El partido de Gyurcsany sufre un fuerte voto de castigo en las elecciones locales h¨²ngaras
El presidente pide al Parlamento un voto de castigo para echar al primer ministro
La coalici¨®n socialista liberal que gobierna en Hungr¨ªa sufri¨® ayer un duro voto de castigo en las provincias, aunque conserv¨® la capital. Era la primera prueba ante las urnas tras desvelarse, hace dos semanas, que el primer ministro, Ferenc Gyurcsany, hab¨ªa mentido sobre la situaci¨®n de la econom¨ªa. Viktor Orban, l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n, Fidesz, pidi¨® su dimisi¨®n. Horas antes, el presidente de la Rep¨²blica, Laszlo Solyom, dio la sorpresa y aument¨® la presi¨®n al criticar duramente al primer ministro y pedir al Parlamento que forzara su salida.
La coalici¨®n socialista-liberal hab¨ªa logrado en las pasadas municipales -en las que se eligen los alcaldes y representantes locales en las localidades y en las 19 provincias, m¨¢s Budapest, en que se divide el pa¨ªs- una victoria arrolladora sobre Fidesz, por lo que era f¨¢cil que la derecha mejorara dichos resultados. Pero no se esperaba tanta diferencia: de las 20 asambleas provinciales, la izquierda s¨®lo gana en Budapest, y est¨¢ empatada en Heves. En 2002, ganaba en 17. De las 23 localidades con estatuto de ciudad, la coalici¨®n de gobierno gan¨® en siete, cuando en 2002 venci¨® en 16.
Con el 99,19% de los votos escrutados, el alcalde de Budapest, el liberal Gabor Demszky, lograba su quinta victoria al frente de la principal ciudad del pa¨ªs, aunque de forma muy ajustada. Demszky lograba un 46,89% de los votos frente a Tarl¨®s Istv¨¢n, en teor¨ªa independiente (como el 60% de los candidatos a cargos locales en todo el pa¨ªs), pero respaldado por Fidesz, con el 45,16%. Mantener tanto la alcald¨ªa como la asamblea metropolitana de Budapest, un basti¨®n liberal que concentra a dos de los 10 millones de habitantes, palia la derrota, pero el golpe, seg¨²n los analistas, debilitar¨¢ al socialista Gyurcsany.
La filtraci¨®n, justo dos semanas antes, de la cinta en la que el primer ministro admit¨ªa, en una reuni¨®n de su partido, haber mentido para lograr la reelecci¨®n en las elecciones generales de abril, y los enfrentamientos de cientos de incontrolados con la polic¨ªa, en los incidentes m¨¢s graves desde el fallido levantamiento contra los sovi¨¦ticos en 1956, distrajeron la atenci¨®n de los problemas locales.
Pese a los resultados, Gyurcsany asegur¨® anoche que no piensa dimitir. "Quiero seguir al frente de un Gobierno que persiga esas pol¨ªticas", dijo a la prensa, en referencia a las medidas de austeridad econ¨®mica dirigidas a reducir el d¨¦ficit estatal, que llegar¨¢ al 10,1% del Producto interior bruto, el mayor de la UE, al final de a?o. Decisiones como la subida del IVA, o la introducci¨®n de tasas sobre la sanidad y la Universidad ya hab¨ªan reducido mucho su popularidad.
M¨¢s presi¨®n
La presi¨®n sobre Gyurcsany, que hasta ahora cuenta con el respaldo de su partido y de sus socios liberales, es ahora mayor, tras creer el propio primer ministro que hab¨ªa superado la crisis la semana pasada. "La presi¨®n aumentar¨¢ debido al discurso del presidente, que enardecer¨¢ a los manifestantes", predice Krisztian Szabados, del centro de an¨¢lisis Political Capital. El jefe del Estado, Laszlo Solyom, un independiente conservador, sorprendi¨® a todos al dar ayer un discurso televisado nada m¨¢s cerrarse las urnas, a las 19.00. Las palabras de Solyom, cuyo cargo es m¨¢s bien formal, y no tiene posibilidad de destituir al primer ministro, fueron muy duras.
Aunque conden¨® los actos violentos, que se saldaron con m¨¢s de 200 heridos y similar cifra de detenidos, el presidente calific¨® la indignaci¨®n ciudadana de "justificada". "Sin embargo, la catarsis y la purga no han tenido lugar", a?adi¨®. Para Solyom, el primer ministro utiliz¨® "medios inaceptables para preservar su poder para empezar a consolidar las finanzas p¨²blicas", aunque apoy¨® las medidas econ¨®micas. El presidente pidi¨® al Parlamento que act¨²e para "restablecer la confianza" en la democracia. "La clave de la soluci¨®n est¨¢ en la mayor¨ªa parlamentaria", dijo, en lo que algunos han entendido como una se?al a la coalici¨®n de Gyurcsany, con 210 esca?os de 386, para que lo aparte del cargo.
Sin embargo, el multimillonario de 45 a?os asegur¨® anoche contar con el respaldo tanto del presidente del partido liberal como de los l¨ªderes socialistas. En una sociedad muy dividida, el carism¨¢tico Gyurcsany -que sustituy¨® en 2004 al primer ministro electo, Peter Medgyessy, forzado a dimitir a mitad de mandato tras una crisis de Gobierno- logr¨® por primera vez en 16 a?os de democracia que un partido en el poder resultara reelegido. Pero cuenta con enemigos dentro de su formaci¨®n, que se oponen a su intenci¨®n de hacerse con la presidencia de los socialistas.
Queda por saber qu¨¦ har¨¢n los manifestantes que las dos ¨²ltimas semanas se han concentrado ante el Parlamento, en Budapest, reclamando su dimisi¨®n y la formaci¨®n de un Gobierno de expertos. La protesta perdi¨® fuelle la semana pasada, tras reunir la anterior a 10.000 asistentes diarios, muchos de ellos ultras de derecha y nacionalistas. Pero anoche, miles de personas volvieron a reunirse, y aclamaron el discurso de Solyom.
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