Para qu¨¦ una moci¨®n de censura
En marzo del a?o pasado Josep Piqu¨¦ present¨® en el Parlamento de Catalu?a una moci¨®n de censura contra Pasqual Maragall. "La par¨¢lisis gubernamental y legislativa" que afectaba al tripartito y la "p¨¦rdida de la ilusi¨®n" de los ciudadanos que despert¨® inicialmente la alternancia pol¨ªtica al frente de la Generalitat fueron los motivos que expuso el l¨ªder del PP para justificar su iniciativa. Piqu¨¦ cont¨® con el apoyo de la direcci¨®n nacional de su partido que ve¨ªa en la moci¨®n de censura la catapulta pol¨ªtica y p¨²blica que necesitaba su l¨ªder en Catalu?a. Maragall encaj¨® con naturalidad la decisi¨®n de los populares catalanes, limit¨¢ndose a manifestar que pensaba afrontar la moci¨®n "debidamente". Piqu¨¦ retir¨® por sorpresa la moci¨®n de censura inmediatamente despu¨¦s del debate y evit¨® la votaci¨®n. El PP tiene 15 diputados en el Parlamento de Catalu?a sobre un total de 135.
El secretario general del PSPV-PSOE, Ignasi Pla, present¨® el pasado martes una moci¨®n de censura contra Francisco Camps por los "casos de corrupci¨®n que afectan al Gobierno valenciano" y "el deterioro de los servicios p¨²blicos". El presidente de la Generalitat todav¨ªa no ha opinado sobre la iniciativa del l¨ªder socialista; pero s¨ª el portavoz del grupo parlamentario popular. Seraf¨ªn Castellano ha dicho que [Pla con esta decisi¨®n] "firma su final pol¨ªtico", y el consejero portavoz, Vicente Rambla, que est¨¢ desesperado. El PSPV tiene 35 diputados en las Cortes Valencianas sobre un total de 89.
Que el PP valenciano haga chanza, ridiculice y escarnezca a Pla por utilizar el mismo mecanismo pol¨ªtico que aplaudi¨®, apoy¨® y alab¨® cuando el protagonista era uno de los suyos no debe sorprender a nadie. A la inversa, muy probablemente, habr¨ªa ocurrido lo mismo. La doble moral no es competencia exclusiva de los populares.
Algunos argumentos ha dado el dirigente socialista para las iron¨ªas y las cr¨ªticas de sus adversarios. El mayor, el retraso entre el anuncio de la moci¨®n y la presentaci¨®n de la misma. Incluso desde dentro de su partido se ha cuestionado la idoneidad de la propuesta. Algunos socialistas no ocultan su preocupaci¨®n sobre la inutilidad y los riesgos de una derrota tan anunciada como la propia moci¨®n. Las razones de semejante inquietud est¨¢n claras: para que la iniciativa salga adelante hace falta la mayor¨ªa absoluta. Una hip¨®tesis imposible. Desde el PP, adem¨¢s, ya han adelantado que la derrota de Pla le inhabilitar¨ªa como candidato en 2007. Claro que, siguiendo esa l¨®gica, la oposici¨®n deber¨ªa de abstenerse de cualquier actividad parlamentaria. ?No est¨¢n perdidas aritm¨¦ticamente todas las votaciones de antemano?
?Qu¨¦ es y qu¨¦ significa una "moci¨®n de censura constructiva" tal y como est¨¢ prevista en el sistema parlamentario? J. A. Gonz¨¢lez Casanova, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional, ha explicado que "se llama as¨ª porque sus inventores pretend¨ªan con ella algo muy conservador y temeroso: preservar a los gobiernos de presuntas inestabilidades provocadas por mayor¨ªas parlamentarias coyunturales meramente destructivas. Ese fue el temor de los redactores de la Ley Fundamental de Bonn tras la experiencia, mal interpretada, de la Rep¨²blica de Weimar que dio paso al nazismo. La exigencia de un candidato a jefe de gobierno que contara con mayor¨ªa absoluta impedir¨ªa dicha situaci¨®n". Gonz¨¢lez Casanova, tras recordar que los ¨²nicos pa¨ªses que han copiado f¨®rmula tan conservadora han sido Espa?a y Pap¨²a Nueva Guinea, concluye: "Nos hallamos ante una situaci¨®n legal que en la pr¨¢ctica aparece como ins¨®lita: la censura a un Gobierno depende para ser efectiva de la investidura de un sustituto. Es su programa alternativo y no la acci¨®n (o inacci¨®n) gobernante lo que se juzga, se apoya o se derrota por mayor¨ªa absoluta".
Las exigencias de la moci¨®n de censura constructiva determinan que la funci¨®n de la misma no sea tanto derribar gobiernos como evaluar la existencia de un programa alternativo. De hecho, casi todas las mociones de censura que se han debatido en Espa?a se han sustanciado con una derrota del censor, y las que han salido adelante, mejor no lo hubieran hecho porque han sido con el apoyo de tr¨¢nsfugas de indeseable memoria. Pero que hayan sido derrotadas no es motivo para descalificarlas porque lo que realmente se debate es la existencia de una alternativa pol¨ªtica frente a gobiernos alica¨ªdos. De hecho, las mociones de censura, en frase de Josep Ramoneda, "no se hacen tanto para ganarlas en votos como para conquistar el futuro".
La apuesta y el riesgo que corre Ignasi Pla no radica tanto en la realizaci¨®n de una cr¨ªtica m¨¢s o menos ¨¢cida a la gesti¨®n de Camps como en la presentaci¨®n de su programa alternativo. La cuesti¨®n de fondo es conocer si los socialistas tienen un modelo distinto y viable al que realiza el PP. Pla debe explicar cu¨¢l es su propuesta para el desarrollo sostenible del territorio de la Comunidad Valenciana, c¨®mo piensa solucionar el problema del agua, qu¨¦ pol¨ªtica tiene frente a la inmigraci¨®n o si piensa mantener una actitud sumisa ante Madrid o reivindicativa desde la sensatez, qu¨¦ piensa hacer con la ense?anza del y en valenciano, la deuda de las empresas p¨²blicas o c¨®mo acabar con el d¨¦ficit de escuelas y de centros sanitarios. La pirot¨¦cnica verbal de la cr¨ªtica quedar¨¢ en nada si Pla es incapaz de presentar una alternativa porque eso es lo que se debate.
El riesgo de fracaso del l¨ªder socialista no es peque?o. Si no convence pol¨ªticamente su liderazgo quedar¨¢ muy debilitado ante los suyos y con una larga campa?a por delante. Pero no es menor el que corre Francisco Camps. Con un PP dividido, con problemas en la mayor parte de las grandes ciudades, excepci¨®n hecha de Valencia y Castell¨®n, su intervenci¨®n puede reforzarle o restarle credibilidad. La moci¨®n tiene m¨¢s calado pol¨ªtico del que se quiere reconocer desde el Consell. Hacia el interior de los partidos y, sobre todo, hacia el exterior. Los ciudadanos son los destinatarios del debat, -no en balde la soberan¨ªa reside en las Cortes Valencianas- y a ellos se les debe el mayor de los respetos. Censor y censurado deber¨ªan tener eso en cuenta. Como hizo Maragall con Piqu¨¦.
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