Aumenta la demanda de asistencia sanitaria de las prostitutas tras la ordenanza de Barcelona

El n¨²mero de prostitutas que solicitan asistencia sanitaria se ha disparado en los ¨²ltimos meses tras la entrada en funcionamiento de la ordenanza de civismo y convivencia de Barcelona. La mayor presi¨®n policial sobre algunas calles ha precarizado m¨¢s el trabajo de las mujeres, que muchas veces se encuentran obligadas a ceder a las exigencias de los clientes de no utilizar preservativos. Ese es el diagn¨®stico que hacen entidades que trabajan con el colectivo de prostitutas y que se ha comunicado a los responsables municipales en una comisi¨®n creada con la ordenanza.

La presencia de prostitutas en la calle de Sant Ramon, y la ronda de Sant Antoni, de Barcelona, no es tan constante como lo era antes de la entrada en vigor de la ordenanza. Sus idas y venidas -y las de los clientes- dependen de la aparici¨®n de la Guardia Urbana. Por tanto, a ratos hay m¨¢s movimiento o menos.

Una joven con acento eslavo explica que en los ¨²ltimos meses los clientes exigen m¨¢s que no se utilicen preservativos: "Yo me niego, pero algunas acceden. Supongo que seg¨²n les vaya el d¨ªa". O que se vean forzadas a ello, que es lo que ocurre cuando est¨¢n en manos de redes de proxenetas. Diez metros m¨¢s lejos, otra mujer -de origen brasile?o- cuenta una historia parecida: "Yo no accedo, pero conozco a otras que s¨ª". La misma pregunta obtiene parecidas respuestas de m¨¢s mujeres en las esquinas de la ronda de Sant Antoni. Est¨¢ claro que el problema existe, pero siempre les pasa a "otras".

Clarisa Velocci, portavoz del Colectivo Genera, una de las entidades que atienden a las prostitutas, asegura que en los ¨²ltimos meses el n¨²mero de mujeres que recurren a esa asociaci¨®n y a otras solicitando asistencia sanitaria, especialmente ginecol¨®gica, se ha duplicado. "Nosotros ya no podemos derivar a m¨¢s mujeres ni en el mes de octubre ni en noviembre al servicio ginecol¨®gico de las Drassanes", afirma, y a?ade que las prostitutas en situaci¨®n m¨¢s d¨¦bil son las que acceden a no utilizar preservativos ante la inseguridad de que ese d¨ªa puedan tener m¨¢s clientes, lo cual depende de la presi¨®n policial. "Yo intento convencer al cliente, pero si se va...". Ese es, explica Velocci, un relato que se repite en las asociaciones.

Bien por sentir molestias de alg¨²n tipo o por prevenci¨®n si han mantenido pr¨¢cticas de riesgo -sin preservativo-, cada vez son m¨¢s las prostitutas que piden a las entidades Colectivo Genera, ?mbit Dona y El Lloc de la Dona m¨¢s recursos m¨¦dicos.

Comisi¨®n municipal

La petici¨®n de las entidades qued¨® reflejada expresamente hace unos 10 d¨ªas en una comisi¨®n, presidida por Pilar Vallugera, concejal de Derechos Civiles y Mujer del consistorio. Se trata de una comisi¨®n creada despu¨¦s de la entrada en vigor de la ordenanza municipal -que sanciona la prostituci¨®n si se invade el espacio p¨²blico- y que supuso tambi¨¦n la puesta en marcha de una agencia para abordar ese y otros problemas de las trabajadoras sexuales, como el de buscar circuitos, formaci¨®n y recursos para las que quieran dejar la prostituci¨®n. Vallugera reconoci¨® que se ha producido una situaci¨®n de m¨¢s vulnerabilidad en las mujeres y a?adi¨® que se est¨¢ recogiendo toda la informaci¨®n sobre la situaci¨®n para adoptar medidas.

Una de ellas, la de disponer de m¨¢s recursos de atenci¨®n ginecol¨®gica, podr¨ªa pasar por dirigir a las mujeres a otros tres centros, el de la calle de Manso, el de la plaza de Goya y otro en Poble Sec. Pero todo ello todav¨ªa no ha pasado de ser conversaciones entre t¨¦cnicos de salud. "Est¨¢ claro que un solo servicio es insuficiente", reconoci¨® la edil en referencia al Programa de Asistencia a la Salud Sexual y Reproductora (Pasir) de Drassanes. Otra medida que se considera es la de emprender una campa?a preventiva dirigida a los clientes. "Porque son ellos los que no quieren utilizar los preservativos. Las mujeres que ejercen la prostituci¨®n hace tiempo que est¨¢n concienciadas", aclara la edil.

Parecido diagn¨®stico hace Ram¨®n Lamiel, t¨¦cnico municipal y uno de los responsables del progama de atenci¨®n a las prostitutas, quien considera que el ojo del hurac¨¢n est¨¢ en los h¨¢bitos sanitarios de los clientes: "Desde el primer d¨ªa se sabe que el problema est¨¢ en el consumidor y que algunas mujeres acaban aceptando relaciones sin preservativos porque se ven forzadas". Tanto Lamiel como algunas entidades que agrupan a las trabajadoras sexuales coinciden en que quienes se niegan a usar los condones no son los aut¨®ctonos, sino un sector de la inmigraci¨®n que culturalmente lo rechaza. Este t¨¦cnico considera que la creciente demanda de asistencia sanitaria de las prostitutas es l¨®gica porque ahora tienen un lugar determinado donde plantearlo: "Si se crea un circuito de ayuda, se corre la voz".

En cuanto al riesgo sanitario que esas pr¨¢cticas pueden suponer, nadie quiere ser alarmista, aunque fuentes municipales se?alaron que est¨¢n recabando informaci¨®n. Este diario, intent¨®, sin ¨¦xito, conocer la versi¨®n de la responsable del Pasir de Drassanes, que, por ahora, es el que presta asistencia a las prostitutas.

"Lo que ha ocurrido es lo que denunciamos que iba a pasar, que la ordenanza perjudicar¨ªa al eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil", subraya Velocci como representante del colectivo: "Se ha llegado al chantaje de los clientes que bajan las tarifas y se niegan a utilizar el preservativo".