Lenta correcci¨®n del M¨¢s All¨¢
Fue en el verano de 1999 cuando Juan Pablo II tom¨® la decisi¨®n de corregir la doctrina sobre el llamado M¨¢s All¨¢: cielo, infierno, purgatorio, limbo e, incluso, las teor¨ªas sobre Satan¨¢s. El Cielo, dijo el pont¨ªfice polaco, no es "un lugar f¨ªsico entre las nubes". El Infierno tampoco es "un lugar", sino "la situaci¨®n de quien se aparta de Dios". El Purgatorio es un estado provisional de "purificaci¨®n" que nada tiene que ver con ubicaciones terrenales. Y Satan¨¢s "est¨¢ vencido: Jes¨²s nos ha liberado de su temor".
La nueva escatolog¨ªa fue oficiada por el Papa en cuatro catequesis que acapararon sus dos ¨²ltimas audiencias de julio y las dos primeras de agosto. Pero llegaba fuera de tiempo. Hab¨ªa por entonces una larga relaci¨®n de te¨®logos -Hans K¨¹ng y Von Balthasar, entre los principales- que llevaban d¨¦cadas proclamando, tras el Concilio Vaticano II, lo que predicaba Roma aquel verano de 1999.
Para una mirada de lego, la nueva escatolog¨ªa papal pon¨ªa patas arriba la interpretaci¨®n cl¨¢sica de los textos sagrados, aquello que ense?aron a los ni?os espa?oles catecismos tan afamados como los de Astete y Ripalda y, sobre todo, la proclamaci¨®n del imponente Tom¨¢s de Aquino, que entre los placeres esenciales de los que van al Cielo colocaba en lugar preferente, adem¨¢s de la visi¨®n de Dios, el poco cristiano de la contemplaci¨®n de los sufrimientos a que est¨¢n sometidos los arrojados al Infierno.
Si todo es tan evidente, ?por qu¨¦ el Vaticano revisa tan lentamente la doctrina sobre el M¨¢s All¨¢? Lo cierto es que no le queda m¨¢s remedio. Primero, por exigencias de la ciencia: Roma no quiere repetir la amarga historia de Galileo. La segunda raz¨®n se basa en estad¨ªsticas: el 60% de los cat¨®licos cree en Cristo, pero no en el Infierno ni en el Para¨ªso. Y, por ¨²ltimo, el Papa cumple a rega?adientes una obligaci¨®n conciliar: Se trata del aggiornamento (puesta al d¨ªa), la palabra preferida de Juan XXIII y su Vaticano II.
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