los mandatos como la privaci¨®n del preservativo en las relaciones sexuales y una larga normativa que no parece ajustar al signo de los tiempos.
Si la Iglesia tiene dificultad para vender su estricto mensaje en los tiempos que corren, el cine no tiene ning¨²n problema. No pretende sustituir las funciones de la Iglesia. S¨®lo se trata de ajustarse a las necesidades que observa en la insatisfecha comunidad cristiana. Otra cosa es la conjunci¨®n en los grandes mensajes y en las operaciones ideol¨®gicas. La productora Fox se ha caracterizado por una defensa a ultranza de las pol¨ªticas m¨¢s conservadoras de George Bush. De hecho, un ex periodista del consorcio Fox, Toni Snow, es el actual jefe de prensa del presidente estadounidense. Pero el negocio es el negocio. Cuando de clientela se trata, el cine sabe muy bien lo que se hace: un p¨²blico que quiere un cristianismo personal, a la carta, con las heterodoxias que se crean convenientes. Es lo que no recibe desde los p¨²lpitos.
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