El notario
Me dice Julia Otero: "Lo m¨¢s alucinante es lo del notario", y me invita a fijarme en un detalle que, entre tanta tonter¨ªa pol¨ªtica, se me hab¨ªa escapado. Tiene toda la raz¨®n: ahora que aplico la lupa, lo del notario es de nota. De master de esos que se hacen en ingl¨¦s, que son los de verdad, especialmente en este pa¨ªs nuestro tan acomplejado. Lo cierto es que el nivel de burradas por metro cuadrado que nos han estallado en los sufridos t¨ªmpanos, estos d¨ªas de promesa electoral, a tanto la pieza, ha sido tan notable, que una inocula una especie de ant¨ªdoto y ya no oye nada. Arriba y abajo, el gran bazar se abre en los tiempos de la caza del voto, y el personal contin¨²a con sus cosas, que ya sabe que la promesa electoral se la lleva el viento. De hecho, los hay que afirman que toda la credibilidad del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, bastante intacta a¨²n, se debe a que un d¨ªa cumpli¨® una promesa electoral y, retornada la tropa del infierno de Irak, los ojos de plato plasmaron la sorpresa general. ?Qui¨¦n cumple una promesa hecha as¨ª, a bocajarro, tan d¨¦bil ella como el pensamiento que la instiga? El pueblo llano acumula experiencia de viejo, y ya no se la dan con queso ni los propios. Debe de ser por eso, porque en los tiempos de las elecciones me transmuto en medio mono de Gibraltar -la boca es lo ¨²nico que no me tapo-, que se me hab¨ªa escapado lo del notario. Autodefensa llamo a esta capacidad m¨ªa de no o¨ªr seg¨²n qu¨¦ frivolidades. Adem¨¢s, hagan ustedes las cuentas. A los pobres candidatos les quedan tres telediarios para triunfar, y tienen que competir con un puente de a¨²pa, un Bar?a-Madrid y dos Bar?a-Chelsea, con lo cual, si no hacen mucho ruido, no consiguen ni el titular de la columna de la izquierda, parte de abajo. Suerte tienen de que la informaci¨®n electoral no se fundamenta en criterios period¨ªsticos, sino en cuotas, exigencias del gui¨®n y otras servidumbres. Porque si fuera por inter¨¦s real, no sal¨ªan ni en la hoja pastoral. He sido candidata y siento una cierta ternura por mis esforzados ex colegas, cuya necesidad de aportar 10 ideas al d¨ªa -cuando su media natural debe de situarse en una idea al a?o- les deja el cuerpo hecho unos zorros. Recuerdo que no s¨¦ en qu¨¦ campa?a me encontr¨¦ con otro candidato en un balneario de esos que te masajean hasta las u?as, y los dos nos miramos como corderos salidos del matadero. ?Qu¨¦ esp¨¦cimen raro, es el candidato! Lo pasean a ritmo de Dragon Khan -y as¨ª queda de mareado-; lo pelotean todos los pelotas de su primer cintur¨®n de acompa?antes, cuya alta misi¨®n en la vida es decirle al candidato que est¨¢ fant¨¢stico.
Lo masacran con encuestas que dan resultados de maravilla y lo bombardean con tanta cantidad de propuestas para ofrecer, que al final se cree el calvo de la Loter¨ªa. Desde luego, para el f¨ªsico, la campa?a es una trituradora, pero la vanidad goza de un servicio completo. Por experiencia propia, lo mejor es tener una madre, una de esas madres matronas que no est¨¢n para tonter¨ªas y que, despu¨¦s de un arduo d¨ªa de campa?a, te llaman a casa y te dicen que has hecho un rid¨ªculo espantoso. Es una dosis de realismo maternal que duele, pero se agradece.
Habl¨¢bamos del notario. Uno de nuestros esforzados candidatos, harto de prometer y prometo que no pactar¨ªa con el PP (que ya sabemos que es como la otra, gozada en la cama del pecado, pero siempre escondida), y de llegar al duro convencimiento de que nadie lo cre¨ªa, ha propuesto firmar bajo notario su promesa electoral. ?Ah!, este s¨ª que es un golpe bajo, de esos que nos dejan el cuerpo bailando un ratito, no s¨¦ si de golosa satisfacci¨®n o de severo desconcierto. Ciertamente, la f¨®rmula es fant¨¢stica, tanto que ya me veo a los notarios contentos de la vida, con las colas de candidatos que ir¨¢n a firmar sus promesas para conseguir un poco de cr¨¦dito. Porque si la moda cuaja, esto va ser una co?a marciana. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de las altas tentaciones del sarcasmo -que motivos nos dan, estos candidatos como ni?os-, y por respeto a Artur Mas, ?qu¨¦ ocurre si lo analizamos en serio? En este caso, el bueno de Artur no queda demasiado bien situado. De entrada, tiene tan baja la autoestima que da por hecho que nadie cree en su palabra, y necesita una r¨²brica legal para quedar legitimado. Adem¨¢s, su propia actitud nos recuerda hasta qu¨¦ punto est¨¢n cuajados en el subconsciente colectivo, los amores entre Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) y el PP, y por mucho que lo nieguen los amantes, los boleros de la pol¨ªtica tienen memoria. Muchos a?os, muchos, de pujolismo sin pelillos a la mar con el PP, hacen su da?o. Tambi¨¦n est¨¢ lo que dicen los propios peperos, que en algunos casos como el de Jaume Matas llegan a predicar su amor por CiU p¨²blicamente. Finalmente, est¨¢ el propio absurdo de tener que ningunear al contrario para poder demostrar la propia bondad, en una extra?a negaci¨®n de la identidad que dice mucho de nuestra mediocridad nacional. Quedar¨ªa para el tintero esa normalidad con la que echamos a la cuneta a uno de los partidos del pa¨ªs, y lo digo desde todas las distancias ideol¨®gicas con el PP, pero no me acaban de gustar estos procesos de criminalizaci¨®n pol¨ªtica. Como sea, lo ¨²ltimo que me quedaba por ver, en esta campa?a de ruidos y sombras, es un candidato que quiere presidir el pa¨ªs, pero cuya palabra es tan fr¨¢gil que necesita notarios para ser cre¨ªda. "Uf", que dijo Quim Monz¨® en su momento estupendo. Aunque hay que decir que lo del debate de Montilla para toda Espa?a tambi¨¦n se las trae de chiste. ?Qu¨¦ habr¨¢n tomado estos chicos, ¨²ltimamente?
Iba a continuar, pero me llegan, casi al un¨ªsono, dos malas noticias, la muerte de Antoni Guti¨¦rrez, el querido Guti, y la muerte de Josep Faul¨ª. As¨ª, como en un soplo, se han ido los dos, y ante la noticia, la vida me pasa por delante como si fuera eso, puro humo. No dir¨¦ lo que me un¨ªa a ellos, poco en cada caso y sin embargo algo denso. La vida en com¨²n, los pueblos, que lo somos cuando tenemos nuestros nombres propios acompa?¨¢ndonos por la vida, cuando hace d¨¦cadas que est¨¢n ah¨ª, en los papeles, en las referencias, en los actos sociales a los que vamos de vez en cuando. Cuando han construido el presente codo a codo, desde un pasado ind¨®mito y malvado. Josep Faul¨ª y sus muchas luchas por Catalu?a. El Guti y sus tantas luchas por la justicia. Los dos, formando parte del nosotros colectivo que nos define y nos explica. Se han ido, como siempre, sin pedir permiso. Y como la vida tiene eso, que cada vez te dispara m¨¢s cerca, una se queda as¨ª, con el cuerpo roto, recordando los momentos, las conversaciones fugaces que ahora toman relieve, las sonrisas, sus sonrisas. ?C¨®mo eran? La memoria, esa hada fr¨¢gil, busca, recupera, encuentra, y por un ratito vuelven a estar aqu¨ª, en este tiempo y en este lugar, compa?eros de vida. Sin embargo..., sin embargo, no es verdad. La muerte tiene eso, que es inapelable.
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