Pa¨ªs natal, pa¨ªs mortal
1Volver con la frente marchita a tu peque?o pa¨ªs que con las lluvias de oto?o se inunda todos los septiembres con una fatalidad adorable. Y caminar por la ciudad natal, donde, cuando crees reconocer a alguien por la calle, tienes un momento de p¨¢nico.
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En realidad he pasado s¨®lo tres d¨ªas en Par¨ªs, pero han sido suficientes para observar que all¨ª no se consideran noticias de primera ni de ¨²ltima plana los delirios de Acebes y compa?¨ªa sobre el 11-M, ni las b¨¢sculas de la pasarela Cibeles, ni el regreso de Franco en forma de bailarina. All¨ª es que ni se habla de todo eso. En el extranjero dan noticias de mayor alcance, aunque tienen un sistema muy peculiar de darlas. Si, por ejemplo, hay un cicl¨®n en la costa oeste de M¨¦xico, encuentran inmediatamente otro que amenaza las Azores. Van de la mano los huracanes, pero tambi¨¦n los fuegos. Dieron la noticia del incendio en Budapest del edificio de la televisi¨®n estatal, y unos minutos despu¨¦s, hablaron de la quema en Kinshasa, Congo, de la sede del partido del aspirante a la presidencia Jean Pierre Bemba. Todas las noticias tienen su doble y se dir¨ªa que, en caso de no tenerlo, se lo encuentran. Vi c¨®mo comentaban las crecientes sospechas sobre la falsedad del secuestro de Natascha Kampush y unos minutos despu¨¦s hablaban de Elizabeth Schoaf, de 14 a?os, liberada de su secuestrador por la polic¨ªa de Lugoff, Carolina del Sur. Y as¨ª todo el rato. Siempre con noticias dobles de geograf¨ªas distintas.
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A mi regreso, pude comprobar que no han faltado aqu¨ª intentos de emular esa idea de la noticia clonada. Quisieron, por ejemplo, hacernos creer que tambi¨¦n nosotros podemos tener huracanes, como en Am¨¦rica. Y los hombres del tiempo dijeron que el cicl¨®n de las Azores llegar¨ªa, como tal, como hurac¨¢n, a Galicia. Pero no fue posible la noticia, porque el Gordon, el hurac¨¢n con nombre de ginebra, lleg¨® a Galicia convertido en la modesta lluvia de siempre. Sucedi¨® lo mismo con las decisiones tan de peso de la pasarela Cibeles. Las se?oras Solana y Ruiz de la Prada dijeron que en Londres se hab¨ªan planteado copiarnos, y todo fue un espejismo. Lo de la pasarela Cibeles se est¨¢ quedando en una noticia ¨²nica, grande y libre, libre de toda clonaci¨®n posible.
Se busc¨® tambi¨¦n clonar alguna noticia con ni?a secuestrada pero, no encontrando ninguna, se pas¨® a especular con la posibilidad de que la selecci¨®n femenina de baloncesto repitiera la gesta de la selecci¨®n masculina en cuanto a ¨¦xitos en un Mundial. Para bien de nuestra salud mental, la fatalidad en forma de cuartos de final seg¨® esos desdichados deseos a tiempo. Y en fin, tampoco se encontraron conspiraciones como la del 11-M en otro lugar del mundo. Y hubo que consolarse con la idea de que somos inigualables y son ¨²nicas nuestras noticias, sin sombra alguna ni paralelismo posible en el mundo.
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O¨ªdo hace dos d¨ªas en Par¨ªs, en el autob¨²s de la l¨ªnea 52, subiendo por la Rue Copernic:
-?No tan fuerte! Siempre dices la verdad chillando.
O¨ªdo ayer, en Barcelona, en un autob¨²s de la l¨ªnea 24, subiendo por Major de Gr¨¤cia, a la altura de Fontana:
-Pa¨ªs natal, pa¨ªs mortal.
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- Peque?o pa¨ªs mortal y entra?able, que es un para¨ªso siempre y cuando, como Wilde, entendamos que todo para¨ªso es una tiran¨ªa: all¨ª nos sentimos como en casa.
Peque?o pa¨ªs natal y entra?able, situado en un ¨¢ngulo de otro pa¨ªs m¨¢s grande en el que por unas horas han desaparecido los especialistas en contar muertos. Cuando el 11-M, por ejemplo, hubo momentos en que lleg¨® a parecer m¨¢s importante, a efectos de la noticia, saber el n¨²mero exacto de v¨ªctimas que el hecho mismo del atentado. Ojal¨¢ estos contadores de muertos descansen en paz por unas cuantas horas o d¨ªas m¨¢s. Me hacen pensar en Antonio Tabucchi cuando dice que hoy en d¨ªa se siente mucho m¨¢s a¨²n la necesidad de la novela, como si ¨¦sta fuera directamente proporcional a la miseria intelectual. ?Por qu¨¦? Por la sencilla raz¨®n de que este mundo est¨¢ dominado por la noticia, y ¨¦sta no es suficiente para explicar la complejidad del mundo. Por lo dem¨¢s, ?qu¨¦ es una noticia? ?Qu¨¦ significa decir que en Irak han muerto hasta ahora 50.000 personas o en el L¨ªbano 2.000? ?Es que la contabilidad de las v¨ªctimas de la guerra nos hace captar la esencia de la guerra? ?La explica? ?La entiende? ?Permite entenderla?
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Raudo viaje a Segovia, centro mundial por unos d¨ªas del di¨¢logo entre escritores de diferentes culturas, en unos momentos en que parece que, por parte de la gente, se empieza t¨ªmidamente a descubrir que en la literatura se habla un lenguaje distinto al pol¨ªtico, familiar, religioso, televisivo: todos esos lenguajes que a los seres normales tanto les agobian cotidianamente.
O¨ªdo en Segovia, junto al hotel Las Sirenas, a 100 metros de un escritor ingl¨¦s:
-Lo que sabe, lo sabe bien, pero no sabe nada.
Y o¨ªdo un poco m¨¢s all¨¢, junto al acueducto, a 100 metros de un escritor espa?ol:
-Lleva 50 a?os obstin¨¢ndose en comprender una cabeza de alfiler, e insiste.
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Hermoso paisaje el del pa¨ªs natal y tambi¨¦n el del pa¨ªs extranjero, aunque el de ¨¦ste, francamente, mucho menos. Respirar con ¨¦nfasis nuestro aire tan limpio para poner de manifiesto que estamos indignados. Volver con la frente marchita y quedarnos a esperar a que llegue el 1 de noviembre, el D¨ªa de los Muertos. O mejor, esperar a que vuelva septiembre y regresen las lluvias de Ranchimpur, y quede todo maravillosamente inundado.
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