Las trampas de la exuberancia
La primera novela del poeta y ensayista colombiano William Ospina recrea un momento concreto de la Conquista espa?ola. Urs¨²a es la historia del conquistador navarro Miguel de Urs¨²a (15261619), fundador de las ciudades de Pamplona, Tudela y Oca?a en Colombia. Ospina, al final de su extensa novela, anota las fuentes de su libro. Las fuentes y ciertos mecanismos narrativos que colaboraron a ficcionalizar su historia. De los libros, hace hincapi¨¦ en las Cr¨®nicas de Indias. Y cita algunas. Dado que su novela toca un tema tan delicado como es el del comportamiento empleado por los conquistadores respecto a los perplejos habitantes que encontraron, Ospina acude a un blindado historiogr¨¢fico: son sus ayudas de trabajo Prescott, Kamen y Hugh Thomas, adem¨¢s de la biograf¨ªa de Urs¨²a de Luis del Campo. El apoyo historiogr¨¢fico no impide que el lector se lleve la impresi¨®n de que en esta novela se bordea el manique¨ªsmo. La f¨®rmula estil¨ªstica de que se vale Ospina colabora bastante a esta probable interpretaci¨®n: el poeta colombiano enfatiza con una prosa barroquizante el dibujo de los escenarios ed¨¦nicos que se supone que encontraron los conquistadores. Nada m¨¢s efectivo que un para¨ªso destruido por la mano del hombre para hacer m¨¢s cre¨ªble en el imaginario colectivo la barbarie insinuada. No creo que haya que negar lo innegable, hasta el punto a que ha llegado hace poco un conocido cient¨ªfico espa?ol (amante de la historia en sus ratos libres seg¨²n confes¨® ¨¦l mismo), cuando afirm¨® en una entrevista que a los indios los exterminaron sus propias enfermedades. Pero llama la atenci¨®n a veces, mientras se lee la novela, que Ospina describa las luchas intestinas entre los conquistadores y haga apenas referencia a las que se libraban entre los propios ind¨ªgenas. Ospina ha escrito una novela con el prop¨®sito de entregarnos una idea muy concreta del colonizador joven, aventurero que fue Miguel de Urs¨²a, que cediendo cada d¨ªa m¨¢s a la ambici¨®n de riquezas y poder llega hasta un grado inusitado de violencia y crueldad. De alguna manera en este prop¨®sito queda bien patente una met¨¢fora moral del conquistador como figura colonizadora. Pero a uno le queda la sensaci¨®n de que Ospina ha privilegiado una especie de debate historiogr¨¢fico, que se agradece, pero que no estoy seguro que le haya servido para redondear el fuste est¨¦tico de su novela.
URS?A
William Ospina
Alfaguara. Madrid, 2006
474 p¨¢ginas. 19 euros
Urs¨²a est¨¢ narrada desde el punto de vista de un amigo del conquistador. Un testigo imaginario que va viendo c¨®mo el inexperto Urs¨²a se va convirtiendo en un ducho soldado al servicio de la Corona, hasta llegar al c¨¦nit del escalaf¨®n colonizador. Ospina cita las cr¨®nicas de fray Pedro Sim¨®n y de Gonzalo Fern¨¢ndez de Oviedo, entre otras. Pero el tono menos etnol¨®gico que intimista que atraviesa todo el texto, nos hace pensar tambi¨¦n en Bernal D¨ªaz del Castillo, un cronista que no dud¨® en impregnar sus cr¨®nicas de una apariencia autobiogr¨¢fica. La exuberancia paisajista que debe caracterizar el libro hace que Ospina apele a la frase enumerativa, acumulando adjetivos. Esto hace que la narraci¨®n aumente en densidad verbal, en riqueza visualizadora, en af¨¢n l¨ªrico pero no en todo el calado psicol¨®gico que el personaje hubiera necesitado. S¨ª logra William Ospina trasladarnos una idea bastante cercana a la tristeza que supone toda decepci¨®n moral, la que sufre el narrador ante las salvajadas injustificadas de su h¨¦roe. Tambi¨¦n acierta Ospina en el contraste entre el esfuerzo jur¨ªdico que hace la Corona espa?ola porque se cumplan los m¨ªnimos preceptos humanitarios en la Conquista y el escaso ¨¦xito que esas exigencias tienen entre los conquistadores.
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