Llega la 'telecoca'
Numerosos traficantes de droga de C¨¢diz y la Costa del Sol sirven su mercanc¨ªa por pedido telef¨®nico
No es ninguna novedad que las redes criminales actualicen sus modelos de organizaci¨®n seg¨²n las tendencias que se imponen en la econom¨ªa de mercado. Los grupos delictivos, como sucede en el sector empresarial, son sensibles a la descentralizaci¨®n, a la globalizaci¨®n o a la sustituci¨®n de las viejas estructuras verticales por un organigrama horizontal. Por eso no es de extra?ar que, en lo que al tr¨¢fico de drogas se refiere, haya organizaciones que distribuyan la droga mediante pedido telef¨®nico, como quien trae una pizza a casa. El fen¨®meno ha aparecido con fuerza en la costa gaditana y ya se le conoce como telecoca. Su clientela es muy amplia: j¨®venes, adolescentes y profesionales. La coca¨ªna est¨¢ de moda: la demanda crece y el precio baja. Ha dejado de ser un producto exclusivo.
"El m¨¦todo es mucho m¨¢s dif¨ªcil de controlar", reconoce un inspector jefe
La alarma que ha causado este fen¨®meno entre asociaciones vecinales y organizaciones de lucha contra la droga de C¨¢diz data de este verano. Primero lo advirtieron en el Campo de Gibraltar, a la vista de la desaparici¨®n de los puntos fijos de venta de coca¨ªna, que permit¨ªan a la polic¨ªa tener un cierto control sobre el tr¨¢fico de dicha droga. A trav¨¦s de los testimonios de algunos padres y del personal que trabaja con drogodependientes, se comenz¨® a saber de la existencia de un nuevo m¨¦todo de distribuci¨®n que estaba empezando a tener ¨¦xito: la coca¨ªna llega al cliente directamente a trav¨¦s de una llamada telef¨®nica. "El fen¨®meno ha salido a la luz este verano a lo largo de las movidas, las ferias y la profusi¨®n de fiestas en lugares de ocio", dice Francisco Mena, presidente de las asociaciones Alternativas y Nexos. "Los consumidores encuentran grandes facilidades para acceder al consumo en el momento en el que m¨¢s les interesa. No tienen m¨¢s que juntar un dinero, llamar a un n¨²mero de tel¨¦fono y hacer el encargo. Al cabo del rato, alguien acude al lugar y sirve el pedido".
La pr¨¢ctica se detect¨® inicialmente en Algeciras y en localidades pr¨®ximas como Tarifa, donde la poblaci¨®n se multiplica por cinco en verano. Tambi¨¦n est¨¢ relacionado con el incremento de actos de violencia en ferias y lugares de ocio, un rastro que suele dejar el consumo de coca¨ªna y su mezcla con el alcohol. Uno de esos sucesos tuvo una explicaci¨®n sorprendente: en un barrio de Algeciras, durante una feria, desaparecieron muchos retrovisores de los coches. En un principio, se pens¨® que se trataba de un acto vand¨¢lico. Luego se supo que los j¨®venes arrancaban el cristal para hacer las dosis de coca¨ªna.
"Detectamos ese problema como un asunto muy localizado, hasta que nos fueron llamando de otras localidades como Chiclana, Conil, Jimena de la Frontera, La L¨ªnea o San Roque. Este m¨¦todo de distribuci¨®n se estaba extendiendo por toda la costa", sentencia Mena.
Los testimonios han permitido describir el modus operandi de la telecoca: se re¨²nen unos chavales en una fiesta y juntan el dinero. Uno de ellos llama a un tel¨¦fono y hace el pedido. El distribuidor llega al punto acordado en una moto. Lleva encima una cantidad de droga muy peque?a y as¨ª evita que, caso de ser atrapado por la polic¨ªa, pueda ser acusado de tr¨¢fico. Generalmente, el motorista esconde la droga en alg¨²n lugar pr¨®ximo a la entrega (a veces debajo de una piedra o un objeto que hay en la calle). Una vez recibido el dinero, le comunica al cliente d¨®nde ha dejado la mercanc¨ªa.
Fuentes de la polic¨ªa y de la Guardia Civil de C¨¢diz reconocen la existencia de este fen¨®meno, impulsado en el verano por la profusi¨®n de fiestas y la llegada de veraneantes que son tambi¨¦n consumidores. Sospechan que este tipo de distribuci¨®n se ha podido estar originando tambi¨¦n en lugares de la Costa del Sol. "El m¨¦todo es mucho menos arriesgado que el del punto de venta fijo y mucho m¨¢s dif¨ªcil de controlar para la polic¨ªa", reconoce un inspector jefe. "Para investigarlo, requiere pinchar el tel¨¦fono y hacer vigilancias. Se trata de seguir a alguien que va en moto, se puede mover con mucha facilidad y lleva encima una cantidad muy peque?a de droga. Hace falta para ello destinar a varios agentes para un resultado muy modesto", reconoce el polic¨ªa. Hace unas semanas, la polic¨ªa logr¨® atrapar a uno de esos distribuidores. Iba en moto. Le pararon, le registraron y no parecieron encontrar nada, hasta que alguien se percat¨® de un detalle y oblig¨® al detenido a abrir la boca. Llevaba el pedido debajo de la lengua.
A primeros de septiembre, la Guardia Civil detuvo a un hombre en Jimena de la Frontera, localidad gaditana muy pr¨®xima a Algeciras. Se trataba de un distribuidor a domicilio que hac¨ªa las entregas en coche. "En este caso", explica un agente de la Guardia Civil, "sus clientes eran profesionales, gente de entre 30 o 40 a?os, a quienes llevaba el pedido a su casa. Pudimos determinar que hac¨ªa 60 pedidos en uno o dos d¨ªas. Algunos de estos clientes resid¨ªan en la Costa del Sol". Los investigadores sospechan que algunos de los distribuidores camuflan su actividad: "Creemos que hay gente que hace repartos de otras mercanc¨ªas y aprovechan su trabajo para llevar la droga a determinados clientes", explica el guardia civil. Fuentes de la Subdelegaci¨®n de Gobierno explican que la telecoca "puede tener vigencia en poblaciones peque?as donde los recorridos sean cortos". Otras fuentes, sin embargo, creen que este fen¨®meno se puede haber trasladado a los barrios o distritos de grandes ciudades.
El aparente ¨¦xito de este nuevo m¨¦todo de distribuci¨®n est¨¢ relacionado con la generalizaci¨®n del consumo de coca¨ªna entre los j¨®venes. La coca¨ªna ha dejado de ser una droga de uso exclusivo para adultos con cierto nivel de ingresos. Desde hace unos a?os su consumo se ha popularizado y en esa tendencia tiene mucho que ver el acceso de la poblaci¨®n juvenil y adolescente. La coca¨ªna est¨¢ de moda, su consumo se relaciona con el ocio y la diversi¨®n de forma directa (por encima del hach¨ªs y de las pastillas de s¨ªntesis que empiezan a estar desprestigiadas por su alto riesgo). Pero el factor determinante, seg¨²n los expertos, es el coste. El precio de la coca¨ªna sigue bajando en Espa?a y no hay s¨ªntomas de escasez en el mercado. "El precio de una micra con este m¨¦todo de la telecoca est¨¢ en los 15 euros. Con esa dosis (aproximadamente un d¨¦cimo de gramo), un adolescente que no sea un consumidor habitual puede pasarse una noche de juerga. ?Qu¨¦ chaval no dispone de 15 euros en un fin de semana?", explica Francisco Mena. El gramo de coca¨ªna ronda actualmente, en los lugares de la costa de C¨¢diz, los 50 euros. Y un gramo da para varias dosis.
La semana pasada se celebr¨® una reuni¨®n entre representantes de asociaciones vecinales y la Subdelegaci¨®n de Gobierno en C¨¢diz. Las partes coinciden en el diagn¨®stico, pero el tratamiento es complicado: el esfuerzo y los medios necesarios para detener a uno de estos distribuidores pueden ser los mismos que para capturar una gran partida de droga.
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