Los seis due?os de Madrid
Estaba nublado, pero ¨¦l ve¨ªa el sol. Acababa de leer en el peri¨®dico las noticias sobre la llegada a Espa?a del cicl¨®n Gord¨®n, y que Madrid era una de las 12 comunidades que la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil hab¨ªa puesto en alerta. Si las previsiones se cumpl¨ªan, los vientos huracanados no llegar¨ªan a la capital, pero en los pr¨®ximos d¨ªas ¨ªbamos a tener lluvias torrenciales.
La tormenta pas¨® casi de largo por nuestro pa¨ªs, pero Juan Urbano se ri¨® al ver que una de las recomendaciones que se le hac¨ªa a los ciudadanos era que no pasaran cerca de edificios en construcci¨®n, lo cual en Madrid equivale a si en China les dijeran a los habitantes del T¨ªbet que tuviesen cuidado de no pisar la arena mientras cruzan el desierto de Gobi: total, s¨®lo son cientos de miles de kil¨®metros cuadrados.
"Ahora hay una nueva aristocracia, reyes, duques y condesas, del ladrillo"
Y hablando de medidas de longitud, Juan, que el martes y el mi¨¦rcoles, que hab¨ªa seguido con mucho inter¨¦s el debate del estado de la regi¨®n que se hab¨ªa celebrado en la Asamblea de Madrid, se qued¨® de piedra cuando oy¨® a Fernando Mar¨ªn, de Izquierda Unida, revelar que en nuestra Comunidad seis promotores inmobiliarios dominan 145 millones de metros cuadrados, lo que le record¨® a lo que hab¨ªa le¨ªdo sobre los terratenientes de los tiempos de la Rep¨²blica, aquella media docena de familias con apellidos llenos de coronas y escudos que se repart¨ªan medio pa¨ªs a base de latifundios, cotos y tierras bald¨ªas.
"As¨ª que ahora hay una nueva aristocracia, la de los reyes, duques y condesas del ladrillo, s¨®lo que su nobleza no se mide en antepasados sino en metros cuadrados y en hect¨¢reas", se dijo, mientras notaba que el buen humor iba llen¨¢ndosele de cemento.
Bueno, una aristocracia, o una mafia, porque en el debate se habl¨® en t¨¦rminos tan duros de la especulaci¨®n, y dando a entender que no por casualidad ese c¨¢ncer s¨®lido empieza por "espe", como esperanza, que la idea que sac¨® Juan Urbano al o¨ªr la discusi¨®n a ladrillazos de la Asamblea fue la de una ciudad en venta, v¨ªctima de la extorsi¨®n, gobernada por oscuros intereses que, como suele ocurrir, empiezan en la palabra dinero y acaban en la palabra poder.
Se le vinieron a la cabeza los caballos pura sangre, los coches deportivos, las obras de arte colgadas en un cuarto de ba?o y las fieras disecadas que hab¨ªa visto por la televisi¨®n en los reportajes sobre la trama de Marbella, y que le hizo levantar un dedo filos¨®fico para citar a S¨¦neca: "La avaricia es como la llama, que aumenta en proporci¨®n al incendio que produce". ?Ser¨ªan as¨ª las casas de los seis due?os del suelo de Madrid?
Qu¨¦ sintom¨¢tico que en aquellos reportajes que ense?aban sus casas, lo que no se ve¨ªa por ninguna parte eran libros. Hab¨ªa de todo, desde esculturas de marfil y cuberter¨ªas de oro, hasta cabezas de elefante, pero libros no.
?Y c¨®mo hablaban entre ellos, seg¨²n se pod¨ªa comprobar en la transcripci¨®n de sus conversaciones telef¨®nicas, que hab¨ªan publicado los diarios! "O sea, si es que de ni?os debieron sacar m¨¢s ceros en sintaxis de la que sacaron de adultos robando, lo cual ya es decir", se burl¨® Juan, y luego se pregunt¨®:
"?Ser¨¢n siempre as¨ª esos personajes, ricos e incultos, b¨¢rbaros y sibaritas, y tan c¨ªnicos, tan inmorales...? No, seguro que no, habr¨¢ de todo, sin duda".
Pero lo que segu¨ªa obsesion¨¢ndole era la cantidad. ?ste es un mundo muy mal repartido, pero ?c¨®mo es posible que los cientos de miles de mujeres y hombres que forman lo que llamamos la gente normal deba invertir el 70% de su sueldo en pagar durante 25 o 30 a?os una casa de 80 metros cuadrados, y s¨®lo seis tengan un territorio de 145 millones de metros cuadrados?
"A lo mejor ser¨ªa tan f¨¢cil todo si se hiciera lo que nadie dijo en el debate sobre el estado de la regi¨®n: imponer por ley los precios de la vivienda y evitar que tan pocos vivan como faraones a costa de tantos, que es justo lo que pasa aqu¨ª", remat¨® Juan Urbano, que finalmente, mientras se dec¨ªa que el problema de los faraones es que para que existan sus imperios tienen que existir los esclavos, abri¨® su libro de pensamientos y escribi¨®: "En Madrid hay seis millones de habitantes. Seis de ellos tienen 145 millones de metros cuadrados. Pagar una hipoteca es acarrear las piedras de una pir¨¢mide".
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