El Nelson Mandela israel¨ª
?sta es la historia del experto nuclear que traicion¨® a Israel por la paz. El israel¨ª Mordejai Vanunu revel¨® al mundo a trav¨¦s de 'The Sunday Times' el arsenal at¨®mico de su pa¨ªs hace ahora 20 a?os. Hoy, en pleno conflicto por el programa nuclear iran¨ª, Vanunu vive a¨²n vigilado
Verano de 1985 en Dimona, centro israel¨ª de investigaci¨®n at¨®mica. Con sigilo, un t¨¦cnico, con una c¨¢mara introducida a escondidas, saca fotograf¨ªas de las instalaciones. Meses m¨¢s tarde es despedido en un ajuste de plantilla. Mordejai Vanunu, as¨ª se llama el empleado, tiene 31 a?os y es soltero. Con los dos carretes sin revelar se dispone a ver mundo. Un a?o m¨¢s tarde contacta en Australia con un periodista brit¨¢nico y decide contarle lo que sabe. Viaja a Londres para dar su testimonio y entregar las fotos. En la capital brit¨¢nica liga con una atractiva turista estadounidense. Cindy -dice llamarse- le propone una escapada a Roma. Lo que sigue parece sacado de una novela de John Le Carr¨¦: en la Ciudad Eterna le esperan agentes del Mosad conchabados con la Mata-Hari estadounidense para raptarlo, drogarlo y llevarlo a Israel en un carguero. Demasiado tarde: el 5 de octubre de 1986, The Sunday Times publica la primicia mundial: "Revelados los secretos del arsenal nuclear de Israel. El t¨¦cnico at¨®mico Mordejai Vanunu descubre la producci¨®n de armas nucleares".
Veinte a?os han transcurrido desde esta revelaci¨®n que supuso una decisiva vuelta de tuerca en la crisis de Oriente Pr¨®ximo. Este aniversario coincide con el recrudecimiento del conflicto, centrado esta vez en el programa nuclear iran¨ª, y crece la haza?a de Vanunu por la desnuclearizaci¨®n de la regi¨®n, un compromiso en el que no ceja, pese a que puede costarle nuevamente la libertad.
Aquel octubre de 1986 se inici¨® para Israel una situaci¨®n embarazosa, y para el secuestrado, una pesadilla. "Vanunu estuvo tres meses desaparecido sin que Tel Aviv admitiera su detenci¨®n", refiere Eva Su¨¢rez, de Amnist¨ªa Internacional. "Luego fue sometido a un juicio secreto sin garant¨ªas, llegando a asistir a algunas sesiones amordazado". Como le prohib¨ªan hablar con la prensa, se las arregl¨® para informarles de su rapto escribiendo los datos en la palma de su mano, lo que gener¨® un esc¨¢ndalo diplom¨¢tico -a resultas de ello, el Parlamento Europeo conden¨® el trato que le infligieron y calific¨® su secuestro de violaci¨®n flagrante de la soberan¨ªa italiana y el derecho internacional.
Declarado culpable de traici¨®n y espionaje, Vanunu fue condenado a 18 a?os de c¨¢rcel, 11 de los cuales los pas¨® en r¨¦gimen de aislamiento. Excarcelado en 2004, quiso abandonar el pa¨ªs, pero se lo prohibieron. Tambi¨¦n le han vetado los contactos telef¨®nicos o personales con extranjeros.
Israel nunca confirm¨® ni desminti¨® lo publicado en The Sunday Times, donde se le atribu¨ªa la posesi¨®n de unas 100 bombas at¨®micas. "No hacer comentarios" ha sido y sigue siendo su postura respecto de su armamento nuclear. Las pruebas aportadas confirmaron las sospechas creadas por su negativa a firmar el Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear (TNP). Hoy, su arsenal comprender¨ªa unas 400 bombas at¨®micas de una potencia total de 50 megatones (equivalente a 3.850 bombas de las arrojadas en Hiroshima), seg¨²n las estimaciones de la revista especializada Jane's Intelligence Review, lo cual le convierte en la sexta potencia nuclear tras Estados Unidos, Rusia, el Reino Unido, Francia y China.
Vanunu naci¨® en Marruecos, en el seno de una familia jud¨ªa que emigr¨® a Israel cuando ¨¦l ten¨ªa nueve a?os; cumpli¨® tres a?os de servicio militar y simultane¨® la universidad con su trabajo en Dimona, dedicado a la producci¨®n de litio-6 para armas termonucleares. Seg¨²n su testimonio, la invasi¨®n de L¨ªbano en 1982 le cambi¨® la forma de ver el mundo; se volvi¨® contrario a la ocupaci¨®n de Palestina y comenz¨® a incubar la decisi¨®n de alertar al mundo de que en el b¨²nker Machon 2 se produc¨ªa plutonio con fines militares.
Seg¨²n una investigaci¨®n de la BBC, dicho programa fue posible gracias a la tecnolog¨ªa de producci¨®n de plutonio facilitada por Francia y al agua pesada entregada por los brit¨¢nicos en los a?os cincuenta. Expertos americanos sospechan que Tel Aviv ensay¨® sus bombas en el desierto de Sur¨¢frica gracias a los firmes lazos con el r¨¦gimen del apartheid. Estados Unidos, por su parte, ha evitado presionarle para que suscribiera el TNP. Los apoyos internacionales contin¨²an: durante la ¨²ltima guerra de L¨ªbano, el Gobierno alem¨¢n de Angela Merkel acord¨® vender a Israel dos submarinos capaces de lanzar misiles nucleares.
El Estado sionista no tuvo clemencia con quien revel¨® su secreto estrat¨¦gico. "Lo m¨¢s cruel fue el aislamiento dentro de la c¨¢rcel", recuerda el ex t¨¦cnico de Dimona. "Trataron de que me desesperara, que me arrepintiera de lo que hab¨ªa hecho. El primer a?o pusieron c¨¢maras en mi celda. ?Me dejaron la luz encendida tres a?os seguidos! Me golpeaban constantemente, me imped¨ªan dormir. Trataron de someterme. Mi objetivo era sobrevivir. ?Y lo logr¨¦!". Su resistencia impresion¨® a su abogado, Avigdor Feldman, un conocido defensor de los derechos humanos, quien lo defini¨® como "la persona m¨¢s terca, dura y de principios que jam¨¢s conoc¨ª".
Sus penalidades no acabaron al salir de prisi¨®n. En noviembre de 2004 lo arrestaron y le secuestraron su ordenador. Le achacaban haber hecho declaraciones v¨ªa Internet a la BBC, a The Sunday Times y a Skynews. Amnist¨ªa Internacional acus¨® a "Microsoft de haber dado a conocer a las autoridades israel¨ªes informaci¨®n sobre Vanunu que sirvi¨® para procesarlo por mantener contactos con medios de comunicaci¨®n extranjeros". La organizaci¨®n humanitaria insiste en que "Israel est¨¢ obligado por el derecho internacional a no imponerle restricciones arbitrarias, incluido su derecho a viajar, asociarse pac¨ªficamente y expresar sus opiniones". Tales limitaciones le han impedido a EL PA¨ªS obtener su testimonio directo.
"Vanunu se ha vuelto un s¨ªmbolo para los activistas antinucleares de todo el mundo", se?ala Eva Su¨¢rez. Es el "Nelson Mandela de Israel". Y, como al l¨ªder surafricano, a ¨¦l tampoco el confinamiento pudo quebrarlo: al salir de la c¨¢rcel llam¨® a "no aceptar a este Estado jud¨ªo" y mont¨® su p¨¢gina web (www.serve.com/vanunu/), en la que proclama su voluntad de "trabajar por la paz mundial y la abolici¨®n de las armas nucleares, por un Oriente Pr¨®ximo libre de armas at¨®micas".
Hoy, con 52 a?os, ha roto no s¨®lo con el sionismo, sino tambi¨¦n con el juda¨ªsmo. Convertido al cristianismo, vive en Jerusal¨¦n y asegura que su conversi¨®n sent¨® a sus familiares peor que su "traici¨®n". Pese al duro precio que pag¨® por sus ideales, se muestra irreductible: "Hice lo que hice por una convicci¨®n interna profunda, y lo har¨ªa de nuevo. Quer¨ªa impedir que los israel¨ªes usaran bombas at¨®micas, evitar una guerra nuclear en Oriente Pr¨®ximo. Quer¨ªa ayudar a la paz en la regi¨®n".
Ese prop¨®sito ha cobrado m¨¢s actualidad que nunca a ra¨ªz de la pol¨¦mica sobre las ambiciones nucleares de Ir¨¢n. Hace dos a?os, Vanunu propuso a la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) reunida en Viena canjear el desmantelamiento del programa armamentista iran¨ª por el desarme nuclear israel¨ª. Una propuesta rechazada de inmediato por Estados Unidos.
Pero Vanunu no ceja en su empe?o. "Hace cuarenta a?os que los ¨¢rabes ven que Israel tiene bombas at¨®micas y nadie hace nada al respecto", dice, y pone por ejemplo la resoluci¨®n 487, votada en 1981 por el Consejo de Seguridad de la ONU, que insta a Israel a someter sus instalaciones nucleares a los controles del OIEA, disposici¨®n que dicho pa¨ªs viene incumpliendo sin sufrir sanci¨®n alguna. Gracias a ese doble rasero ha podido permanecer en un limbo nuclear, condici¨®n que no le ha impedido denunciar en todos los foros los planes nucleares de sus vecinos ni destruir con un ataque preventivo el reactor iraqu¨ª de Osirak en 1981. "Mientras el mundo siga ignorando las armas at¨®micas de Israel, no podr¨¢ darse el lujo de decir lo m¨¢s m¨ªnimo a Ir¨¢n", a?ade Vanunu.
Dentro de las fronteras del Estado sionista, algunas voces han comenzado a cuestionar el tab¨² at¨®mico; en 1998, el investigador Avner Cohen detall¨® en un libro la historia de la bomba H israel¨ª, a la que calific¨® de "proliferaci¨®n nuclear opaca"; recientemente, un editorial del peri¨®dico liberal Haaretz sostuvo que "la sociedad israel¨ª es suficientemente madura para abrir con el debido cuidado su caja negra nuclear y mirar dentro". Pero la pol¨ªtica de opacidad prevalece. "Los israel¨ªes est¨¢n convencidos de que los ¨¢rabes quieren arrojarlos al mar y, por tanto, resulta vital para ellos disponer de armamento nuclear disuasivo", dice Alberto Piris, experto del Centro de Investigaci¨®n por la Paz (CIP-FUHEM).
Como hace 20 a?os, el caso Vanunu vuelve a poner a prueba el secretismo oficial. El Ministerio de Defensa israel¨ª insiste en que no le dejar¨¢ abandonar el pa¨ªs debido a "un peligro tangible? de que desee divulgar secretos de Estado, secretos que a¨²n no ha divulgado y que no se han publicado previamente". Este argumento lo tacha de "infundado, inmoral e injusto" el columnista de Haaretz Yossi Melman. "Infundado porque Vanunu dej¨® de trabajar en el reactor nuclear de Dimona hace m¨¢s de veinte a?os, y es razonable pensar que el reactor y las pol¨ªticas nucleares de Israel han experimentado cambios tecnol¨®gicos que han hecho obsoletos sus conocimientos, y si no es as¨ª, el hecho de que Israel no est¨¦ trabajando en mejorar su capacidad nuclear no deber¨ªa ser causa de preocupaci¨®n".
Sus declaraciones a la prensa le han valido a Vanunu un proceso que puede depararle otra condena de dos a?os de c¨¢rcel. "Israel est¨¢ creando un nuevo crimen: hablar a los periodistas", advierte Aidan White, secretario general de la International Federation of Journalists. Su causa ha sido asumida por una campa?a internacional que tiene detr¨¢s a la actriz brit¨¢nica Susannah York, el ling¨¹ista Noam Chomsky y 12 premios Nobel (entre ellos, Desmond Tutu, Adolfo P¨¦rez Esquivel, Harold Pinter, Rigoberta Mench¨² y el f¨ªsico Joseph Rotblat). La cient¨ªfica irlandesa Maired Maguire ha viajado a Jerusal¨¦n para arropar a Vanunu en la vista fijada para el pr¨®ximo 30 de octubre.
El apoyo logrado por el "Mandela israel¨ª" se debe en gran parte a que en su defensa se ventilan asuntos con dram¨¢ticas implicaciones para la paz mundial. Cuando ¨¦l hizo sus revelaciones, el espectro de una Tercera Guerra Mundial rondaba a la humanidad; hoy, ese fantasma ha desaparecido del horizonte, pero en su lugar se alza la amenaza de conflictos nucleares localizados, especialmente en una zona donde Israel, India y Pakist¨¢n ya disponen de armas de destrucci¨®n masiva.
Vanunu hace planes para el d¨ªa de su liberaci¨®n definitiva. Sue?a "con trabajar en una universidad y participar activamente en la vida acad¨¦mica". "Me gustar¨ªa", dice, "aportar al campo educativo mis experiencias en Israel y mis posturas sobre la necesidad de abolir las armas nucleares de destrucci¨®n masiva. Desear¨ªa continuar mis estudios sobre conflictos y paz internacional, ense?ar y realizar investigaciones sobre los factores causantes y las razones reales de la guerra en los ¨²ltimos dos siglos".
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina www.serve.com/vanunu/
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