Los grandes problemas de los peque?os libreros
Cada a?o cierran 90 librer¨ªas. Mientras, las grandes cadenas han vendido un 13% m¨¢s en dos a?os. ?Peligra una tradici¨®n?
A la librer¨ªa Miguel Hern¨¢ndez le pudo el barrio. ?ngel Escarpa la abri¨® en 1973 -"el a?o que muri¨® Neruda"- y cerr¨® en 2000 porque, seg¨²n cuenta, ya nadie en San Blas (Madrid) cre¨ªa en su proyecto, una librer¨ªa de izquierdas, especializada en la Guerra Civil y la Rep¨²blica, que se apoyaba en el material de papeler¨ªa para ir tirando: "La gente prefer¨ªa ir al Carrefour que abri¨® aqu¨ª al lado, o coger el metro hasta la FNAC". Escarpa jura "sobre las obras completas de Lenin" que estuvo a?os vendiendo un libro al d¨ªa: "Cerrar fue como perder un hijo, am¨¦n de un hijo tonto".
Cada a?o cierran en Espa?a 90 librer¨ªas. Para compensar, 75 valientes se lanzan a la aventura de abrir un negocio que se promete complicado. Muchas horas de trabajo, muchos gastos de gesti¨®n y un margen de beneficio del 30 %. "Si el negocio fuese m¨¢s rentable, abrir¨ªan tantas librer¨ªas como bares de copas, una para cada tipo de lector. Pero en los cubatas el beneficio es del 80 %", dice Antonio Ram¨ªrez, que hace siete a?os abri¨® La Central en Barcelona y hoy tiene cinco grandes librer¨ªas, incluidas las del Macba y el Reina Sof¨ªa. Luego est¨¢ la competencia de las grandes cadenas: "Sitios como la FNAC o la anglosajona Barnes & Noble son perfectos. Tienen fondos ampl¨ªsimos, te puedes sentar y hojear, son luminosos, baratos... No se puede defender lo tradicional por lo tradicional; las librer¨ªas han de actualizarse. Especializarse o, mejor, crear un lugar especial, y sobre todo que se note que hay alguien que lee detr¨¢s".
En Espa?a hay 4.280 librer¨ªas, la mayor¨ªa peque?as. Perfumer¨ªas tradicionales hay 12.516
"Los descuentos libres en el texto son una ventaja comercial para los grandes almacenes"
El Busc¨®n y El Bandido Doblemente Armado no se parecen en nada. Sus due?os, s¨®lo en que son ¨¢vidos lectores y se consideran suicidas comerciales. Caso a: la librer¨ªa popular que Luis Sancho, de 55 a?os, abri¨® hace 29 en el barrio madrile?o de Prosperidad. Est¨¢ especializada en filosof¨ªa. Las novedades se apilan sobre las mesas, los libros de Plat¨®n y Kant se estrujan en las estanter¨ªas del fondo y las gu¨ªas de viajes pierden el equilibrio en expositores un poco torcidos; caso b: la librer¨ªa de Diego Pita, de 34 a?os, que no est¨¢ especializada pero es especial. Tiene un bar en la entrada. Lleva cinco a?os abierta en una c¨¦ntrica zona de copas. Las "novedades alternativas" descansan sobre mostradores. Tint¨ªn y los libros de fotos se exponen en baldas donde se pondr¨ªan los mejores tacones en una zapater¨ªa. En la tienda del librero joven se sirven c¨®cteles, suena neo-chanson y no se puede fumar. En la del librero de toda la vida no hay m¨²sica ni espacio para sentarse, el due?o fuma con compulsi¨®n y todos los clientes le llaman Luis. Puede que la librer¨ªa independiente est¨¦ en crisis, pero en casa de estos dos suicidas no deja de entrar un goteo constante de gente.
En Espa?a hay 4.280 comercios que tienen como actividad principal vender libros, y la mayor¨ªa son peque?os. Perfumer¨ªas-droguer¨ªas tradicionales hay 12.516. Si a las librer¨ªas se suman hipermercados, quioscos o estaciones de tren, los puntos de venta de libros llegan a 27.500. Dentro de las librer¨ªas librer¨ªas, las independientes tienen el 32,7% del mercado, pero han perdido cuatro puntos de cuota en dos a?os. En ese mismo periodo, las cadenas de librer¨ªas han facturado un 13% m¨¢s. "Pero no hay un solo malo de la pel¨ªcula", dice Miguel Visor, distribuidor y librero de Machado Libros, cuya lista de enemigos es larga: "El precio de los alquileres se ha disparado, la enciclopedia ha muerto a manos de Google, los quioscos y las promociones de los peri¨®dicos venden fuera de los precios del mercado, las fotocopiadoras arrasan en las universidades... y hay librer¨ªas que no se adaptan a los gustos de la gente". Entre las librer¨ªas que cierran, muchas caen por muerte natural, por no ajustarse al mismo mercado que acaba con los ultramarinos o los relojeros; el problema con las librer¨ªas es que, adem¨¢s del drama personal, se pierde una red de proximidad cultural y a veces se cierran instituciones, como Rubi?os 1860, un hito madrile?o comprado hace unos a?os por El Corte Ingl¨¦s y hoy convertido en su departamento de m¨®viles.
Los libreros tambi¨¦n se enfrentan a los cambios editoriales. En 2005 se publicaron 69.600 libros. "Los que se venden bien, cada vez venden m¨¢s, pero los que venden mal, venden menos", seg¨²n Visor. "Esto no conviene al peque?o librero, que no puede absorber el ritmo de rotaci¨®n que piden las editoriales", explica Fernando Valverde, presidente de CEGAL, que asocia a los gremios de libreros. "Los grupos editoriales se impacientan", dice Antonio Ram¨ªrez. Prefieren tiendas con sitio para el marketing y m¨²sculo para venderlo todo en tres meses de promoci¨®n.
Para El Corte Ingl¨¦s su camino est¨¢ claro: "El ¨¦nfasis se pone en el instant book
[libros sobre temas de actualidad], el best seller y en los libros de texto", seg¨²n fuentes del centro. En la FNAC, que vende cerca de seis millones de libros al a?o en sus 12 tiendas, Ignacio Tolnado asegura, sin embargo, que para ellos el fondo lo es todo: "En 14 a?os los 100 t¨ªtulos m¨¢s vendidos nunca han estado por encima del 13% del total. La diversidad del surtido es clave en nuestro ¨¦xito".
As¨ª las cosas, la nueva Ley del Libro est¨¢ camino del Parlamento. La gremial dice que el borrador tiene "poca chicha pol¨ªtica porque aunque respeta el precio fijo, que garantiza la diversidad cultural, los derechos del lector y salvaguarda a las librer¨ªas, reitera la excepci¨®n que el PP hizo con los libros de texto cuyos descuentos libres son demoledores para las peque?as librer¨ªas". "Adem¨¢s", a?ade Valverde, "no obliga a que las compras p¨²blicas se hagan a trav¨¦s de las librer¨ªas".
Desde que Rodrigo Rato liberalizase en 2000 los descuentos, las librer¨ªas lo han notado. La malague?a Rayuela, premio Nacional de 2005, ha perdido este a?o un 15% en las ventas de texto. Su due?o, Juan Manuel Cruz, no ha renovado a uno de sus empleados: "No podemos luchar contra enormes campa?as cuyo objetivo no es vender libros un 25% m¨¢s barato, sino colocar todo lo dem¨¢s: l¨¢pices, mochilas, uniformes... Los libros son un gancho; por cada euro que se gasta una familia en ellos, se deja entre 9 y 11 euros en art¨ªculos complementarios; eso no es un beneficio social para las familias, sino una ventaja comercial para los grandes almacenes. Est¨¢n arrasando con las peque?as librer¨ªas", dice Cruz. "En ?frica, donde la cultura es oral, se dice que cuando muere un anciano se quema una biblioteca, y esto es algo parecido. Pero tenemos que ser optimistas: dentro del comercio, ser librero es lo m¨¢s vocacional que hay y mantendremos la llama viva".
Eva Cosculluela, de 34 a?os, y su socio han abierto hace un a?o y diez meses en Zaragoza. Su competencia son El Corte Ingl¨¦s y la FNAC, porque en todo el centro no hay otra librer¨ªa literaria. Antes eran inform¨¢ticos; ahora trabajan de diez de la ma?ana a nueve de la noche, todos los d¨ªas menos los domingos. En la planta de arriba tienen novelas juveniles y "exquisitos" ¨¢lbumes para ni?os. Sillones para padres e hijos. Una m¨¢quina de caf¨¦. "Ponemos todas las facilidades para que la gente se sienta a gusto", dice Eva, "es un negocio dif¨ªcil, pero vamos tirando despacito, con mucha ilusi¨®n; si no, apaga y v¨¢monos". Su librer¨ªa se llama Portadores de Sue?os.
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