'Gudaris' de g¨¦nero chico
El D¨ªa del Gudari, o sea, del soldado o del guerrero, es la ocasi¨®n anual para que el mundo de Batasuna y ETA se enardezca con gritos de guerra. En ese sentido, el alarde de ayer en Oiartzun, con tres encapuchados armados leyendo un comunicado ardiente, es menos preocupante que las llamas reales de los c¨®cteles molotov lanzados estos d¨ªas, y ya desde hace semanas, contra diversos objetivos. Sin embargo, no deja de ser inquietante, entre otros motivos, porque de lo uno viene lo otro: este recrudecimiento de la llamada violencia callejera se inici¨® tras el comunicado de ETA de agosto en el que la banda amenazaba con "responder" a lo que consideraba ataques a la izquierda abertzale.
Es una norma universal que los grupos terroristas exageran la ret¨®rica tremendista cuando, por los motivos que fuere, reducen su actividad armada. En el comunicado de agosto ETA hablaba de opresi¨®n pol¨ªtica, militar y econ¨®mica, de incesantes ataques de los Gobiernos espa?ol y franc¨¦s contra los vascos, ocupaci¨®n de las calles, amenazas de las fuerzas armadas, secuestros de ciudadanos... La distancia entre esa descripci¨®n y lo que percibe la gente es demasiado llamativa como para que se la crean Otegi y compa?¨ªa; pero callaron, y otros interpretaron que era una se?al para volver a incendiar sedes de partidos, emisoras o cajeros.
Los encapuchados de ayer luc¨ªan est¨¦tica de fusileros del IRA: ropa negra, armas cruzadas sobre el pecho y siete disparos al aire, uno por territorio de la m¨ªtica Euskal Herria, por la que dijeron estar dispuestos a derramar su sangre. El discurso que leyeron es bastante pueril en su argumentaci¨®n, pero las armas no eran de juguete. Proclamaron su disposici¨®n a seguir luchando con ellas en la mano "hasta alcanzar la independencia y el socialismo". Y o bien era s¨®lo una frase para el D¨ªa del Gudari, o est¨¢n renegando de su adhesi¨®n a la declaraci¨®n de Anoeta, que consist¨ªa en sustituir la v¨ªa armada por la pol¨ªtica.
Si existe un bloqueo en el proceso, como dice Batasuna, no parece que las botellas incendiarias y la exhibici¨®n de fusiles de asalto sea la forma de desatascarlo. ?O piensan que tras ese alarde los dem¨¢s partidos y el Gobierno modificar¨¢n su nivel de exigencia? Zapatero record¨® ayer lo elemental: que no puede haber di¨¢logo sin respeto a las reglas de juego democr¨¢ticas, que incluyen la desaparici¨®n de la violencia (y de la amenaza de utilizarla) y el acatamiento de la legalidad: no se negocia con un partido ilegal. El silencio de los jefes de Batasuna ante la siniestra exhibici¨®n de Oiartzun fue lo m¨¢s inquietante de la jornada.
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