"Am¨¦rica Latina todav¨ªa no acepta el Estado de derecho"
El diagn¨®stico de Fernando Henrique Cardoso (R¨ªo de Janeiro, 1931) sobre Brasil, y sobre Am¨¦rica Latina en su conjunto, es solvente porque lo emite un soci¨®logo y un pol¨ªtico que ha sido gobernante y ha dedicado toda su vida intelectual a procurar la convivencia de desarrollo y democracia. Los golpes militares y las crisis financieras ocurridos en una zona del mundo carente de s¨®lida vertebraci¨®n institucional lo impidieron durante decenios. Invitado por el Banco Privado Portugu¨¦s, Cardoso imparte ma?ana una conferencia en el auditorio IESE Business School de Madrid. El socialdem¨®crata brasile?o, que siempre prescindi¨® del radicalismo en sus an¨¢lisis, fund¨® el Partido de la Socialdemocracia Brasile?o (PSDB), cuyo candidato, Geraldo Alckmin, disputar¨¢ la presidencia de la rep¨²blica al presidente In¨¢cio Lula Da Silva en la segunda vuelta electoral, fijada para el pr¨®ximo d¨ªa 29.
"Lula pod¨ªa haber ganado la reelecci¨®n con relativa facilidad, porque la situaci¨®n econ¨®mica es favorable. Ahora la afronta con apuros"
"Creo que Brasil pierde capacidad de liderazgo. Am¨¦rica Latina tiene hoy un eje en el Pac¨ªfico y otro en el Atl¨¢ntico. Es la primera vez que ocurre"
Pregunta. ?Puede haber sorpresas en esa segunda vuelta?
Respuesta. Todav¨ªa es muy incierta. Pero yo dir¨ªa que, hoy, Lula perder¨ªa.
P. El presidente tiene muy buena imagen entre los sectores progresistas de la sociedad espa?ola.
R. Porque saben menos que nosotros.
P. Usted lo elogi¨® mucho. Ahora lo ataca. ?Es electoralismo o Lula cambi¨® mucho?
R. S¨ª. La verdad es que lo que pas¨® en estos ¨²ltimos dos a?os ha sido una sucesi¨®n de esc¨¢ndalos y una confusi¨®n muy grande entre la esfera p¨²blica y la privada, y se entiende como privada el partido (Partido de los Trabajadores, izquierda, en el Gobierno). No veo que Lula haya tomado el liderazgo del asunto para poner un punto final a todo esto y abrir caminos nuevos, ni un di¨¢logo nuevo. Nada. Se acomod¨® a la situaci¨®n. Una elecci¨®n que pod¨ªa haber ganado con relativa facilidad, porque la situaci¨®n econ¨®mica es favorable, ahora la afronta con apuros.
P. ?Lula era consciente de la corrupci¨®n?
R. No deseo hacer una afirmaci¨®n categ¨®rica porque no lo s¨¦, pero tambi¨¦n ser¨ªa escandaloso que no se hubiera dado cuenta despu¨¦s, y que no actuara en funci¨®n de lo que pas¨®.
P. No parece que los esc¨¢ndalos hayan castigado a la econom¨ªa brasile?a.
R. No, no. La econom¨ªa brasile?a est¨¢ fuerte y la econom¨ªa internacional, tambi¨¦n. A Lula le toc¨® una coyuntura muy favorable durante su mandato. ?l sigui¨® el mismo rumbo que nosotros hab¨ªamos empezado. No hubo ning¨²n cambio significativo en esta materia. Quiz¨¢ hubiera debido cambiar algo, pero no lo hizo. Sin embargo, el viento sopla a favor. El problema no viene por ah¨ª. Lo m¨¢s grave es la utilizaci¨®n del aparato p¨²blico para fines partidistas. Eso es lo grave.
P. ?Est¨¢ muy generalizada esa pr¨¢ctica?
R. Tengo la impresi¨®n de que s¨ª porque implica a mucha gente en diferentes sectores. Todo eso va encadenado, porque se ha descubierto tambi¨¦n que en los municipios controlados por el PT ya hab¨ªa comenzado ese mismo deterioro.
P. Lula dice que Brasil est¨¢ mucho mejor que cuando se lo entreg¨® usted.
R. Ojal¨¢ fuera verdad, aunque en ciertos puntos quiz¨¢ s¨ª porque el tiempo pasa; pero la reforma del Estado, por ejemplo, est¨¢ paralizada. Y tomemos el asunto donde el Gobierno hace m¨¢s hincapi¨¦ para defender su gesti¨®n: las becas para la distribuci¨®n de renta. Empezaron en mi mandato. Aprob¨¦ tipos distintos de becas, pero ¨¦l junt¨® todas en una sola y redujo el control de lo que se hace con esa plata (dinero). Por ejemplo, cuando yo era presidente ten¨ªamos la beca para la escuela. La madre recib¨ªa una plata a condici¨®n de que el hijo asistiera al 85% de las clases. Hab¨ªa otras becas para sacar del trabajo a los ni?os; otra para las mujeres embarazadas..., pero siempre con una contrapartida de promoci¨®n social. No se daba solamente plata. Ahora se ha convertido en un mecanismo de distribuci¨®n de dinero sin un control m¨¢s efectivo, una evaluaci¨®n. Y adem¨¢s se ha hecho una politizaci¨®n del proceso. Pero no hay duda de que con eso ha mejorado la condici¨®n de vida de mucha gente. Yo lo empec¨¦, pero avanzaron. Es verdad.
P. Gane quien gane, Brasil queda pol¨ªticamente dividido. ?Hasta qu¨¦ punto se ver¨¢ afectada la gobernabilidad del pa¨ªs?
R. Habr¨¢ dificultades, pero la divisi¨®n pol¨ªtica no deriva de esta crisis, sino del sistema de votos proporcional para la C¨¢mara de Diputados: la norma electoral de Brasil fragmenta mucho el sistea de partidos. Los partidos tienen poca capacidad de cohesionarse y el presidente tiene que negociar al por menor con los grupos pol¨ªticos. Es un problema estructural. Yo lo ten¨ªa, pero no lo solucion¨¦ como Lula: comprando votos. Trat¨¦ de hacer algunos acuerdos con los partidos grandes. ?l lo hizo con los peque?os en un intercambio de apoyo por recursos pol¨ªticos y financieros. Eso est¨¢ mal.
P. ?Es posible el entendimiento entre su partido y la izquierda?
R. En Chile hubo la concertaci¨®n, que defini¨® una pauta, y ellos siguen esa pauta hace mucho tiempo; ac¨¢ no hubo concertaci¨®n. Hay una pelea b¨¢sicamente entre dos polos: el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Socialdem¨®crata, pero cuando se miden las pol¨ªticas no son distintas. Hay una cierta continuidad, aunque cada uno defienda que hizo m¨¢s que el otro. Desde el punto de vista nacional, eso no tiene sentido. Bien o mal, hay una cierta capacidad de avanzar en Brasil. Yo no soy pesimista en ese aspecto. No habr¨¢ una crisis institucional.
P. ?Y Am¨¦rica Latina? ?Brasil ha perdido capacidad de liderazgo regional?
R. S¨ª. Creo que Brasil perdi¨® la capacidad de liderazgo. Am¨¦rica Latina tiene hoy un eje en el Pac¨ªfico y otro en el Atl¨¢ntico. Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay) m¨¢s Venezuela y Bolivia, por un lado, y Chile, que se ha asomado al mercado andino y a M¨¦xico. Es la primera vez que ocurre una divisi¨®n de esta naturaleza, que tiene un alcance casi ideol¨®gico en conjunto. Brasil, que nunca fue un pa¨ªs arrogante, no pretend¨ªa el liderazgo, pero por su peso y por su sentido com¨²n era capaz, de alguna manera, de equilibrar el continente. Y yo creo que eso lo hemos perdido. El liderazgo de Hugo Ch¨¢vez es ahora visible.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece el presidente venezolano?
R. Es un tipo con una formaci¨®n militar y un inter¨¦s popular. La suma de las dos caracter¨ªsticas es Ch¨¢vez. Tiene adem¨¢s una visi¨®n estrat¨¦gica y militar. Ya tiene los enemigos: Estados Unidos y la globalizaci¨®n. Y como militar es audaz: va a Corea del Norte, va a Libia, va a Ir¨¢n; pero simult¨¢neamente cuenta con esa visi¨®n popular. Y ejecuta una fuerte distribuci¨®n de renta con el petr¨®leo, que paga todo eso.
P. Aunque elegido democr¨¢ticamente, muchos no le reconocen como dem¨®crata.
R. Es militar. Tiene una vocaci¨®n m¨¢s autoritaria, pero la verdad es que no ha sobrepasado el l¨ªmite. Todav¨ªa busca el voto para la legitimaci¨®n. Hay que incidir en ello. Pero aparte de la ret¨®rica sobre Bush u otros asuntos, la historia va a juzgar si fue o no capaz de utilizar los r¨¦ditos del petr¨®leo para cambiar la econom¨ªa y la sociedad venezolana.
P. Un cuarto de siglo despu¨¦s de las dictaduras militares, las sociedades latinoamericanas presentan vicios muy antiguos: la corrupci¨®n, la fragilidad institucional, las carencias en educaci¨®n, en vivienda o en sanidad, el clientelismo, la incompetencia pol¨ªtica...
R. As¨ª es, con la excepci¨®n quiz¨¢ de Chile, Uruguay o incluso Colombia. No hemos dado el gran salto adelante para dejar atr¨¢s esos problemas.
P. ?A qu¨¦ atribuye el enquistamiento de tales lacras?
R. Hay un peso importante del patrimonialismo, que es ib¨¦rico tambi¨¦n: portugu¨¦s y espa?ol. Pero otro factor es que en Am¨¦rica Latina nunca hemos aceptado realmente las econom¨ªas de mercado. Espa?a s¨ª tomo la decisi¨®n de hacerlo realmente, Chile tambi¨¦n; pero en Am¨¦rica Latina hay cierta ambig¨¹edad en la materia y eso abre un espacio al patrimonialismo, al clientelismo. Las reglas son r¨ªgidas, no se acepta el Estado de derecho, ni siquiera la ley. Creo que es la pelea que tenemos que seguir dando. Yo por lo menos la doy todo el tiempo en Brasil.
P. Pero los partidos, que debieran liderar esas transformaciones, no tienen credibilidad social, ni, en muchos casos, voluntad.
R. No cabe duda. Nos falta una organizaci¨®n pol¨ªtica m¨¢s clara, envasada en valores, en principios, con una visi¨®n del mundo.
P. Algunas encuestas alertan sobre el debilitamiento de la democracia en Am¨¦rica Latina, hasta el punto de que un porcentaje de sus habitantes aceptar¨ªa sacrificarla a cambio de prosperidad econ¨®mica.
R. No. No lo creo. Son encuestas que deben ser analizadas en un contexto determinado. La realidad es que tan pronto empieza a disminuir la libertad, la gente reclama la libertad. Dos puntos han quedado solucionados en nuestro continente: la democracia, la libertad de prensa, sindical, de partidos, de religi¨®n. Y el otro es que hemos logrado, bien o mal, organizar nuestras econom¨ªas para la globalizaci¨®n. No todos los pa¨ªses, pero Brasil, Chile, s¨ª; M¨¦xico, s¨ª... Hubo avances. No hay tanto retroceso como la gente piensa.
P. La integraci¨®n latinoamericana apenas avanza, pero ?qu¨¦ futuro tiene el ALCA? (?rea de Libre Comercio de las Am¨¦ricas, promovido por EE UU).
R. Estados Unidos y Brasil tomaron ya la decisi¨®n de no marchar m¨¢s con el ALCA. Cada cual hace los acuerdos que quiera. ?Qu¨¦ hacen los Estados Unidos? Pues acuerdos bilaterales con M¨¦xico, Chile, Per¨² y Centroam¨¦rica, y a¨ªslan el Mercosur. Perdimos las preferencias que ten¨ªamos. Las gana Estados Unidos.
![El ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GX4UAWT5XCBGRLMDLDFKMJ3BZA.jpg?auth=d2c99cb61165ba36678ef123d8542d1253c7073c33ef7dde1c5386f2e4cfe24b&width=414)
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