Disparos al aire
Tres encapuchados irrumpieron el pasado s¨¢bado de manera fantasmag¨®rica en unas campas cercanas a Oiartzun -donde millar y medio de activistas de la izquierda abertzale celebraban el D¨ªa del Soldado Vasco (Gudari Eguna)- para confirmar el prop¨®sito de ETA de "seguir combatiendo firmemente con las armas en la mano hasta conseguir la independencia y el socialismo en Euskal Herria". Varios disparos al aire sirvieron de r¨²brica al mensaje de que "la lucha no es el pasado sino el presente y el futuro": "?tenemos la sangre preparada para darla!". Pese a la falta de menciones expl¨ªcitas al mantenimiento del alto el fuego permanente, el porvenir de la tregua ser¨ªa incierto si se diera por buena la invitaci¨®n del comunicado a "continuar sin desistir por el camino ejemplar de los gudaris". Aunque no sea la primera vez que encapuchados de ETA hacen acto de presencia en reuniones de la izquierda abertzale, la novedad de que disparasen sus armas dio un car¨¢cter especialmente provocador a esta comparecencia p¨²blica.
La resoluci¨®n aprobada por el Congreso el 17 de mayo de 2005 condicionaba los eventuales contactos del Gobierno con la banda terrorista al cumplimiento de unos requisitos cuya existencia en la situaci¨®n actual resulta problem¨¢tica. Como punto de partida, el ¨²nico destino de ETA ser¨ªa "disolverse y deponer las armas". Los procesos de di¨¢logo iniciados por los "poderes competentes del Estado" con una organizaci¨®n terrorista dispuesta a abandonar la violencia deber¨ªan fundamentarse sobre la "clara voluntad" de hacerlo perceptible a trav¨¦s de "actitudes inequ¨ªvocas" capaces de transmitir esa convicci¨®n. Finalmente, el principio democr¨¢tico seg¨²n el cual las cuestiones pol¨ªticas deben resolverse ¨²nicamente a trav¨¦s de los representantes de la voluntad popular, resultar¨ªa "irrenunciable" para discutir el futuro del Pa¨ªs Vasco. El corolario de la resoluci¨®n del Congreso era que la democracia espa?ola no aceptar¨¢ el chantaje de la violencia ni pagar¨¢ un precio pol¨ªtico a cambio de su eventual desaparici¨®n.
Transcurridos seis meses desde que la organizaci¨®n terrorista declarase su alto el fuego unilateral, el relativo optimismo sobre la marcha de los acontecimientos basado en los tres a?os y medio sin muertos contrasta con la justificada preocupaci¨®n suscitada por otros alarmantes s¨ªntomas. La entrevista publicada en el diario Gara el 14 de mayo con dos dirigentes etarras y los posteriores comunicados de la banda de junio y agosto hicieron una apolog¨¦tica lectura de la sangrienta historia de ETA y reiteraron su programa irrenunciable sobre la unidad territorial de Euskal Herria (Pa¨ªs Vasco, Navarra y las tres comarcas vasco-francesas) y su derecho a la autodeterminaci¨®n. Los juicios de ruptura en la Audiencia Nacional muestran el fan¨¢tico adoctrinamiento de los etarras socializados en el culto a la violencia. La intervenci¨®n de los tres encapuchados en la concentraci¨®n en Oiartzun deja escasas dudas acerca de la posici¨®n de superioridad jer¨¢rquica de ETA respecto a la izquierda abertzale. En esa perspectiva, la negativa de Batasuna a inscribirse como una nueva formaci¨®n pol¨ªtica cuyos estatutos excluyeran de manera expl¨ªcita el apoyo al terrorismo y la exigencia de que la Ley de Partidos sea derogada, a fin de permitir su participaci¨®n en la mesa pluripartidista, resulta altamente significativa. La rumoreada persistencia del cobro de extorsiones mafiosas y la multiplicaci¨®n de los incidentes de kale borroka en las ¨²ltimas semanas oscurecen igualmente el panorama.
La opacidad de los centros de decisi¨®n de una organizaci¨®n terrorista dificulta tanto los diagn¨®sticos como los pron¨®sticos sobre sus comportamientos. ?Mantiene la banda su unidad estructural y operativa o tal vez los eventuales interlocutores de ETA con el Gobierno se enfrentan a un grupo disidente? ?Cu¨¢les son los equilibrios internos de Batasuna y hasta qu¨¦ punto su direcci¨®n se halla dividida? En cualquier caso, los comunicados de ETA de los ¨²ltimos meses y la provocaci¨®n de Oiartzun persiguen una finalidad. Si la estrategia de ETA s¨®lo pretendiese mejorar sus bazas negociadoras, la contestaci¨®n coherente del Gobierno deber¨ªa ser endurecer en paralelo su posici¨®n; si la actitud de la banda reflejase cuestiones ideol¨®gicas de principios, la Resoluci¨®n del Congreso de 17 de mayo de 2005 tendr¨ªa que esperar a tiempos mejores para ser aplicada.
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