'Golpefectismo'
Por fin, aunque con un mes de retraso, se ha presentado la moci¨®n de censura publicitada por los medios de comunicaci¨®n y ratificada por el secretario de los socialistas valencianos unos d¨ªas despu¨¦s. Aquel inicial anuncio se ha demorado hasta tal punto, que la principal raz¨®n aducida -la urgencia de la situaci¨®n- le ha quitado su propia raz¨®n de ser. El tiempo transcurrido ha demostrado que tal decisi¨®n obedec¨ªa a presiones de su entorno medi¨¢tico ante la proximidad de unas elecciones que propios y extra?os, dentro y fuera del PSPV, califican como su ¨²ltima oportunidad. Conminado por su incapacidad para reducir las diferencias con el PP, el se?or Pla se ha visto obligado a seguir el dictado de quienes primero le marcan su agenda y luego le cocinan unas encuestas con desembocadura en un hipot¨¦tico tripartito que tampoco alcanzaba para el reparto, lanz¨¢ndose sin denuedo a un instrumento de ser¨ªas consecuencias pol¨ªticas como la moci¨®n de censura, con el ¨²nico fin de atesorar el ox¨ªgeno necesario para no llegar a la meta fuera de control.
La presentaci¨®n de una moci¨®n de censura deber¨ªa haber sido m¨¢s que juegofloralismo medi¨¢tico, y en ning¨²n caso un movimiento de autodefensa. Hacer oposici¨®n a fuerza de golpes de efecto, se ha instaurado como la mayor aportaci¨®n de Pla a la Comunidad Valenciana. Este se present¨® en 2003 a unas elecciones que las perdi¨® por goleada ante el presidente Camps, en lo que se pronosticaba en aquellos tiempos como la campa?a electoral m¨¢s igualada de la d¨¦cada. Un a?o m¨¢s tarde, con la llegada de su partido al gobierno de la naci¨®n no pudo aportar los votos de la Comunidad Valenciana, y reiter¨® su particular fracaso. Otro tanto ocurre meses despu¨¦s, tambi¨¦n en 2004, cuando el PP inflige una nueva derrota a los socialistas. Tres de tres.
Si nos atenemos a los debates de pol¨ªtica general desarrollados en las Cortes Valencianas, a lo m¨¢ximo que alcanzan sus discursos es a "apuntar hechuras". O as¨ª lo apuntaron algunos en aquel lejano 2003 de su primera confrontaci¨®n en las Cortes. Despu¨¦s, poco o nada ha aportado, m¨¢s all¨¢ de su estramb¨®tica pirueta pocos d¨ªas antes de la aprobaci¨®n del Estatuto con la que dej¨® boquiabierto a todo el mundo. En aquella ocasi¨®n, donde dijo digo, digo Diego, y a otra cosa... La historia ya la conocen. Firm¨® un pact¨® para la aprobaci¨®n del Estatuto con el presidente Camps, a pocos d¨ªas del debate en el Parlamento lo rompi¨® hasta poner en jaque a su propio partido empujado una vez m¨¢s por minoritarios grupos de presi¨®n, y horas antes volvi¨® al punto de partida en un estrafalario movimiento de ida y vuelta sin destino ni meta alguna. Los ciudadanos de esta Comunidad, socialistas incluidos, se mostraron perplejos ante un golpe de tim¨®n sin destino. No era el primero. Ni el ¨²ltimo.
La ¨²ltima pirueta, por ahora, de esta forma de pol¨ªtica de golpefectismo ha sido el anuncio de la moci¨®n de censura. Al m¨¢s puro estilo de un L¨®pez Obrador mexicano, quien no acepta unos resultados electorales que los observadores internacionales y el Tribunal Electoral han calificado de impolutos, Pla no resiste la presi¨®n y trata de buscar ox¨ªgeno para no llegar a las elecciones depauperado. O al menos que ninguno de sus pr¨®ceres pueda acusarle de no haberle hecho caso. Aunque alguno ya se frotaba las manos.
Cuando alguien act¨²a al dictado, comete m¨¢s errores de los acostumbrados. Y al contrario, quien obedece rectamente a sus objetivos, puede errar, pero nunca caer¨¢ en una trampa. En el primer caso, el golpefectismo se convierte en l¨ªnea pol¨ªtica. Y una moci¨®n de censura a ocho meses de las elecciones no es sino una trampa de la que dif¨ªcilmente podr¨¢ salir. Pues la obligaci¨®n y la necesidad de presentar un programa de gobierno por parte de quien en cuatro a?os ha sido incapaz de presentar una sola iniciativa cre¨ªble o una propuesta beneficiosa para los valencianos no puede transformarse de la noche a la ma?ana en el Aladino de la pol¨ªtica valenciana, y algunos ya se han puesto la venda antes de la herida cuando aseguran que el resultado est¨¢ cantado al no poder contar con apoyos suficientes, por lo que habr¨¢ que esperar a un nuevo golpe de efecto. La eximente aducida por los socialistas de que es imposible contar con la aritm¨¦tica electoral es desconfiar de la soberan¨ªa popular y una confirmaci¨®n m¨¢s de la deriva medi¨¢tica hacia la que se ven conducidos.
Pla act¨²a a contracorriente de la l¨®gica pol¨ªtica. Busca efectos donde no hay m¨¢s que un profundo vac¨ªo, sin un proyecto definido para la Comunidad Valenciana, sin unas posiciones firmes de defensa de los intereses valencianos frente a la asfixia a la que se nos pretende someter desde el gobierno de Zapatero en temas como el agua, las infraestructuras, la seguridad, la financiaci¨®n de la sanidad, etc., sin una sola propuesta seria y alternativa a los programas del Gobierno del Presidente Camps. Y esa contracorriente en la que se ha instalado Pla solo le va a deparar tras esta estratagema medi¨¢tica situarse en la l¨ªnea de salida de la pista que le llevar¨¢ a dejar la secretar¨ªa general del PSPV-PSOE el pr¨®ximo mes de mayo de manera irremediable, si no lo hace tras la nueva derrota que a todas luces se vislumbra. Una derrota que ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de la aritm¨¦tica, y se situar¨¢ en el campo de la pol¨ªtica.
Pla va a hacer el mayor de los rid¨ªculos intentando exponer un programa de gobierno que, como dice ¨¦l, solo sirve para lo que queda de legislatura, lo que podemos entender como que nos va a presentar su programa parche. La imposibilidad de alcanzar los apoyos suficientes para dise?ar, presentar y ejecutar un programa pol¨ªtico propio, le obligan a lanzar el anzuelo hacia otras formaciones pol¨ªticas. Ahora, como seguro derrotado -y ser¨¢n cuatro de cuatro- nos presentar¨¢ un programa de retales sin otra finalidad que parapetarse frente a los suyos. A d¨ªa de hoy, sin embargo, lo que todos conocemos bien son las respuestas que el presidente Francisco Camps ha planteado y est¨¢ llevando a cabo en pol¨ªtica auton¨®mica. Un crecimiento sostenido del empleo con m¨¢s de 200.000 puestos de trabajo creados, infraestructuras sanitarias o educativas que nos sit¨²an, por suerte, muy por delante de las que heredamos en 1995, y que van a continuar increment¨¢ndose tanto presupuestariamente como cualitativamente. Una Comunidad consolidada. Un nuevo Estatuto con el que afrontar las pr¨®ximas d¨¦cadas y una transformaci¨®n social y econ¨®mica sin parang¨®n en los ¨²ltimos treinta a?os.
Y todo esto es imposible hacerlo a fuerza de golpes de efecto como ha demostrado la historia de nuestra democracia. El debate pol¨ªtico, como el curso escolar, requieren del d¨ªa a d¨ªa y pocas veces resultan favorables con el atrac¨®n de ¨²ltima hora. En otra situaci¨®n dir¨ªamos: bienvenido sea el debate pol¨ªtico cuando ¨¦ste llegue, aunque fuera tarde; pero una vez m¨¢s el laberinto de presiones en el que se encuentra enmara?ado Pla le conduce a un nuevo salto en el vac¨ªo del que alguien m¨¢s que el presidente de la Generalitat les va a decir que no pueden seguir as¨ª ni un minuto m¨¢s. La soberan¨ªa popular valenciana, residida en las Cortes, invalidar¨¢ no s¨®lo a un candidato err¨¢tico, sino tambi¨¦n a una oposici¨®n que, siendo hoy m¨¢s necesaria que nunca, va a la deriva en sus planteamientos pol¨ªticos. Ejemplos ya los ha habido. Durante un mes, Pla ha jugado al escondite. En unos d¨ªas tendr¨¢ que abandonar su particular cuenta atr¨¢s, siempre de espaldas a los valencianos.
Rafael Blasco es Consejero de Sanidad.
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