?Qu¨¦ pas¨® en la 'zona verde'?
Cuando el presidente George W. Bush anunci¨® en mayo de 2003 el nombramiento de Paul Bremer como m¨¢xima autoridad civil estadounidense en Irak, recib¨ª un correo electr¨®nico de un antiguo colega suyo: "Acabo de o¨ªr que Jerry [apodo que recibe Bremer] va a dirigir Irak. Y los iraqu¨ªes cre¨ªan que lo peor que pod¨ªamos hacer era bombardearles...".
En aquel momento, me limit¨¦ a sonre¨ªr y me olvid¨¦ del mensaje. Tres a?os despu¨¦s, un libro extraordinario me ha hecho comprender lo tr¨¢gicamente prof¨¦tico que era aquel correo electr¨®nico. Imperial life in the Emerald City [La vida imperial en la Ciudad de las Esmeraldas], de Rajiv Chandrasekaran, est¨¢ lleno de relatos asombrosos sobre las mil maneras, grandes y peque?as, en las cuales Paul Bremer y su equipo contribuyeron a alimentar la caldera letal que es hoy Irak. Al describir la vida diaria y el proceso de toma de decisiones en la zona verde -el complejo fortificado que albergaba la Autoridad Provisional de la Coalici¨®n, CPA en sus siglas inglesas-, Chandrasekaran demuestra qu¨¦ idea tan incompleta se tiene en los c¨ªrculos dirigentes de Estados Unidos sobre lo que sali¨® mal en Irak.
La impresi¨®n existente es que, si bien la decisi¨®n de invadir Irak y derrocar a Sadam es a¨²n materia de debate, la mala gesti¨®n estadounidense de la situaci¨®n tras la invasi¨®n no lo es. Hasta los partidarios m¨¢s recalcitrantes de Bush reconocen que "se cometieron errores" y que, por ejemplo, el desmantelamiento del Ej¨¦rcito iraqu¨ª o el proceso de desbaazificaci¨®n (dos medidas por las que Bremer abog¨® en¨¦rgicamente) fueron malas ideas. No obstante, en esta generalizada interpretaci¨®n est¨¢ muchas veces impl¨ªcita una cierta comprensi¨®n complaciente, incluso cierta justificaci¨®n, de esos errores cometidos por Estados Unidos. Al fin y al cabo, dicen, era una situaci¨®n dif¨ªcil; las divisiones ¨¦tnicas, los odios sectarios, los decenios de opresi¨®n y decadencia bajo el poder de Sadam, los fan¨¢ticos suicidas y otros obst¨¢culos se combinaron para dificultar el ¨¦xito de la audaz iniciativa estadounidense. Despu¨¦s de leer el libro es imposible ser tan comprensivo.
Chandrasekaran, jefe de la oficina de The Washington Post en Bagdad entre 2003 y 2004, demuestra que los problemas creados por la ineptitud, la arrogancia y la ignorancia preponderantes en la CPA no eran inevitables y fueron causas no desde?ables del caos que ha hecho de Irak un infierno. El libro explica c¨®mo una avalancha de errores injustificables transform¨® una misi¨®n dif¨ªcil en una imposible.
Un ejemplo es la historia del doctor Frederick Burkle, calificado como "el especialista m¨¢s brillante y experimentado en sanidad de posguerra que trabaja en el Gobierno de Estados Unidos". Burkle fue despedido una semana despu¨¦s de la liberaci¨®n de Bagdad porque, seg¨²n le dijeron sus superiores, la Casa Blanca prefer¨ªa tener a alguien "de los suyos" a cargo de la sanidad en Irak. Fue sustituido (dos meses despu¨¦s) por James Haveman, cuya experiencia como director de salud p¨²blica en Michigan hab¨ªa estado precedida de su trabajo dirigiendo una gran agencia de adopci¨®n, de orientaci¨®n cristiana, que instaba a las embarazadas a no abortar. Adem¨¢s, Haveman hab¨ªa realizado numerosos viajes como director de International Aid, una organizaci¨®n cristiana de ayuda que promov¨ªa la atenci¨®n sanitaria y el cristianismo en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. La actuaci¨®n de Haveman en Irak ofrece datos enervantes: el lanzamiento de una campa?a antitabaco mientras en los hospitales faltaban analg¨¦sicos, la prioridad dada a la medicina preventiva en un pa¨ªs diariamente ensangrentado por una feroz insurgencia, el intento de transformar el sistema de salud iraqu¨ª seg¨²n un modelo inspirado en EE UU mientras los reci¨¦n nacidos mor¨ªan por falta de incubadoras.
Otro ejemplo es el caso de un abogado al que se le encarg¨® poner cierto orden en los ca¨®ticos embotellamientos de tr¨¢fico que empezaron a producirse cuando la CPA autoriz¨® la importaci¨®n masiva de coches usados. ?La soluci¨®n? Descargar de Internet el c¨®digo de la circulaci¨®n del Estado de Maryland, traducirlo al ¨¢rabe y hacer que Bremer lo convirtiera en ley. Entre sus disposiciones hab¨ªa algunas como ¨¦sta: "Los peatones que circulen en horas de oscuridad o con el cielo nublado deber¨¢n llevar luces o ropa reflectante".
La microgesti¨®n y la copia de las instituciones estadounidenses fue tambi¨¦n la soluci¨®n instintiva de Jay Hallen, el hombre de 24 a?os encargado de reabrir la Bolsa de Bagdad y cuyo m¨¦todo consisti¨® en copiar la Bolsa de Nueva York. No funcion¨®. Y Hallen no fue el ¨²nico veintea?ero inexperto al que la CPA asign¨® responsabilidades para las que no estaba preparado en absoluto. Seis de los "10 recaderos j¨®venes" que la CPA hab¨ªa solicitado al Pent¨¢gono para asumir tareas administrativas rutinarias acabaron encarg¨¢ndose de gestionar un presupuesto de 13.000 millones de d¨®lares. Cuando todo ese dinero va unido al caos organizativo, la sensaci¨®n de emergencia y la expectativa de impunidad por motivos pol¨ªticos, la corrupci¨®n es inevitable. Y el libro de Chandrasekaran relata unos casos asombrosos de corrupci¨®n entre los contratistas estadounidenses que parecen informaciones enviadas desde la m¨¢s cleptocr¨¢tica de las rep¨²blicas bananeras.
?ste no es un libro escrito por un autor ideol¨®gicamente predispuesto en contra de la invasi¨®n de Irak o con antipat¨ªas hacia Bremer. Se trata, en definitiva, de un periodista que cuenta a sus lectores lo que vio. Pero es imposible leerlo sin pensar en las connotaciones de lo que est¨¢ contando.
?Qu¨¦ fue lo que provoc¨® el colapso generalizado del sentido com¨²n que tanto perjudic¨® a la apuesta de Estados Unidos en Irak? ?sa es la desconcertante pregunta que t¨¢citamente, p¨¢gina a p¨¢gina, obliga a hacerse al lector. El pragmatismo y el sentido pr¨¢ctico de los estadounidenses a la hora de resolver problemas son legendarios. Sin embargo, Chandrasekaran muestra que en Irak prevalecieron una tremenda incompetencia, planes claramente impracticables, expectativas ingenuas y una enorme arrogancia alimentada por una a¨²n mayor ignorancia. El libro documenta de modo met¨®dico la absoluta falta de sentido com¨²n que domin¨® el dise?o de las pol¨ªticas destinadas a influir en la endemoniada pol¨ªtica iraqu¨ª y a reconstruir la red el¨¦ctrica, privatizar la econom¨ªa, organizar el sector petrol¨ªfero, contratar personal y devolver cierto grado de normalidad a las vidas de los iraqu¨ªes.
?Por qu¨¦? ?Qu¨¦ ocurri¨®? Chandrasekaran no intenta responder. Pero su libro, indispensable, da pistas muy convincentes sobre las posibles respuestas. A la CPA le perjudic¨® tener demasiado poder pol¨ªtico, demasiado dinero y unas r¨ªgidas certezas ideol¨®gicas combinadas con la suposici¨®n que la situaci¨®n de emergencia y la protecci¨®n pol¨ªtica no har¨ªa necesaria la rendici¨®n de cuentas. ?sos son los factores que permitieron que proliferaran la incompetencia, el sectarismo, el clientelismo, el nepotismo y la corrupci¨®n. Y estas heridas autoinfligidas explican, en gran parte, los fracasos de la aventura de Estados Unidos en Irak.
Mois¨¦s Na¨ªm es director de Foreign Policy. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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