Par¨ªs resucita una opereta m¨ªtica de Luis Mariano, dirigida por Emilio Sagi
La nueva versi¨®n de 'El cantor de M¨¦xico' aporta una mirada parcialmente 'kitsch'
El cantor de M¨¦xico se estren¨® en el teatro del Ch?telet, en Par¨ªs, el 15 de diciembre de 1951. Y ese d¨ªa el tel¨®n se levant¨® para consagrar un gran ¨¦xito de la cultura popular, una opereta que iba a representarse 905 veces seguidas, primero con Luis Mariano como protagonista indiscutible; luego, desde el verano de 1952, con la ayuda de Rudy Hirigoyen. Su ¨¦xito significa el triunfo de la espa?olada pero de una espa?olada distinta de la que fabricaba el franquismo. Aqu¨ª el sentido del humor es rey y la referencia a los musicales de Broadway se mezcla con la habilidad del compositor Francis L¨®pez para idear tonadas memorables.
Ahora, el propio Ch?telet, que entre 1979 y hasta ahora se ha dedicado sobre todo a la m¨²sica seria -¨®pera, conciertos cl¨¢sicos, ballet, jazz-resucita El cantor de M¨¦xico y lo hace con la ayuda de un equipo hispano. Al Luis Mariano vasco exiliado republicano le sucede el gaditano Ismael Jordi, la puesta en escena de Maurice Lehman, el empresario del local entre 1928 y 1966, es ahora la obra del ovetense Emilio Sagi, mientras que los decorados y el vestuario los firman Daniel Blanco y Renata Schusshei, argentinos, como la familia de Francis L¨®pez, que era de Saint-Jean-de-Luz. El personaje de Renata lo interpreta Rossy de Palma, el de Cricri la princesa Clotilde Coureau y el empresario Cartoni tiene el rostro de Jean Benguigui. que ya ha sido Bisc¨²ter en algunas versiones televisivas de las aventuras de Carvalho, el personaje creado por V¨¢zquez Montalb¨¢n. Para Emilio Sagi, la puesta al d¨ªa de la obra pasa "por aportar al p¨²blico una mirada parcialmente kitsch al tiempo que dada¨ªsta de un libreto sensual, cargado de nostalgia y a la vez alegremente despreocupado". Para ¨¦l, se trata de conservar el car¨¢cter de "puro entretenimiento" que ten¨ªa la obra y dice haberse inspirado en su "pasi¨®n por lo barroco". Para Sagi, una buena referencia conceptual es la de la novelista mexicana Elena Poniatowska, capaz de combinar un cierto rigor matem¨¢tico en la construcci¨®n con una apoteosis de desmesura, que recuerda "el cuerno de la abundancia que, desde lo alto, nos lanza pi?as y melones, enormes granos de uva, tan enormes que los confundimos con higos, pl¨¢tanos mayest¨¢ticos y flores carn¨ªvoras".
La acci¨®n arranca en unos estudios cinematogr¨¢ficos, en pleno drama: la estrella masculina ha abandonado el rodaje. Pero ya se sabe, el mundo del espect¨¢culo tiene horror al vac¨ªo y a estrella muerta, estrella nueva.Conseguir el puesto, seducir al productor y a la diva femenina son los dos desaf¨ªos a vencer.Tras muchos embrollos y no menos canciones, el ¨¦xito llega para quien al principio no era sino un modesto carpintero.
La puesta en escena de 1951 tambi¨¦n ten¨ªa horror al vac¨ªo y de ah¨ª que el director contase con 200 figurantes y tres compa?¨ªas de baile, la del propio teatro y dos llegadas de Espa?a.La de Emilio Sagi es elegante y prefiere llenar con un aut¨¦ntico despliegue de color, decorados y efectos especiales, con erupci¨®n de volc¨¢n incluida.La orquesta, excelente, es la Filarm¨®nica de Radio France, bajo la batuta de Facial Karoui.Para Sagi se trata de conservar el car¨¢cter de "entretenimiento" que ten¨ªa la obra
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